¿Alguna vez te has sentido como si estuvieras ebrio sin haber probado una gota de alcohol? Es posible y más común de lo que parece. El responsable directo de esta sensación es el sueño. La privación de este tiene los mismos efectos en el cerebro que el consumo de alcohol en grandes cantidades. Por lo tanto, según confirma un estudio, se puede estar “borracho de sueño”. KUKU
Según las investigaciones de la Universidad de Los Ángeles, la falta de sueño no solo hace que nos dejemos caer en nuestros escritorios con el único afán de dar una cabezada y provoca que nos sintamos malhumorados, sino que también debilita las comunicaciones entre las neuronas del cerebro.
El estudio ha descubierto que privar de sueño al cuerpo también priva a las neuronas de la capacidad de funcionar correctamente. Ese debilitamiento en la red de señales del cerebro puede conducir a lapsos de memoria y problemas de concentración lo que, en cierto modo, es comparable a estar borracho, según los investigadores.
La investigación se centró en doce pacientes que se preparaban para ser operados de epilepsia, lo que significaba que sus cerebros ya habían sido equipados con electrodos para tratar de detectar los lugares de los ataques antes de sus operaciones.
A cada voluntario se le pidió que clasificara una serie de imágenes lo más rápido posible, mientras que los investigadores midieron la rapidez de actuación de las neuronas dentro del cerebro. En total, se registró la actividad de casi 1.500 células cerebrales en los 12 participantes. Se prestó especial atención a las neuronas del lóbulo temporal, donde se gestionan la percepción y la memoria visuales.
A medida que los individuos estaban más cansados, la actividad de las neuronas se ralentizaba y perdía fuerza
El estudio encontró que, a medida que los individuos estaban más cansados, la actividad de las neuronas se ralentizaba y perdía fuerza. La privación de sueño amortiguaba la actividad de las células cerebrales. A diferencia de la reacción rápida habitual, las neuronas respondieron lentamente y sus transmisiones se prolongaron más de lo habitual.
Los investigadores también notaron que el sueño perturbaba partes del cerebro, casi como si ciertas áreas se adormecían, y causaban lapsos mentales de concentración, mientras que otras secciones del cerebro seguían funcionando normalmente.
El equipo internacional que está detrás del estudio ha pretendido abordar el problema de la privación del sueño con el fin de que esta problemática se tome más en serio, tanto por el daño que puede hacer a nuestros propios cuerpos como por los riesgos que podríamos estar tomando cuando nos ponemos al volante o hacemos nuestro trabajo diario.
La falta de sueño estaba interfiriendo con la capacidad de las neuronas para traducir lo que el sujeto veía
Los escaneos sugirieron que la falta de sueño estaba interfiriendo con la capacidad de las neuronas para traducir lo que el sujeto veía en pensamientos coherentes, de la misma manera que un conductor cansado tarda más en reaccionar ante un peatón que sale a la carretera.
Los investigadores dicen que, en cierto modo, los parámetros que se han revelado tras la investigación sobre el cansancio son los mismos que cuando se va borracho al volante, ya que la memoria y la toma de decisiones se ven afectadas, por lo que quizás necesitemos las mismas reglas para los conductores cansados que para los borrachos. Aunque para esto primero no se realicen controles de carretera.
Cualquiera que haya pasado la noche en vela sabe cómo la necesidad de dormir puede dificultar la concentración y provocar una especie de niebla cerebral. Según confirma este estudio, esto se debe a que las neuronas se ralentizan tanto como cuando el alcohol actúa en el organismo.