El verano es tiempo de fiestas y cenas benéficas que se suceden en sus noches cerca del mar. Algunas de ellas se repiten cada año la agenda y se convierten en una tradición. Un punto de encuentro con amigos y conocidos en el que disfrutar en torno a la mesa o a un cóctel de música y buena conversación ataviados con las mejores galas. Es el caso de la cita que anualmente marca en el calendario la Gala benéfica de la Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén, Belén y Nazaret. El Beach Club de Villa Padierna fue una ocasión más el lugar elegido para este encuentro de Caballeros, Damas y amigos de la Orden.
Presidida por el Gran maestre de la Orden, don Francisco de Borbón Graf Hardenberg, Conde de Hardenberg y con la presencia del Gran Prior, don Iván de Arteaga y del Alcázar, Marqués de Ariza, más de un centenar de invitados colaboraron con su presencia en diferentes obras benéficas a la que van destinados los beneficios de esta cena.
En esta ocasión los fondos recaudados se destinarán a Cáritas de Marbella, a las Hermanitas de los pobres de Ronda y a la Fundación Fontiles, dedicada a la investigación para la cura de la lepra.
El protocolo exigía etiqueta y muchos de los asistentes optaron por vestir el uniforme de la Orden, lo que daba mayor vistosidad a la fiesta.
La Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén está considerada la más antigua de Caballeros Cristianos. Fue fundada en el siglo XI y desde entonces ha conseguido mantenerse. Sus inicios se remontan a una hospital extramuros de Jerusalén y estaba inicialmente formada por Monjes Armenios que se dedicaban al cuidado de los leprosos. Tras la llegada a Tierra santa de Los Caballeros Cruzados se prestaron también servicios hospitalarios a otras Órdenes Militares.
Desde sus comienzos siempre se ha mantenido vinculada a la ayuda a los demás. Actualmente más de 12 mil Caballeros y Damas forman parte de sus 52 Prioratos.
Fotografía: Pilar López