No todos los días apetece lo mismo, ni todos los días se planifican igual. Muchas veces los planes inesperados, el encontrarse con amigos y tomarse unas cañas con unas tapas pueden convertir un día normal en algo extraordinario y divertido. Por ese motivo Lobito de Mar, el bar Resalao de Dani García, ha ampliado su horario de barra hasta la medianoche donde encontramos un oferta gastronómica entre las que se incluyen espetos, moluscos, pescaito frito o tapas hechas especialmente para degustar en este espacio, como el pepito de ventresca de atún, la burger mollete, el salmorejo, boquerones en vinagre, ensaladilla rusa, croquetas de gambas y de mejillones. Todo sin tener que pedir mesa con antelación.
Dani García se encuentra en estos momentos entre los grandes chefs de nuestro país, y del mundo, pero por encima de las estrellas sigue conservando esa sencillez y la tradición de los sabores de su niñez en Marbella.
Para presentar esta nueva oferta se celebró una fiesta de re-inauguración de la barra. 80 invitados fueron los afortunados de disfrutar de este exclusivo estreno.
Al ritmo de la música y en un ambiente desenfadado los invitados pudieron disfrutar en primicia de la amplia variedad de sabores que se pueden degustar en la barra todos los días desde la 1 de la tarde hasta las 12 de la noche.
La alta calidad de su materia prima, proveniente de lonjas de toda Andalucía, se pueden encontrar en este chiringuito urbano, que desde que abrió el año pasado ha supuesto una revolución de los amantes del pescado y el marisco. Sabores con los que Dani García vuelve a su infancia a lo más tradicional de la cocina malagueña de la costa.
Lobito de Mar cuenta con dos cartas, una de tapeo y otra más formal a base de mariscos, crustáceos y moluscos nacionales, frituras andaluzas, espetos, recetas con atún y una amplia variedad de arroces al estilo alicantino.
Con esta nueva apuesta del chef, seguro que la barra de Lobito de Mar, se convertirá en punto de encuentro de colegas y amigos. Un lugar ideal para empezar con unas cañas y unas tapas y dejar que el día fluya, quién sabe si hasta que el cuerpo aguante…
Fotografia: Manuel Martos