El psicólogo Manuel Hernández y su ponencia “Sanando apegos familiares” cerraba el ciclo de Cenas con Chispitas en restaurante Beluga, en la plaza de las Flores. El tema suponía una reflexión tanto desde el punto de vista de ser hijos, como de ser padres. Lo que nos han dicho, cómo nos han educado, las creencias que nos han transmitido han influido en nuestra forma de ser y de hacer, en nuestra manera de relacionarnos con los demás y posiblemente en la mayoría de decisiones importantes que hemos tomado.
16 de mayo de 2018. Cenas con Chispitas.
Lugar: Restaurante Beluga Málaga
Ponente: Manuel Hernández
El tema: “Sanando Apegos familiares”.
Remover en el pasado, ver dónde estamos en el presente y cuáles son las decisiones que nos han conducido al momento en el que estamos, a ser las personas que somos y en la que nos hemos convertido, no es un trabajo sencillo si profundizamos en nuestro interior. Y posiblemente tendremos que volver al niño que fuimos y del que queda más de lo que pensamos en nosotros.
De todo esto y de mucho más hablaríamos esa noche. Para ello el reservado de Beluga nos recibió, una vez más, con la decoración floral de Virginia Florista.
En esta ocasión eligió un centro de flores orgánico realizado en diferentes recipientes. Volvió a conseguir el efecto que quería uniendo la mezcla de flores con la calidez de la velas. Rosa de jardín hidrangea blanca (Hortensia blanca ) Dalias y Rosa Sweet mundial con un toque de Panicum y tulipán blanco era la combinación que aportaba armonía al espacio. Ese centro de mesa fue testigo de algunas confidencias y de mucha complicidad esa noche.
Los invitados
Fue una noche especial por muchos motivos, y uno de los más importantes es que destacó la fuerte cohesión que se produjo entre el grupo. Manuel se expresó de forma que todos pudiésemos entenderlo, incluso cuando hablaba de cosas más científicas relacionadas con el cerebro. Respondió a todas y cada una de las dudas que se plantearon, unas más generales y otras más personales. No daba la sensación de que fuese una cena en la que participaban personas desconocidas en la mayoría de los casos entre sí.
Lina y Fran Cruz son hermanos. Que viniese Fran fue toda una sorpresa, le conozco de hace años cuando él llevaba el marketing de la empresa familiar. Actualmente tiene su propio estudio de diseño y se está formando como terapeuta Gestalt.
Lina es coach personal y terapeuta Gestalt. Conocía por referencias el trabajo de Manuel Hernández y quiso conocerlo personalmente y aprender lo que tuviese que contarnos sobre el tema.
Estefanía Revuelta también es coach y terapeuta Gestalt. Recientemente Manuel dio un curso en la escuela en la que se han formado, pero ellos no habían podido asistir. Aquella noche los tres pudieron intercambiar ideas y opiniones con él.
Aquella noche nos acompañaron Miguel Guerrero y María José Rodríguez son propietarios de la consultora inmobiliaria Allee de Benalmádena. Miguel viene del mundo de la publicidad y la fotografía. Durante la etapa en la que tuve la revista en papel nos hicimos muchos kilómetros y muchos eventos juntos, ya que colaboraba con sus fotografías en el proyecto. Actualmente está centrado en la inmobiliaria ya que son además comercializadores de una promoción de lujo, BigBlue Villas. María José es una gran comercial, es de esas personas que es capaz de venderle hielo a un esquimal. Juntos forman un gran equipo.
Miguel Guerrero y María José Rodríguez
Manuel Navarro es arquitecto, habitual a nuestras cenas y desde hace poco también es actor. Nos contó que era algo que quería hacer desde siempre, nos contó y ahora ha tenido su oportunidad. Desde el 20 de junio al 1 de julio estará en el Teatro Echegaray con la obra “Bailando con locos”. Se mostró entusiasmado con esta nueva faceta.
Encarna Cano se dedica actualmente al mundo de la sombrerería. Tras años viviendo en Inglaterra se ha trasladado a Málaga y está introduciendo la firma Bchatslondon en España. Encarna hubiese querido estudiar psicología, aunque estudió finalmente Empresariales. Aunque siempre se ha mantenido su interés por el tema.
Esther Molina ya nos ha acompañado en anteriores ocasiones. Actualmente es patrono de la Fundación Victoria y responsable de relaciones del Obispado con las Empresas.
Antonia Ruíz Oliva, es empresaria y fundadora del Grupo Lemberg entre otras actividades empresariales. Vino con su amiga Esther Molina. El tema le atrajo desde el principio y eso fue lo que le hizo inscribirse. Era la primera vez que participaba y asegura que no será la última.
Palmira Zabala es la responsable de protocolo de la CEM y vino también animada por Esther Molina.
Arantxa Cervera es economista y auditora de cuentas. Nos seguía en Facebook desde hace tiempo y estaba deseando participar en una de las cenas.
Silvia Vázquez también es economista y asesora fiscal. Su madre había estado en la cena con Elías Bendodo, y aunque las plazas para esta cena estaban agotadas se apuntó en la lista de espera porque le llamaba mucho la atención. Efectivamente hubo una cancelación y Silvia se pudo inscribir.
Isabel Criado, para ella asistir a la cena fue sorpresa de su madre. Es farmacéutica y nutricionista y apuntó a la psicología como algo clave para aplicar en sus pacientes.
Isabel Santander, su madre, estudió Filosofía y Letras aunque lleva 40 años trabajando en la farmacia familiar. Algunas de sus amigas ya habían asistido a alguna de las cenas. Lo que más le gustó a Isabel, además del tema y del ponente, es que los encuentros sean entre semana. Aseguró que para ella suponía una gran oportunidad para romper con la monotonía diaria y hacer algo diferente un miércoles.
Esther Uros es la mujer de Manuel Hernández y aunque se ha dedicado durante 20 años a la docencia, desde que se trasladó a Málaga trabaja con él. Bromeó con que la hipnotizó.
Esther Uros
16 de mayo de 2018. Cenas con Chispitas.
Lugar: Restaurante Beluga Málaga
Ponente: Manuel Hernández
El tema: “Sanando Apegos familiares”.
A lo largo de la vida vamos llenando la mochila de lo propio y de lo ajeno. Vamos cargando experiencias nuestras, y de los demás. Aprendizajes, errores y muchos miedos. Esos pesan más que ninguna de las cosas que cargamos. Llenamos la mochila de personas que vamos conociendo, de desengaños, de alegrías, de cariños correspondidos y rechazados, de personas que en positivo o negativo nos van marcando de alguna forma.
Aunque Miguel Gutiérrez, propietario de Beluga, no se sentó con nosotros estuvo todo el tiempo pendiente de los invitados
En igual medida como padres influimos e influiremos en nuestros hijos, en las personas que son y serán. Por todo eso es necesario plantearse, aunque no lo hagamos a menudo, el desvincularnos de las creencias heredadas que nos puedan afectar de manera negativa y construirnos siendo mucho más libres y plenos. Sólo así conseguiremos hacer de nuestros hijos personas más plenas y con menos miedos innecesarios.
Si hacemos el ejercicio de vaciar la mochila, de despojarnos de la carga, y ponemos sobre la mesa todo lo que la llena veremos que hay muchas, muchas cosas que nos sobran. Pero para soltar necesitamos enfrentarnos a una crisis a nivel personal. Es como la crisis económica que hemos vivido, que nos ha enseñado que podemos vivir sin tantas cosas como a las que nos habíamos acostumbrado, pero antes de aprenderlo hizo falta que nos hundiésemos.
Crisis significa oportunidad, eso se han cansado de decirnos. Y es que posiblemente haya una gran verdad en ello, pero para que sea una oportunidad hay que trabajárselo. Si nos abandonamos a ella posiblemente la crisis nos coma a su paso.
Aunque el tema era muy serio y tocamos muchos puntos, Manuel Hernández lo hizo muy ameno y lo explicó de manera muy asequible. Tanto fue así que el grupo no quiso ni levantarse de la mesa para tomar el postre el fuera y prefirió quedarse hablando del tema.
Manuel define en la contraportada de su libre el Apego de esta forma: Es la relación recíproca que establecemos con otras personas afines. Y Continúa: La relación con nuestra familia durante los primeros años de vida constituye los cimientos sobre los vamos a construir nuestra personalidad y la forma de relacionarnos con los demás.
La cena
Aperitivo: Gravlax de salmón sobre merengue salado de tomate y caviar de trucha
Aperitivo: Esférico de piña colada con ensalada de brotes y queso de cabra
Primero: Tataki de atún con cruditeses osmotizadas, curry rojo y burbujas de betabel
Segundo: Duo de pato con frutos rojos en texturas, manzana glaseada y salsa Pekín
Postre: Trufas de chocolate blanco y frambuesa liofilizada con helado de cereza y macarons beluga con chantillí
El ponente
Manuel Hernandez es psicólogo y biólogo, y su principal dedicación es la Psicología Clínica, que complementa con la supervisión y formación a profesionales del ámbito.
Explicar quién es nuestro ponente en estas líneas no es fácil, aquella noche nos descubrió muchas cosas sobre él y las técnicas que usa en la consulta, pero sí podemos decir que es un referente en España.
Su formación multidisciplinar le ha permitido estudiar la mente humana desde un punto de vista más amplio. Si os animáis a leer el libro lo entenderéis. Es experto en la gestión de conflictos inconscientes y la gestión del bienestar emocional.
Es autor del libro: “Apego y psicopatología: la ansiedad y su origen”. En él apunta a que muchas de las patologías que surgen en la adolescencia y la edad adulta, como adicciones, trastornos alimenticios, dependencia emocional u obsesiones, tienen su origen en relaciones de apego inseguro con la familia durante la infancia.
Manuel Hernández ha creado un método para tratar estos conflictos en el que relaciona la neuro-biología y la psico-patología y lo he llamado PARCUVE, ya que relaciona el pánico, la ansiedad, la rabia, la culpa y la vergüenza.
La ponencia
Directo, sin andarse por las ramas, y con bastantes toques de humor, cuando la respuesta se lo permitía, Manuel Hernández fue contestando a todas mis preguntas. Si cuando llegué a Beluga tenía muy claro lo que le quería preguntar, sus propias respuestas nos fueron guiando hacia otros temas. Es difícil de exponer este tema sobre el papel sacándolo del contexto de aquella noche, de aquel encuentro, de aquella mesa.
Estas declaraciones que vais a leer a continuación de Manuel Hernández están extraídas de la entrevista que le hice y de las preguntas que le formularon los asistentes explicando en muchas ocasiones casos concretos que conocíamos. Espero que al leerlas lo tengáis en cuenta. En muchas de estas declaraciones Manuel introducía pequeñas explicaciones del funcionamiento del cerebro, que por ser más científicas las he omitido. Al igual que las anécdotas que intercalaba de su trayectoria como psicólogo.
Que lo que hemos vivido junto a nuestros padres nos marca es algo evidente, pero cómo decidamos vivir eso en la etapa adulta ya depende de cada uno: “ Hay tres tipos de personas; los que se llaman de apego evitativo que son los que siempre se culpan ellos y los que son de apego ansioso que siempre culpan a los demás. Luego están los que son de apego seguro, que son los que están equilibrados y buscan la responsabilidad adecuada en cada uno”.
Hernández rememoró el momento del parto que compartimos todos en nuestra vida como el primer trauma al que nos enfrentamos: “Yo siempre le digo a mis pacientes que el parto es un trauma. La vida es un trauma, la vida son dificultades, son problemas, y tenemos que aprender a sobrevivir con eso. Las personas que son de apego seguro, que están estables emocionalmente no son personas que no han tenido traumas, son personas que han aprendido a vivir con ellos, que han aprendido a que eso es una oportunidad para ser mejores”.
Aseguró que culpar a los demás de nuestros traumas es muy fácil, pero es normalmente gracias a esos traumas y a enfrentarnos a ellos cómo forjamos nuestra vida y nuestras experiencias. Con este punto de partida hizo una importante reflexión sobre la generación actual de chicos y chicas cuyos padres los sobreprotegen: “El problema que tenemos ahora es que al sobreprotegerlos lo que estamos haciendo es traumatizar a los niños, pero con el problema contrario. Los tenemos haciendo tenis, piano, aprendiendo chino e inglés, tres lenguas muertas por si se vuelven a hacer vivas…Traumatizamos a los niños por omisión, porque no les dejamos valerse por si mismos, les damos mensajes inconsistentes, decimos: «Tú estudia, mientras yo pueda pagarte una carrera, te la pago”.Y llega el niño con 30 años, termina la carrera, y no sabe trabajar, porque nunca ha trabajado. Entonces, no saben buscarse la vida”.
Hizo referencia a que en muy poco tiempo hemos pasado de ser una sociedad que vivía con unos límites muy estrictos predeterminados a el otro extremo: “ Mi abuela me contaba que en Málaga fue de las pioneras, de las más modernas, porque iba a la plaza de La Merced con el novio sin farolillo. Ahora tenemos niñas que tienen relaciones sexuales con 12 años. Hemos pasado de de un extremo al otro y los dos extremos son negativos. Las generaciones van cambiando y es lo que está ocurriendo. Hay que hacerse responsable cada uno de su vida. Por supuesto que todos tenemos traumas, y por supuesto que todos tenemos qué salir adelante, pero tener apego seguro, estar bien psicológicamente significa que he aprendido a vivir con mi historia”.
Hernández aseguró que hay personas que van sanando sus traumas de la infancia de manera natural y otros que para afrontarlos necesitan ayuda terapéutica. Manuel compartió con nosotros su recorrido vital hasta llegar dónde ha llegado en la actualidad: “ Yo trabajaba de acomodador en el Teatro Cervantes. Estudié biología, y empecé a trabajar haciendo excursiones con los niños. Después de eso empecé a trabajar haciendo estudios de impacto ambiental en relación al territorio y más tarde empecé a estudiar psicología. Como no tenía dinero ni trabajo pues monté un bar, monté la Tetería Baraka. Después monté la librería Baraka y por las tardes seguía estudiando y terminé psicología. Después vendí libros en la universidad y con 42 años tuve una crisis personal y empecé a trabajar de psicólogo. Y ahora aquí estoy, soy psicólogo y me invitan a Cenas con Chispitas”, bromeó.
Reconoció que una de las normas que se ha impuesto como terapeuta es aplicarse los consejos que les da a sus pacientes. De esa forma, ayudando a otros, se está ayudando él mismo.
Entramos entonces en cómo nos marcan los primeros años de vida y la necesidad del niño de sentir el amor y los cuidados de su madre o cuidadores: “Decía Antonio Damasio que es el mayor neurobiólogo que hay ahora mismo vivo, que el cerebro es una chapuza, y yo estoy totalmente de acuerdo. El cerebro está hecho sobre unas estructuras muy primitivas con las que construimos estructuras nuevas. El cerebro utiliza lo que ya hay para hacer algo nuevo. Entonces tenemos estructuras de cerebro muy primitivas con estructuras muy modernas. Yo le digo a los pacientes que es como un Ferrari, cuando el motor es de un Panda.
Las estructuras que son biológicas las compartimos con los perros y las vacas. Somos mamíferos. En mi opinión, el 99,9 por ciento de la psicopatología viene de esa lucha entre esas dos áreas, entre el área emocional y el área cognitiva, entre que sé lo que debo hacer y lo que puedo hacer. Todo el mundo sabe que fumar es malo, pero la gente fuma. O sabes que tienes que dejar a ese hombre pero no puedes dejarlo…
Cuando el niño nace, nace con unas áreas que son compartidas con los monos, que a partir de los dos años se desarrollan. Cuando el niño nace es un mamífero con áreas emocionales que están ahí, no hay áreas corticales; el niño no tiene lenguaje, el niño no tiene razonamiento, el niño no puede pensar. Con lo cual, el niño se regula emocionalmente con la madre. El crecimiento emocional, psicológico, va a venir a través de la mirada de la madre y también del padre. Pero sobre todo de la madre.
Estamos teniendo muchos problemas por ejemplo con niños que vienen de orfanatos rusos porque no han tenido esos primeros años de nutrición emocional, no había nadie y el cerebro está completamente desbaratado. Hasta el día de hoy, y que me demuestren lo contrario, somos mamíferos. Y los mamíferos, todos los mamíferos, necesitan a su madre, el primer año de vida, o los dos primeros años de vida. Nosotros no somos una excepción”.
Habló de la importancia también de los padres en el desarrollo de los hijos, y de las diferencias entre hombres y mujeres: “El papel del padre es vital, pero creo que el papel de la madre durante los dos primeros años, es muchísimo más importante que el del varón. Los hombres y las mujeres somos diferentes. Intentar que todo sea cultural, que todo sea cortical, no se puede. El 80 por ciento de nuestro cerebro es emocional y eso es así, es un hecho”.
El padre toma un papel más relevante en la adolescencia. Manuel Hernández nos explicó cómo se desarrolla el cerebro y cómo funciona en esa etapa: “Los adolescentes se meten en líos. Buscan sexo, alcohol, se meten en problemas, hacen barbaridades porque esa parte del cerebro aún no les funciona al completo. Los padres en ese momento funcionan como un corte auxiliar, para ponerles límites donde son capaces, por eso nos enfadamos con ellos.
El padre en ese momento es muy importante con la disciplina. Hay un libro precioso, ‘El Arte de Amar’, de Erich Fromm en el que dice: «La madre da el afecto, da el cariño, el padre da la disciplina y el esfuerzo”. Y añadió: “Los chicos que no tienen padre, normalmente tienen muchísimos problemas para relacionarse con el otro sexo, bien porque no tienen un ejemplo como padre”.
Ese papel entre el padre y la madre en la formación de los hijos actualmente se ha difuminado, ya no está tan diferenciado. Los roles que hemos asumido las mujeres nos llevan también a otros cambios que se han producido en la sociedad:
“Me vais a echar de la cena, pero actualmente hay un montón de problemas porque en esencia las mujeres por biología buscan un macho alfa.
Está demostrado que la mujer para poder enamorarse necesita admirar al hombre, el hombre no necesita admirar a la mujer, el hombre es muy visual. La mujer para enamorarse necesita que el hombre hable, se ría, sea inteligente, tenga sentido del humor…
En la proceso de la pareja existe un proceso de suma cero. Es decir, es como si nos comemos una pizza entre dos. Si yo me como más de media pizza, tú te comes menos. Si la mujer se masculiniza en la relación, el hombre se feminiza. Hay un montón de mujeres que tienen un papel con el que se están masculinizando y los hombres se están haciendo pequeños, pero eso a la mujer la deja insatisfecha y le da muchísimos problemas, porque no encuentra hombres. Mujeres de 40 años, que sean válidas, que sean inteligentes, guapas, atractivas, que se cuiden, hay un montón, hombres poquísimos”.
“Los papeles están cambiando, y está bien que cambie, yo creo que la mujer tiene que trabajar, creo que la mujer tiene que acceder al mercado de trabajo pero se están produciendo cambios sociales importantes y muchos problemas. La tasa de abandonos de hijos, por parte de las mujeres es ridícula, de hombres es altísima. La mujer por naturaleza es mucho más trabajadora y se va a esforzar muchísimo más que el hombre. Este año en la Universidad los diez mejores expedientes son nueve mujeres y un solo hombre.
Pero claro, eso va en contra de la naturaleza, porque en todos los casos los mamíferos luchan los machos por las hembras, todos. Pero ahora encontramos mujeres que empiezan a buscar ellas a los hombres, que van al bar, a la disco… Todos esos cambios sociales están provocando muchísimos problemas a nivel de pareja y estamos teniendo muchos divorcios, muchísimas familias desestructuradas… El modelo está cambiando y estamos pasando a un modelo nuevo en el que hay que encontrar un equilibrio. Ahora hay muchas mujeres solas, una tasa de divorcios altísima, mujeres que no son capaces de tener hijos, que se tienen que inseminar y que están criando como madres solteras a sus hijos…”, continúo.
Preguntado sobre las posibles causas del aumento de los casos de violencia de género entre los adolescentes, nos dijo: “Al feminizarse la sociedad, y el hombre quedarse en un segundo plano está pasando algo que yo a mi hija se lo explico de esta forma: “Si te quieres parecer a un gigante haces dos cosas, o le cortas las piernas o creces. Es mucho más fácil cortarle las piernas que crecer. Entonces, estos hombres que están con la autoestima muy baja, que se ven sin recursos, en vez de esforzarse y convertirse en machos alfa, bajan la autoestima de la mujer y una vez que tiene la autoestima baja hacen de ella lo que quieren. Son hombres controladores y manipuladores”.
Sobre los motivos por los que las mujeres, en este caso, no salen huyendo de ellos también nos dio una explicación basada en la psicología y la biología: “Cuando tenemos sexo las mujeres producen muchísima oxitocina, que es la misma hormona que produce cuando tienen hijos y se enamoran. El hombre no. Una vez que las mujeres se han enamorado les cuesta mucho romper el vínculo, en ese momento es cuando empieza a aparecer la verdadera cara del maltratador, ellas no son capaces de separarse. Se quedan enganchadas y entran en una dinámica en la cual intentan que él cambie, pero no cambia, las controla más, ellas se sienten culpables, intentan satisfacer sus necesidades, va entrando en un circulo vicioso, y cada vez se hunden más”.
Siempre hemos oído que de padres maltratados salen hijos maltratados y de madres maltratadas, hijas maltratadas: «No necesariamente hijos de padres maltratadadores tienen que ser maltratadores. Igual que pasa con los abusos sexuales; si una persona abusa sexualmente de otra probablemente ha sido abusada, pero no todos de los que han abusado van a ser abusadores, muchos se regulan y lo consiguen”.
Y siguió desarrollando el problema al que se enfrentan las personas que han sufrido abusos sexuales y maltrato: “ Lo que se ha visto es que madres que han sido agredidas físicamente son madres que probablemente sean agresivas con sus hijos, mientras que madres que han sido abusadas sexualmente, normalmente van a ser madres muy depresivas y muy distantes, muy frías con los hijos. Las dos tienen un efecto perverso, se cargan las neuronas del niño”.
Hernández apuntó a otra realidad que afecta mucho a las personas en la niñez, y es la incomunicación con los padres, el sentirse ignorados por ellos, ser invisibles: “ Ese castigo en el que durante una semana el padre o la madre no le habla al hijo es extremadamente traumático para un niño. Es duro decirlo, pero un niño prefiere que le peguen a que lo ignoren y sentirse invisible. Las dos cosas son malas”.
Explicó que encontrar a personas de apego seguro, que les pase lo que les pase se autorregulan por sí mismos es muy complicado: “Yo siempre digo que los de apego seguro de nacimiento son como los unicornios, todo el mundo habla de ellos pero nadie los ha visto”, bromeó.
“Cuando estudiaba biología los profesores lo decían muy claro, la prioridad de un ser vivo es sobrevivir y reproducirse, y yo siempre añado: Si te dejan. Para sobrevivir necesito a mis cuidadores los primeros años de vida y para reproducirme necesito a los demás. El apego es eso, es: Necesito a mis cuidadores los primeros años de vida y posteriormente voy a necesitar vincularme a los demás. Si los cuidadores no son adecuados el niño va a intentar adaptarse a ellos y ahí es cuando va a venir el apego inseguro: «Mis padres solo me quieren cuando saco sobresalientes. Con lo cual yo solo me siento querido cuando hago algo muy bien, el día que fallo y saco un notable me pongo a llorar y estoy fatal». «Mis padres solo piensan en ellos mismos, nunca piensan en mis necesidades». «Mis padres me dicen que yo lo que tengo que hacer es vivir la vida, pero cuando les digo que voy a salir me dicen que a dónde voy a ir, que no vaya a ningún sitio”. “Mi madre me dice que me quiere mucho, pero cuando tengo un problema nunca viene a hablar conmigo…” El niño empieza a regularse en función de lo que él cree que los cuidadores necesitan”, continúo.
Hernández aseguró que una de las cosas más peligrosas es la figura de los padres súper perfectos: “ Creo que la perfección existe en la mente de Dios y ya habéis visto que no funciona demasiado bien. Hay un un psicoanalista muy famoso que decía: “La madre es suficientemente buena, la madre perfecta no existe, y si existe sal corriendo.
Hay una cosa que nosotros llamamos apego seguro ingenuo. Se da en la típica familia de la ‘Casa de la Pradera’ donde nunca hay peleas, todo se habla, todo se negocia, todo es perfecto, papá y mamá se quieren, todo va bien, si el niño tiene un problema vamos a hablar con él…Ese niño con 24 años llega a un trabajo con un jefe, una jefa o unos compañeros que son arpías y a los tres segundos está desmontado en su casa sin poder salir. No tiene herramientas para poder defenderse del mundo. No le han enseñado a valerse por sí mismo. Ni hay que darles leches ni meterlos en una burbuja”.
También trató el peligro que conlleva para los niños no jugar, el tenerlos todo el día con actividades que no les permiten tener tiempo para el juego: “ Los gatos y los perros se pelean entre ellos.Uno se pone abajo y otro se pone arriba porque están aprendiendo en el juego lo que va a ser después la lucha por la jerarquía cuando sean adolescentes.
El juego es lo que me va a dar la regulación social para cuando sea adolescentes saber regularme con los demás. Si no hay juego, no sé relacionarme con los demás. ¿Qué ocurre con los videojuegos o la tablet? Que están todo el día jugando pero no hay interacción social y no estarán preparados para la vida adulta”.
Habló de la necesidad de ponerle límites a los hijos, de que haya una disciplina en la familia: “Niños que meten los dedos en el enchufe, y los padres le dicen: «Pobrecito, venga no te traumatices, pero por favor no metas los dedos en el enchufe y tal». Son niños que después se ponen en situaciones de mucho riesgo para que los padres los salven.
El castigo es importante porque sino el niño no conoce los límites. Imaginaros una madre con un bebé chimpancé en la selva. Y el bebé se distancia del grupo. La madre chimpancé lo coge y le da una paliza. ¿Por qué? Porque si se aleja a cierta distancia, fuera de la distancia de seguridad, un león se lo va a comer.
El niño necesita unos límites y reprimendas para saber que su madre le quiere, “si me dejan hacer todo lo que quiero es que todo les da igual y no me quieren””.
El pánico es algo que se manifiesta en el ser humano sin necesidad de que la causa que lo produce esté materializada en ese momento:
“Los ataques de pánico están relacionados con una pérdida en el apego. Se producen unas reacciones químicas que provocan un dolor inmenso, es lo que nuestros pacientes llamarán sensación de vacíos. Cuando se activa el pánico, lo que ocurre es que el niño siempre va a sentir miedo. El pánico se puede producir por dos razones: Reales o imaginarias. El gato sólo va a entrar en el pánico cuando la mamá no esté físicamente, pero el niño puede entrar en el pánico porque la mamá no esté físicamente, o no esté emocionalmente. Cuando se activa el pánico se activa el miedo, y con el miedo se activa la rabia”.
Explicó cómo el inhibir o no esa rabia va a afectar al adulto que será. Tenemos pánico, culpa y rabia. Y cada persona según las gestione derivará un tipo de apego que determinará nuestra forma de ser y relacionarnos.
Manuel trabaja en la consulta con diferentes herramientas, una es la hipnosis y otra nos explicó que es el EMDR: “ Es una técnica extremadamente potente, a mí me cambió la vida como persona y como terapeuta, es brutal. Hace falta muchos años para estudiarla, muchos. Y me parece una barbaridad que hagan EMDR gente que no tienen experiencia”. Nos detalló cómo funciona, cómo se hace y los peligros de que lo haga una persona que no esté realmente preparada para impartirla y tratar las consecuencias de lo que puede despertar en ese paciente: “Se utiliza para todo porque cuando hay un trauma yo tengo un impacto emocional muy fuerte y eso queda almacenado en mi hemisferio derecho que es un hemisferio emocional, que es un hemisferio que compartimos con los mamíferos. El EMDR ayuda a que los dos hemisferios conecten y el paciente le pueda dar un significado a eso que le ocurrió”. Aseguró la alta efectividad de la misma.
Seguimos hablando, seguimos preguntando y seguimos compartiendo experiencias más y menos personales. Se estableció un diálogo entre todos de temas muy profundos, pero también nos reímos mucho. Los desordenes alimenticios, abortos, violaciones, la diferente forma de ser de los hijos que son de un mismo padre y una misma madre, los componentes genéticos que marcan nuestros comportamientos, cómo afecta a los hijos la custodia compartida, fueron entre otros, temas que también se pusieron sobre la mesa.
La sobremesa se alargó, y quizás sólo nos frenó en aquel momento el mirar el reloj, que fuese un día de entre semana, y que al día siguiente tuviésemos que trabajar, porque el tema daba para mucho, para muchísimo. A determinadas edades, como decía al principio, todos tenemos traumas y experiencias con las que cargamos la mochila.
Manuel Hernández fue en todo momento científico, pero también muy humano. Al igual que en su libro intercaló todas sus explicaciones con ejemplos que había vivido en la consulta. Y resultó muy enriquecedor.
A través de esas historias, nos dio herramientas tanto para emplearlas en nosotros mismos como para la formación emocional de nuestros hijos.
Testimonios
Antonia Ruiz Oliva: “ Estoy encantada. Manuel Hernández me ha parecido un gran profesional. Algo conozco de lo que está hablando porque llevo años asistiendo a cursos y talleres. La cena magnífica y el feedback entre los participantes me ha parecido maravilloso. Repetiré”.
Encarna Cano: “ Me parece muy interesante que vaya tratando temas distintos. La psicología me interesa, pero también temas actuales y todo en petit comité, que todo el mundo participa más. Muy interesante”.
Mª José Rodríguez: “Me ha parecido fantástico. Me ha encantado”.
Miguel Guerrero: “ Ha sido espectacular, porque tanto el ponente como los participantes tenían mucho nivel. Y la cena fantástica”.
Esther Uros: “Súper interesante, muy bien organizada y el sitio espectacular”.
Manuel Navarro: “ Cenas con Chispitas cada vez me sorprende más. Hoy ha habido especialmente un compartir de experiencias personales entre desconocidos, la gente se ha abierto, porque el ambiente ha puesto de manifiesto mucho más. De las que he estado ha sido la más sincera”.
Manuel Hernández: «La magia de conectar con otros seres humanos es un recuerdo muy especial y que perdura toda la vida. La cena en la que fui invitado resultó un encuentro de personas sensibles e interesadas en profundizar en su historia personal. Fue un intercambio de experiencias y recuerdos maravilloso en el que yo disfruté muchísimo y creo que los demás al participar tanto también disfrutaron. Solo puedo decir que repetiré pero al otro lado de la cena».
Agradecimientos
Restaurante Beluga
Fotografía: Manuel Martos
Diseño imagen, web y filmación video: The Branders and Co
Decoración Floral: Virginia Florista
Audio ponencia transcripto por Atexto