Málaga es una provincia que posee una rica oferta cultural, turística y de ocio. No es necesario que viajes muy lejos para desconectar y disfrutar de pueblos y parajes maravillosos. En esta ocasión nos detendremos en uno de los pueblos con más raigambre morisca de todo el antiguo Reino de Granada: Frigiliana. Limítrofe con Granada, fue protagonista también durante la Rebelión de Las Alpujarras, una de las guerras más cruentas de Europa en el siglo XVI.
Frigiliana es un municipio de unos 3.000 habitantes enclavado en el impresionante Parque Natural de las Sierras de Almijara, Tejeda y Alhama, a poca distancia del Mediterráneo. A 300 metros sobre el nivel del mar, tiene un clima subtropical, el mismo que se respira desde Almería hasta Gibraltar por toda la costa mediterránea del sur de España. Esta envidiable situación biogeográfica, unida al entramado morisco de sus calles, ha hecho que sea elegido como una de “Las 7 Maravillas Rurales de España” en 2016 y que haya entrado en el selecto club de “Los Pueblos más Bonitos de España” desde 2015.
Empezaremos paseando por las calles de este precioso pueblo blanco, que posee uno de los cascos históricos mejor conservados de toda la provincia de Málaga. Por eso no es de extrañar que haya sido declarado Conjunto Histórico Artístico. Pasear por las calles estrechas de Frigiliana es viajar en el tiempo para retroceder siglos atrás hasta su origen morisco. Sus adarves también dan buena cuenta de ello. Muchas casas no tienen acceso directo desde la calle y tienen doble puerta, a la que se llega a través de recodos o pasillos que mueren en un rellano. Las casas del conocido como Barribarto son el mejor ejemplo para que el visitante pueda conocer el pasado musulmán de esta villa, con casas adaptadas al terreno con sus sencillas e impolutas fachadas encaladas, que deslumbran con el brillo del sol.
Paseando por sus calles, descubriremos variados monumentos de diferentes épocas, desde los restos de su Castillo Árabe, que data del siglo XI, hasta El Torreón o los Reales Pósitos del siglo XVIII. También conoceremos pintorescos lugares como la Fuente Vieja, la Casa del Apero, que alberga la Oficina de Turismo, o El Ingenio, única fábrica de miel de caña de toda Europa y antiguo Palacio de los Condes de Frigiliana. Pero por supuesto, también habrá tiempo de visitar templos religiosos como la Ermita del Ecce Homo o la Iglesia de San Antonio de Padua.
Pero por si no fuera poco, Frigiliana ofrece al ingenuo visitante la oportunidad de disfrutar de un Museo Arqueológico y de un Jardín Botánico, con especies autóctonas como el palmito. El museo se encuentra en el edificio de la Casa del Apero y alberga piezas desde el Neolítico hasta nuestra época actual. Más de 100 piezas, todas ellas encontradas en Frigiliana, convierten en imprescindible al que fue durante muchos años el único museo arqueológico de la Axarquía. Podremos descubrir restos de la cultura argárica, fenicios, moriscos y hasta egipcios.
Pero sin duda, lo que hace a un pueblo mantener su identidad son las tradiciones, costumbres y fiestas. Entre sus fiestas comunes a otros sitios está el Carnaval, las Cruces de Mayo o la Semana Santa, pero esta última posee la singular Santa Cena, durante la cual el sacerdote lava los pies a los doce vecinos que representan con hábitos y caretas a los doce apóstoles, tradición que se remonta al siglo XVIII. Pero Frigiliana también posee sus fiestas autóctonas como la Feria de San Antonio en junio, que sustituyó a la Feria de San Sebastián por razones climáticas, ya que esta festividad es en enero. Además, cada año se celebran dos eventos que en los últimos años han congregado a un cuantioso número de personas: el Día de la Miel, en abril, y el Festival de las 3 Culturas, en agosto, que evoca la convivencia y mezcolanza entre musulmanes, cristianos y judíos durante la Edad Media.
No podemos marcharnos de esta sorprendente localidad sin probar su rica, y no menos singular, gastronomía. Hay que reponer fuerzas y no hay nada mejor para ello que degustar los ricos potajes axárquicos de coles o hinojos, las migas acompañadas de pescado fresco del Mediterráneo o el típico choto con salsa de almendras. Todo ello acompañado de sus saludables productos autóctonos como la miel de caña, el aceite de oliva virgen, los moscateles y las verduras frescas. Pero los más golosos también podrán disfrutar de originales dulces como la arropía, las marchochas o las batatas con miel.
Personaje- Hernando El Darra
Durante la Rebelión de Las Alpujarras, originada por una subida de impuestos y una mayor censura a la cultura musulmana por parte de los cristianos, los moriscos se rebelaron a lo largo de todo el Reino de Granada, sobre todo en las zonas más rurales, ya que en los núcleos urbanos había menos y estaban más integrados con los cristianos.
En este contexto, surgieron caudillos moriscos que llamaban a la rebelión, como el frigilianense Hernando El Darra, que ordenó a sus tropas atrincherarse en la zona más alta del pueblo para defenderse arrojando rocas y ruedas de molino.
Finalmente los cristianos lograron doblegar a los moriscos pero El Darra consiguió escapar desde Maro hasta el Magreb, mientras se le ponía un alto precio a su cabeza.
Posteriormente Felipe II restituyó sus posesiones e incluso le recibió en la corte. Entonces, El Darra volvió a su amada Fixinia, nombre árabe de Frigiliana. Actualmente, una calle de la villa lleva su nombre en recuerdo por sus célebres hazañas.
Si aún no conoces Frigiliana, puede ser el momento para hacer una escapada.
Redacción: Fran Gallardo Fotografías: cedidas por Ayuntamiento de Frigiliana