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Cómo influyen las fases de la Luna y el calor en la calidad de tu sueño. Cómo dormir mejor en verano

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Cómo influyen las fases de la Luna y el calor en la calidad de tu sueño. Cómo dormir mejor en verano

El verano es una de las épocas más desafiantes para dormir bien. Las altas temperaturas nocturnas, unidas a los cambios de rutina y, en ocasiones, a la influencia de la Luna, pueden alterar la calidad del descanso.

Mientras que el calor actúa como un factor físico evidente —impide alcanzar fases profundas del sueño y provoca despertares frecuentes—, los ciclos lunares se perciben como un elemento sutil pero influyente en la forma en que nos sentimos y descansamos. En este artículo tratamos un tema que nos preocupa a la mayoría: cómo dormir mejor en verano.

El calor: un enemigo tangible para el descanso

Dormir con temperaturas superiores a los 24 grados dificulta la conciliación del sueño. El cuerpo necesita enfriarse para entrar en las fases más reparadoras, algo complicado en noches tropicales, cada vez más comunes en la Costa del Sol. Mantener la habitación fresca, usar ropa ligera y ducharse con agua templada antes de acostarse son medidas sencillas que ayudan a mitigar este efecto.

 

La fase lunar y la calidad del sueño

Aunque no hay consenso absoluto, varios estudios apuntan a que la luminosidad natural, los ritmos circadianos y factores psicológicos pueden estar detrás de estas variaciones. Más allá de la explicación científica, lo cierto es que miles de personas reportan cambios en su descanso y estado emocional según el ciclo lunar.

Luna Nueva: el inicio y el descanso profundo

Durante la Luna Nueva, la noche es más oscura y muchas personas refieren dormir con mayor facilidad. La ausencia de luz lunar puede favorecer un sueño más profundo. Emocionalmente, es un momento asociado a la introspección y al inicio de nuevos ciclos, lo que puede traducirse en sensación de calma, aunque también en cierto cansancio por la necesidad de “resetear”.

Cuarto Creciente: energía en aumento

A medida que la Luna va creciendo, aumenta la luz nocturna y con ella la sensación de vitalidad. En esta fase es común sentirse más activo, incluso antes de dormir. Para algunas personas, esto se traduce en dificultad para conciliar el sueño. Es una etapa ideal para proyectos y decisiones, pero conviene establecer rutinas que faciliten la desconexión al final del día: cenas ligeras, lectura tranquila o meditación.

Luna Llena: inquietud y sueño ligero

Es la fase más reconocida en relación con el insomnio. La luminosidad natural y el simbolismo cultural de la Luna Llena se asocian con noches de mayor nerviosismo, sueños intensos o despertares frecuentes. Estudios realizados en Suiza y Suecia han mostrado que algunas personas tardan más en conciliar el sueño en esta fase y que el descanso puede ser más superficial. Técnicas de relajación, infusiones suaves o desconexión digital ayudan a mitigar estos efectos.

Cuarto Menguante: tiempo de soltar

Con la Luna en declive, la energía tiende a bajar. Muchas personas sienten la necesidad de descansar más, lo que puede favorecer un sueño reparador si se acompaña con rutinas adecuadas. Es una fase vinculada a la reflexión y a dejar atrás lo que no necesitamos, ideal para prácticas como la escritura nocturna, que ayuda a vaciar la mente antes de dormir.

 

Estrategias combinadas para dormir mejor en verano

Dormir bien es fundamental para el equilibrio físico y emocional. Conocer cómo afectan tanto el calor como las fases lunares permite prepararse mejor y adaptar las rutinas nocturnas para lograr un descanso más reparador incluso en verano.

 

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