Cuando éramos pequeñas todas queríamos ser princesas. Y nos imaginábamos mirándonos a un espejo mágico que siempre nos devolvía una imagen perfecta y hermosa. Pasaron los diez, los veinte, los treinta… y llegaron los temibles cuarenta años. El espejo dejó de mostrarnos un rostro firme, para enseñarnos una cara que desconocíamos: con arruguitas y cierta flacidez. ¿Esa quién es Dios mío? Desde ese momento empezó el «día de la marmota”.
Cuando surge un problema, siempre tenemos varias opciones para resolverlo: o bien quedarte como estás y conformarte con tu aspecto físico o ponerte en manos de un profesional de la medicina estética que devuelva a tu rostro la juventud tan deseada.
Y seguramente os estaréis preguntando si existe una varita mágica que sea capaz de devolver al rostro su lozanía y brillo en unas horas y sin pasar por quirófano.
Yo os diré que sí, que existe.
El tratamiento del que os hablo viene bien en cualquier época del año pero que también puede hacerse en verano: es una combinación de Radiofrecuencia tripolar y Carboxiterapia. De esta manera, conseguimos potenciar el colágeno, levantar el rostro y tensarlo, liberándolo así de arrugas.
Di adiós a tus 40 y dale la bienvenida a tus mejores 30. Disfruta de tu segunda juventud viéndote más joven y radiante en muy poco tiempo.
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