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Neville Goddard: el pensador que pudo inspirar El Secreto

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Neville Goddard: el pensador que pudo inspirar El Secreto

Antes de que El Secreto revolucionara el mercado editorial con su promesa de que los pensamientos crean la realidad, ya existía una figura que predicaba esta misma idea con una profundidad filosófica y espiritual que sigue inspirando a miles de personas: Neville Goddard. Aunque su nombre no resuena tanto como el de otros autores de desarrollo personal, su legado ha influido poderosamente en corrientes como la Ley de Atracción, la visualización creativa y el poder del pensamiento consciente.

¿Quién fue Neville Goddard?

Nacido en Barbados en 1905 y fallecido en 1972, Neville Goddard fue un escritor y conferencista que dedicó su vida a explorar el vínculo entre imaginación, consciencia y creación de la realidad. Vivió en Nueva York y en Los Ángeles, y aunque nunca alcanzó fama masiva, su obra ha experimentado un renacimiento gracias a la era digital, donde sus libros y grabaciones circulan con fuerza renovada.

A diferencia de otros autores de su época, Goddard no basaba su discurso en teorías psicológicas o metafísicas tradicionales. Su propuesta era audaz: afirmaba que la imaginación humana es Dios, y que cada persona puede moldear su vida si aprende a asumir el sentimiento del deseo cumplido.

 

Las claves de su pensamiento

El núcleo del pensamiento de Neville Goddard se resume en una premisa sencilla pero poderosa: “Lo que sientes como verdadero en tu interior, se manifiesta en tu experiencia externa”. Para Goddard, no basta con pensar en positivo; lo esencial es sentir que lo deseado ya es real. Este acto de “asunción” mental —lo que él llamaba “assumption”— es lo que activa el proceso creativo de la consciencia.

Entre sus conceptos clave destacan:

  • Asume el estado del deseo cumplido: si deseas una vida distinta, debes sentir y actuar como si ya la vivieras.

  • Imaginación controlada: imaginar vívidamente una escena en la que tu deseo ya se ha cumplido, justo antes de dormir, es uno de los ejercicios más eficaces que proponía.

  • Consciencia como única realidad: para Goddard, todo lo que existe es una proyección de nuestro estado de consciencia. Cambiando la percepción interna, la realidad externa inevitablemente se transforma.

¿Cómo se alcanza ese estado del deseo cumplido?

Goddard no hablaba de repetir afirmaciones vacías. Su método consiste en inducir un estado de relajación profunda, idealmente antes de dormir, y desde ahí visualizar una escena breve que represente lo que se desea como si ya hubiera ocurrido. Por ejemplo, si alguien desea una reconciliación, puede imaginarse abrazando a esa persona, escuchando las palabras “qué alegría volver a vernos”, sintiendo la emoción del reencuentro. La clave no está en la lógica, sino en el sentimiento auténtico.

 

¿Cómo educar la imaginación?

En su enfoque, la imaginación no es un recurso infantil, sino una facultad creativa que necesita ser entrenada. Goddard recomendaba ensayar mentalmente escenas deseadas con detalles sensoriales: ver, oír, tocar, incluso oler. Educar la imaginación implica dejar de usarla para recrear temores o repasar lo que no salió bien, y comenzar a utilizarla de forma constructiva y deliberada. Como cualquier músculo, cuanto más se practica, más poderosa se vuelve.

Un puente con la neurociencia actual

Lo que en tiempos de Goddard podía parecer místico, hoy empieza a encontrar respaldo en la neurociencia. Diversos estudios han demostrado que el cerebro no distingue fácilmente entre una experiencia real y una vívidamente imaginada. La visualización activa las mismas redes neuronales que la acción. Esto significa que “ensayar” el futuro con una carga emocional positiva no solo cambia nuestro estado interno, sino que modifica nuestra predisposición, hábitos y toma de decisiones, influyendo indirectamente en el entorno.

No se trata solo de cosas materiales

Uno de los malentendidos más comunes sobre este enfoque es pensar que está centrado en atraer dinero, casas o coches. Pero Goddard insistía en que lo más transformador es asumir estados internos: serenidad, seguridad, propósito, gratitud. Puedes usar este método para “ser” alguien más valiente, amoroso o creativo, no solo para tener. En ese sentido, su enseñanza conecta con una búsqueda espiritual más profunda: la de descubrir quiénes somos cuando dejamos de vivir desde el miedo.

¿Fue Neville Goddard la inspiración oculta de El Secreto?

El Secreto, publicado en 2006 por Rhonda Byrne, popularizó el concepto de que el universo responde a nuestros pensamientos y emociones. Aunque no lo cita directamente, el libro se apoya en una visión muy similar a la de Goddard. Algunos de los “maestros” que aparecen en El Secreto reconocen abiertamente la influencia del autor barbadense.

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La diferencia principal entre ambos enfoques radica en la profundidad. Mientras El Secreto ofrece una versión más accesible y comercial de la Ley de Atracción, Neville Goddard profundiza en su dimensión espiritual. Para él, no se trataba solo de atraer bienes materiales, sino de transformar la consciencia y entender que somos co-creadores de nuestra realidad.

 

Una filosofía vigente en tiempos de cambio

Hoy, más de medio siglo después de sus conferencias, los escritos de Goddard siguen atrayendo a buscadores espirituales, emprendedores y personas en proceso de transformación personal. En tiempos de incertidumbre, su propuesta invita a mirar hacia dentro y a cultivar una visión de uno mismo más libre, poderosa y alineada con los deseos más auténticos.

La pregunta que lanza su legado no es tanto “¿qué quiero conseguir?”, sino: ¿Quién estoy dispuesto a ser?

Esta no es una pregunta retórica. Es una invitación a tomar las riendas del propio estado interior. Porque ser alguien dispuesto a vivir con amor, confianza o plenitud implica más que desearlo: implica asumir esa identidad antes de que el mundo externo lo confirme. Es dar un paso sin garantías, pero con una fe profunda en que nuestro mundo cambia cuando cambia quien lo observa.

Ser “ese alguien” requiere una decisión cotidiana: elegir pensamientos que nos alineen con lo que queremos experimentar, entrenar la imaginación para servir a nuestras aspiraciones y, sobre todo, actuar desde la identidad del futuro que deseamos habitar. En este sentido, el trabajo de Neville Goddard no es una receta mágica, sino una práctica de consciencia.

Y tú, ¿quién estás dispuesto a ser a partir de hoy?

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