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«Las rupturas ya no solo se viven, se postean en instagram». Las fases del duelo en redes sociales. Por Juande Serrano

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«Las rupturas ya no solo se viven, se postean en instagram». Las fases del duelo en redes sociales. Por Juande Serrano

Las rupturas ya no solo se viven, se postean en Instagram. En este artículo acepto el reto que lanzan Ana Porras y Achi Castillo en su entrevista. Escribir como se transmiten las rupturas sentimentales y las fases del duelo en las redes sociales. Me vais a permitir que aúne a partes iguales humor y psicoterapia.

Una ruptura amorosa puede sentirse como una catástrofe emocional, un renacimiento o ambas cosas a la vez. Pero en la era digital, ya no solo se vive en privado: también se postea. Las redes sociales se han convertido en el nuevo espejo del corazón roto. ¿Qué nos dicen nuestras publicaciones durante una ruptura sobre lo que realmente estamos sintiendo? ¿Podemos ver en Instagram el duelo que alguien no sabe verbalizar?

En cualquier caso, es un recorrido de sanación narrado desde su reflejo digital compartido sutilmente o francamente que nos ayuda a adivinar las fases de la ruptura sentimental. Spoiler: si en tu perfil solo hay frases de Paulo Coelho y selfies en el gym… puede que todavía estés en plena batalla emocional.

 Antes, cuando te dejaban, llorabas con amigas, escribías poemas en servilletas de bar y escuchabas la misma canción de Amaral en bucle. Hoy, haces todo eso… pero con stories. El corazón roto moderno tiene nombre de usuario, seguidores y una galería perfectamente curada de fotos con frases tipo «Lo mejor está por venir» mientras por dentro gritas: vuelve, por favor.

Las rupturas ya no solo se viven, se postean. Se narran en tiempo real con filtros, canciones, hashtags y emojis. Y lo curioso (y aquí viene la parte psicoterapéutica) es que hay un patrón. Así como Freud estudiaba los sueños, nosotros podemos analizar tu feed de Instagram y saber exactamente en qué etapa de tu ruptura estás. Porque sí: las redes sociales son el nuevo diván.

Prepárate para reír, identificarte y, tal vez, sanar un poco.

Fase 1: El silencio radiactivo (o la Negación elegante)

Todo está bien. Todo está tranquilito. Todo está… sospechosamente callado. Si alguien entra a tu perfil, pensaría que estás meditando en el Himalaya o que se te rompió el teléfono.

 Señales claras: Cero publicaciones nuevas. Historias minimalistas: una taza de café, lluvia en la ventana, una nube. Reposts de frases neutras tipo «respira, todo pasa».

 Traducción emocional: Estás en shock. No quieres que nadie sepa lo que pasó (ni tú misma/o lo sabes bien). «Solo es una crisis», dices. «Seguro me escribe mañana». Qué pasa por dentro: “Esto no puede estar pasando”, “Seguro me escribe mañana”, repites. “Solo necesita espacio”. La persona aún no asume el fin real de la relación. Internamente, hay confusión, incredulidad y una búsqueda desesperada de lógica.

Internamente estás releyendo los últimos mensajes buscando señales. Spoiler: sí, era una ruptura.

 Consejo terapéutico: En esta fase el sistema nervioso sigue intentando protegerte del impacto emocional, como si te pusieras una venda ante la herida abierta. El silencio en redes es reflejo de esa negación interna. Pero ojo, lo que no se dice, se acumula. El silencio no es malo, pero no te escondas en él. Habla con alguien que no sea ChatGPT.

 

Fase 2: La venganza con filtro Valencia (o la Ira con WiFi)

Empieza el festival de indirectas. Ya no eres una víctima del desamor: eres un fénix renaciendo, una loba, un samurái emocional. Pero con memes. Frases como: «No me subestimes, aprendí a brillar en la oscuridad.» Historias con reguetón vengativo o baladas poderosas. Memes pasivo-agresivos.

Tu feed grita: «El karma nunca se equivoca.» «Con los años aprendí a irme sin avisar.» Canciones de Shakira, Residente o Taylor Swift en modo «quemarlo todo».

 Traducción emocional: Te duele. Mucho. Pero en vez de llorar, gritas. Y lo haces con un fondo de Bad Bunny y ojos delineados. Hay rabia por la pérdida, pero se proyecta en forma de reproche. La persona se siente traicionada, abandonada o decepcionada. Aparece el deseo de “que vea lo que perdió”. Buscas validación, aplausos, que tu ex vea qué bien te va. Fotos con amigos con un mojito en la mano con una sonrisa espléndida, cuando acabas de consultar tu móvil, otra vez, por si te ha escrito. Selfie poniendo moriitos en el espejo del gym. Pero por dentro, sigues queriendo respuestas. O que te devuelva el cargador que se quedó.

 Consejo terapéutico: La rabia es una emoción secundaria que tapa al dolor. Usarla para empoderarse tiene sentido, pero si solo se expresa hacia afuera y no se elabora hacia adentro, se convierte en resentimiento. Las redes en esta etapa suelen ser un campo de batalla de validación: “mírame, sigo de pie… pero sangrando por dentro”. Expresar está bien. Pero ojo con convertir tu perfil en una guerra fría digital. Pregúntate: ¿publicas para ti o para que lo vea él/ella?

Pregúntate: ¿publicas para ti o para que lo vea él/ella?

 

Fase 3: La nostalgia poética (o la Negociación con filtro sepia)

La tormenta baja. Aparece la melancolía. Empiezas a recordar lo bueno. Relees chats, ves fotos, hasta te parece graciosa esa vez que se olvidó tu cumpleaños (no, no lo era).

 Tu feed dice: «A veces hay que soltar, aunque duela.» «Gracias por todo lo vivido.» Fotos antiguas compartidas con mensajes tipo “Qué rápido pasa el tiempo”. Likes o comentarios en fotos de tu ex. Reflexiones largas sobre “lo que aprendí”. Historias con canciones de Sabina, Drexler o Coldplay.

 Traducción emocional: Hay una especie de ensayo emocional: “¿Y si volvemos?”, “¿Y si por lo menos hablamos?”. El cerebro empieza a buscar treguas internas. Se idealizan momentos felices, se minimizan los conflictos. Hay una lucha entre idealizar el pasado y entender que no funcionó. Estás en el clásico «y si…». Tu dedo flota sobre el botón de «escribirle». Incluso consideras la posibilidad de ser «amigos». No lo hagas. No estás preparada/o.

 Consejo terapéutico: Idealizar es natural. Pero no confundas recuerdos con realidades. Recuerda también por qué terminó. Porque es el intento inconsciente de recuperar el control sobre algo que se perdió. A veces, incluso se tiende un puente digital para ver si el otro cruza. Desde la terapia, este es un momento clave para revisar qué parte de ti está buscando cerrar ciclos y qué parte aún necesita entender el vínculo.

Fase 4: El silencio existencial (o la Depresión con estética dark)

 Ya no hay rabia. Nada en días o semanas. Solo cansancio. Te cuesta salir de la cama. Tu perfil es un desierto o una novela existencialista.

Posts (cuando hay): «Hoy también cuenta si solo respiraste.» «Y en medio del ruido, el vacío.» Autorretratos tristes, mirando al vacío, en blanco y negro. Textos oscuros, filosóficos o introspectivos.

Traducción emocional: Ahora sí, tocaste fondo. Y eso es bueno (aunque no lo parezca). Se asume la pérdida. Aparece el vacío, la tristeza profunda. Se cuestiona el sentido, el valor personal, las decisiones tomadas. A veces hay retraimiento social (online y offline). Estás procesando el duelo real. La tristeza es una señal de que estás aceptando. Duele porque estás soltando de verdad.

Consejo terapéutico: No estás rota. Estás sintiendo. Busca espacios de contención: amistades, terapia, naturaleza. Y si puedes, desconéctate un poco. Aquí comienza el verdadero duelo. El dolor es inevitable y necesario. Aunque pueda parecer regresión, es el punto donde empieza la aceptación. Las redes pueden ser un refugio, pero también un recordatorio constante. A veces es mejor desconectarse para reconectarse.

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Fase 5: El renacer (o la Aceptación en tecnicolor)

Volviste. Pero no eres la misma persona. Tu feed está lleno de luz, risas, planes nuevos. Ya no publicas para demostrar nada. Ni siquiera estás pensando en que tu ex vea algo. Estás viviendo. Cambios de look, viajes, proyectos. Reflexiones auténticas sin resentimiento. Nuevas personas o actividades.

 Tu perfil ahora tiene: Viajes, libros, nuevas aficiones. Frases sin drama: «Hoy me elijo.» Sonrisas genuinas. Y filtros que no esconden, sino iluminan.

 Traducción emocional: La herida cicatrizó. Ya no hay rencor. Quizás incluso puedes desearle bien a esa persona (o al menos no bloquearla por quinta vez). Se acepta lo vivido sin necesidad de justificarlo ni atacarlo. Se recupera la autonomía emocional, se mira el futuro con otra luz. El recuerdo ya no duele, ahora enseña. Te sientes contigo. Y eso se nota.

 Consejo terapéutico: Este es el punto donde ya no se publica “para alguien” sino “desde uno mismo”. Las redes reflejan un nuevo ciclo, donde no hace falta demostrar nada. Se empieza a construir desde el deseo y no desde la carencia. Si estás aquí, celébralo: no has pasado página, has reescrito el libro. Sigue construyendo desde el deseo, no desde la carencia. Ya no necesitas likes para saber que estás bien.

Epílogo: Recaídas, loops y otras verdades del amor digital

 Bienvenida al loop emocional 2.0. Las fases no son lineales, ni rígidas. Puedes estar un día en aceptación y al otro, volver a stalkear al ex a las 3 am.

No hay un algoritmo que prediga cómo sanar el corazón, pero sí puedes observar tus propios patrones en lo que publicas.

¿Y si un día vuelves a la fase 2? ¿O te sorprendes llorando con una historia antigua? Tranquila: el duelo no es lineal. Es como una playlist en modo aleatorio. Puedes estar en aceptación y de pronto… pum, ves una foto y caes en nostalgia. La clave está en observarte. No tanto en dejar de sentir, sino en saber qué hacer con eso que sientes. Las redes son una herramienta: pueden ser un refugio o una trampa.

Las redes sociales no mienten, pero sí editan. Si aprendes a leer entre líneas lo que compartes, puedes entender mejor cómo estás. Cada estado emocional se proyecta hacia fuera, pero el verdadero trabajo ocurre hacia adentro.

Conclusión: De la pantalla al alma (y de vuelta)

 Tus publicaciones hablan de ti. A veces más que tus palabras. Las redes sociales son hoy una extensión de nuestro yo emocional. En una ruptura, se convierten en diarios públicos, escenarios de duelo y reinvención, y a veces trampolines de autoengaño. No hay una forma “correcta” de postear, pero sí hay formas más conscientes. No se trata de dejar de compartir, sino de hacerlo con conciencia. ¿Desde dónde posteas? ¿Desde el dolor, la rabia, la esperanza o la paz?

Tus publicaciones hablan de ti. A veces más que tus palabras.

Tips psicoterapéuticos para sanar digitalmente tras una ruptura:

  • Si logras mirarte con humor, compasión y un poco de terapia, te aseguro algo: incluso tu feed puede convertirse en parte de tu proceso de sanación.
  • Usa las redes para inspirarte, no para justificarte.
  • Escríbete un mensaje privado como si lo fueras a postear. Luego léelo, pero no lo subas. Obsérvate.
  • Si te abruma el ruido digital, haz un detox emocional: redes fuera por unos días.
  • Cada fase de duelo amoroso tiene su reflejo en redes sociales.
  • Las publicaciones que hacemos son pistas valiosas del estado emocional en que nos encontramos.
  • No hay fases rígidas ni caminos idénticos; lo importante es observarte con honestidad.
  • Usar las redes de forma consciente puede ayudarte a procesar mejor la ruptura.
  • El crecimiento real se nota cuando ya no necesitas mostrar que has crecido.
  • No te compares con la “nueva pareja” del ex en redes: recuerda que todos subimos lo que queremos mostrar.
  • A veces, silenciar al ex no es inmadurez, es autocuidado. A veces, escribir una indirecta es lo más valiente que puedes hacer. Y otras veces, lo mejor que puedes publicar es nada… y simplemente vivir tu proceso sin filtro. Silencia, elimina o deja de seguir si eso preserva tu paz.
  • Y recuerda: no importa cuánto duela ahora, un día mirarás atrás y dirás:«gracias por esa versión rota de mí, porque sin ella no habría nacido esta nueva».

Postdata: Si te identificaste, guarda este artículo. Si te reíste, compártelo. Y si lloraste, llama a una amiga. O a tu terapeuta. Y si aún estás en fase 2… ¡no lo etiquetes, por favor!

Y ahora que has recorrido conmigo las fases del duelo sentimental versión Instagram, quizá te estés preguntando: “¿Y yo en cuál estoy?”. Pues tenemos la respuesta. Hemos preparado un test para ayudarte a descubrir en qué punto emocional te encuentras según lo que compartes en redes. No es ciencia exacta, pero sí una buena brújula emocional (y un espejo con algo de ironía).
👉 Haz aquí el test y averigua tu fase del duelo amoroso

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