En la tradición budista se utiliza la expresión “mente de mono” para describir ese estado en el que los pensamientos saltan de un lado a otro sin control. Es una sensación de agitación interna que muchas personas reconocen: preocupaciones constantes, listas interminables de tareas, recuerdos que aparecen de repente o anticipaciones ansiosas del futuro.
Este patrón mental, que hoy la psicología relaciona con la rumiación y la ansiedad, puede desconectarnos de la realidad presente y desgastarnos emocionalmente. En un contexto de alta exigencia laboral y social, aprender a regular la mente resulta más importante que nunca.
Qué es el grounding
El término grounding, traducido habitualmente como “enraizamiento” o “técnicas de conexión a tierra”, alude a un conjunto de ejercicios que ayudan a volver al momento presente y al cuerpo físico cuando la mente se pierde en la agitación. Se utilizan tanto en la práctica clínica —por ejemplo, en terapias para la ansiedad o el trauma— como en disciplinas de bienestar y meditación.
Su objetivo principal es romper el ciclo de pensamientos obsesivos y devolver la atención a lo tangible: la respiración, el cuerpo, los sentidos o el entorno inmediato.
Técnicas prácticas de grounding
Aunque existen múltiples métodos, la mayoría comparten un principio: reconectar con lo que es real aquí y ahora. Algunas prácticas accesibles son:
1. Técnica 5-4-3-2-1
Consiste en observar y nombrar:
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5 cosas que ves,
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4 cosas que puedes tocar,
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3 sonidos que escuchas,
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2 olores que percibes,
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1 sabor presente en tu boca.
Este ejercicio activa los sentidos y reduce el exceso de pensamientos.
2. Respiración consciente
Dedicar unos minutos a inhalar y exhalar de manera lenta y profunda, prestando atención a la expansión del abdomen o al aire que entra y sale, favorece la calma del sistema nervioso.
3. Contacto con la naturaleza
Caminar descalzo sobre la hierba, tocar la corteza de un árbol o simplemente observar el movimiento del agua son formas sencillas de recuperar la sensación de enraizamiento.
4. Movimiento físico
Estiramientos suaves, yoga o incluso una caminata breve ayudan a reconducir la energía que se concentra en la mente hacia el cuerpo.
5. Afirmaciones de realidad
Frases simples como “Estoy aquí”, “Estoy a salvo” o “Puedo manejar este momento” sirven para reforzar la conexión con el presente, especialmente en episodios de ansiedad.
Grounding: Por qué funciona
El grounding interrumpe el circuito de la “mente de mono” porque desplaza la atención de lo abstracto a lo concreto. Desde la perspectiva neurocientífica, estos ejercicios activan áreas cerebrales vinculadas a la regulación emocional y reducen la hiperactividad de la amígdala, responsable de la respuesta de alerta.
Un recurso para la vida diaria
No se trata de eliminar los pensamientos, sino de aprender a relacionarse con ellos de otra manera. El grounding ofrece un recurso inmediato para volver al presente, incluso en medio de una jornada laboral intensa o en un momento de preocupación personal.
Practicar estas técnicas con regularidad no solo ayuda a calmar la mente, sino que también fortalece la resiliencia emocional y la capacidad de vivir con mayor atención y serenidad.