Un equipo de científicos del Departamento de Biología Celular, Genética y Fisiología de la Universidad de Málaga ha dado un paso significativo en la comprensión de los mecanismos responsables del avance del alzhéimer en el cerebro. Esta investigación, liderada por el investigador David Baglietto y desarrollada en el grupo NeuroAD —integrado en IBIMA-Plataforma BIONAND y CIBERNED—, ofrece nuevas pistas sobre por qué esta enfermedad neurodegenerativa sigue siendo tan difícil de tratar.
Uno de los principales hallazgos del estudio es que la progresión del alzhéimer se manifiesta de manera diferente en los modelos animales en comparación con el cerebro humano. A partir de muestras postmortem de pacientes —cedidas por la Universidad de Irvine (California)— y de modelos transgénicos, el equipo ha detectado que las células responden de forma distinta y que las formas del péptido beta-amiloide presentes en cada caso poseen propiedades patogénicas diferentes.
Estas diferencias podrían explicar por qué muchas terapias que muestran eficacia en entornos preclínicos no logran los mismos resultados en humanos. Por ejemplo, los investigadores han observado que los daños sinápticos, la respuesta del sistema inmunitario y la velocidad de propagación varían entre los modelos.
El estudio analiza las diferencias en la progresión de la enfermedad entre humanos y modelos animales, y abre nuevas vías para terapias más eficaces
El papel de los agregados tóxicos en la enfermedad
Uno de los rasgos distintivos del alzhéimer es la acumulación de proteínas mal plegadas que forman agregados tóxicos en el cerebro, conocidos como placas seniles. Estas proteínas alteradas pueden inducir el mismo tipo de plegamiento defectuoso en otras moléculas, extendiendo la enfermedad a otras zonas cerebrales.
El equipo de la UMA ha identificado isoformas específicas del péptido beta-amiloide en cerebros humanos que parecen ser más agresivas a la hora de formar estas placas, en comparación con los modelos animales. Este hallazgo es clave para entender mejor cómo se desarrolla la enfermedad y qué estrategias podrían frenar su avance.
Una investigación con participación internacional
Durante más de cuatro años, este trabajo ha contado con la implicación de un equipo multidisciplinar coordinado desde la Universidad de Málaga. Entre sus integrantes figuran la doctoranda Juana Andreo, la doctora Antonia Gutiérrez, los doctores Cristina Núñez, Laura Trujillo, Juan Antonio García y las investigadoras Miriam Bettinetti y Cynthia Campos. Además, se ha contado con la colaboración de universidades de Estados Unidos (California y Texas), del Instituto de Cristalografía de Catania (Italia) y de la Universidad Bernardo O’Higgins (Chile).
El objetivo de fondo es claro: identificar con precisión los tipos celulares y las isoformas proteicas que actúan como “semillas” de los procesos neurodegenerativos, para convertirlos en futuras dianas terapéuticas. Una meta ambiciosa, pero cada vez más cercana, que permitiría desarrollar tratamientos que no solo alivien los síntomas, sino que modifiquen el curso del alzhéimer.
Próximos pasos
Entre las líneas de trabajo futuras, el equipo plantea la mejora de los modelos experimentales y la incorporación de genes humanos en estudios preclínicos. Estas acciones permitirán reproducir de manera más fiel la progresión de la enfermedad y validar posibles tratamientos con mayor precisión antes de pasar a fases clínicas.