Cuando YoSoyMujer.es me invitó a colaborar con su página estuve dudando qué tema escrito por una matrona podría ser interesante para un amplio espectro de lectoras. Al final me decidí por uno bastante actual y que seguro preocupa a todas las madres, indiferentemente de la edad que tengan sus hijos: la obesidad infantil.
Desde mis consultas , talleres de lactancia y clases de educación maternal me gusta resaltar la importancia de la lactancia materna para criar a bebé sano y feliz. Considero fundamental resaltar la importancia de una correcta y equilibrada alimentación complementaria, iniciándola en el momento adecuado. Pero, sobre todo, me gusta resaltar y reforzar la capacidad que tienen las madres de alimentar, criar y amar a sus bebés sin que nadie ponga en cuestión sus decisiones.
La obesidad infantil
La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI. Está afectando progresivamente a muchos países. La prevalencia ha aumentado a un ritmo alarmante.
Los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta y tienen más probabilidades de padecer, a edades más tempranas, enfermedades como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Pero son en gran medida prevenibles, por lo que desde todos los estamentos nacionales y mundiales se le está dando gran prioridad a la prevención de la misma.
Probablemente os preguntaréis qué tiene que ver una matrona con este tema y la respuesta es muy sencilla. Somos el personal que promociona, enseña y apoya a establecer y mantener en el tiempo el primer alimento que se considera como protector de este riesgo, que no es otro que la leche materna.
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La lactancia materna
La lactancia materna tiene muchos beneficios. Entre otros, reduce la predisposición a enfermedades respiratorias como bronquiolitis y previene las alergias y el síndrome de muerte súbita infantil.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) y Unicef, la leche materna es el mejor alimento infantil que existe, el más equilibrado y contiene todos los nutrientes necesarios para el correcto desarrollo del recién nacido, de modo que satisface todas sus necesidades. También tiene beneficios para su sistema inmunológico y su salud a largo plazo, prolongando la inmunidad durante todo el tiempo que se prolonga la lactancia.
Los cambios de sabor, según la alimentación de la madre, preparan al bebe para aceptar mayor variedad de alimentos, y por el modo en que el bebé succiona del pecho, favorece el correcto desarrollo de la mandíbula.
Y, por supuesto, la lactancia materna previene la obesidad ya que contiene la proporción de nutrientes exacta que el bebé necesita y la cantidad consumida es auto regulada, teniendo mejores probabilidades de aumentar el peso justo y comer únicamente la cantidad necesaria. Este beneficio se prolonga hasta la adolescencia y vida adulta.
Diferentes estudios han podido verificar que los máximos beneficios de la lactancia materna se obtienen cuando la duración de la misma es mayor de 6 meses y se prolonga hasta los dos años y la mayoría resalta la importancia de que, para prevenir la obesidad infantil, la alimentación complementaria se debe introducir pasados los 6 meses de vida.
Antes de los 6 meses, el estómago del bebé no puede digerir otros alimentos apropiadamente. Es importante resaltar que los alimentos sólidos no reemplazan la leche materna. Durante el primer año de vida, la leche materna sigue siendo la fuente principal de nutrientes para el bebé.
Los bebés que engordan más de lo que deberían, como muchos de los que toman leche artificial, por su concentración elevada de proteínas, tienen más riesgo de obesidad en la edad adulta. Al parecer, cuanto más engorde un bebé en la infancia, más células adiposas crea (acumulan grasa), pudiendo llegar a multiplicarse debido a la lactancia artificial. Pasada la infancia, el número de células adiposas se mantienen en la misma cantidad, con lo que, cuantas más células se creen durante la infancia, más facilidad tendrá una persona para engordar en la edad adulta, por ello la importancia de prevenir la obesidad en la infancia. Después de haber explicado todo lo anterior lo normal sería que la gran mayoría de los bebes se alimentasen de leche materna exclusivamente los primeros 6 meses de su vida e ir introduciendo el alimento solido poco a poco y sin prisa.
Es para mí fundamental resaltar que el peso y el tamaño del bebé no son los únicos parámetros de valoración de salud del lactante existen otros, quizás no tan objetivables, como el desarrollo motor y cognitivo y por qué no, la felicidad.
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¿Hasta qué punto que los bebés cumplan unos estándares de crecimiento, no provocan en las mujeres inseguridades y miedos que nos hacen perder la capacidad de discernir y de tomar decisiones de crianza?
La sensación de saciedad aparece cuando el estómago llena las 3⁄4 partes de su capacidad. Si después de ese momento seguimos introduciendo alimento, el estómago responde aumentado el volumen, aumentando con ello la ingesta calórica.
Los bebés mantienen ese reflejo. Un error generalizado es la idea de terminar toda la cantidad. En ese caso siempre aconsejo poner raciones más pequeñas e ir aumentando poco a poco. De esta manera nuestro bebe comerá lo que necesite, manteniendo un crecimiento adecuado y, sobre todo y lo más importante, conseguiremos bebés y mamás felices, fomentando desde su más tierna infancia la más saludable de las dietas.
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