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Menopausia inteligente: wearables, evidencia y límites de la auto-medición en 2025

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Menopausia inteligente: wearables, evidencia y límites de la auto-medición en 2025

Hablar de menopausia en 2025 ya no es lo mismo que hace una década. La conversación, antes relegada al ámbito íntimo, se ha hecho pública gracias al empuje de profesionales sanitarios, colectivos feministas y medios especializados que han reclamado mayor visibilidad. Al mismo tiempo, el mercado tecnológico ha descubierto un nicho con enorme potencial: la llamada femtech, aplicaciones y dispositivos que prometen acompañar a las mujeres en la transición hacia la menopausia. Entre la promesa de medirlo todo y la necesidad real de comprender el propio cuerpo, surge la pregunta clave: ¿qué utilidad tienen estos wearables, qué evidencia los respalda y hasta dónde llegan sus límites?

Consejos generales para afrontar la menopausia y seguir queriéndote a ti mismaUn mercado en expansión

Los relojes inteligentes, pulseras y anillos de monitorización son ya habituales en el día a día. Sus sensores recogen variables como frecuencia cardiaca, temperatura cutánea, saturación de oxígeno, respiración y sueño. Algunos modelos añaden registros de síntomas o estímulos de frío y calor para aliviar sofocos. Marcas como Apple han reforzado el seguimiento del ciclo y los “vitales”, Oura ha lanzado herramientas específicas para perimenopausia y EvieMED ha logrado autorización FDA para su sensor de oxígeno. Aun así, la mayoría de estas funciones siguen clasificadas como “bienestar”, no como dispositivos médicos.

 

Entre la evidencia y el marketing

La promesa de los wearables es atractiva: dar datos objetivos para entender mejor lo que pasa en el cuerpo. Pero la ciencia matiza su alcance.

  • Sueño y descanso. Los dispositivos estiman bien la duración total del sueño y el pulso nocturno, pero fallan en la precisión de las fases. Útiles para ver tendencias, no para diagnósticos.

  • Sofocos y temperatura. Existen algoritmos para detectar sofocos a partir de conductancia cutánea y variaciones cardiacas, aunque su aplicación en productos de consumo aún es experimental. Interpretar la temperatura periférica como “hormonas” requiere cautela.

  • Datos poblacionales. Informes masivos, como el de Oura con miles de usuarias, describen patrones colectivos de perimenopausia. Son útiles para investigación, pero no sirven como herramienta individual.

En paralelo, los tratamientos con evidencia sólida —terapia hormonal o fármacos como fezolinetant— cuentan con aval regulatorio. Aquí los wearables pueden ser un apoyo para seguir la evolución de síntomas, nunca un sustituto de la consulta médica.

Samsung Galaxy Watch, Samsung Galaxy Watch Classic, Samsung Galaxy Watch Active

Test privados: luces y sombras

Cada vez más mujeres recurren a test hormonales o de glucosa ofrecidos por empresas privadas. Sin embargo, las guías clínicas insisten en que el diagnóstico de menopausia en mayores de 45 años se basa en los síntomas, no en una analítica aislada. La variabilidad de las hormonas hace que los resultados puedan ser confusos y, en ocasiones, contraproducentes.

Lo mismo ocurre con los sensores de glucosa en población sin diabetes: pueden ofrecer información interesante, pero la evidencia científica sobre su utilidad real en mujeres sanas sigue siendo limitada.

 

Regulación y privacidad

Uno de los grandes desafíos de la femtech es la línea que separa lo sanitario de lo “wellness”. La mayoría de wearables se venden como productos de bienestar, con escasa supervisión regulatoria. Además, el manejo de datos sensibles plantea interrogantes sobre privacidad y seguridad. Antes de conectar aplicaciones o exportar datos, conviene revisar de forma crítica qué uso se hará de la información.

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Casos prácticos y guía de compra

  • Diario de síntomas. Combinar notas personales con métricas de pulso o temperatura ayuda a ver tendencias, sin pretender diagnósticos.

  • Alivio de sofocos. Dispositivos térmicos de muñeca pueden ser útiles en algunos casos, aunque la evidencia aún es preliminar.

  • Seguimiento de tratamientos. Los wearables sirven como apoyo para observar mejoras en sueño o calidad de vida tras iniciar una terapia.

  • Actividad y hábitos. Contar pasos, minutos de ejercicio o consistencia en los horarios de descanso puede ser más valioso que obsesionarse con cifras técnicas.

En cuanto a la elección de dispositivo: los relojes ofrecen más funciones y aplicaciones, mientras que los anillos resultan más cómodos para la noche y monitorizan mejor la temperatura periférica. Lo esencial es comprobar la transparencia de la marca, los costes de suscripción y el estatus regulatorio de cada función.

Datos sí, con criterio

La tecnología ofrece una oportunidad valiosa para acompañar a las mujeres en la transición a la menopausia. Aporta contexto, visibiliza síntomas y ayuda a establecer conversaciones más informadas con los profesionales de la salud. Pero los datos, por sí solos, no sustituyen la experiencia clínica ni las decisiones compartidas. En esta etapa vital, los wearables son aliados útiles siempre que se usen con criterio: para observar, no para diagnosticar; para apoyar, no para sustituir.

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