El Bazar de Navidad de Cáritas Marbella ha abierto sus puertas un año más. Faltan pocos días para la Navidad y es cuando la mayoría nos acordamos de que hay muchas personas que no tienen nada, ni siquiera la ilusión porque lleguen unas fechas tan especiales.
Parece que diciembre hace un poquito más grande nuestro corazón y nos remueve la conciencia. Pero esas familias, las que menos tienen y pasan por verdaderos apuros, necesitan ayuda durante todo el año. Y eso es lo que hacen los voluntarios del Bazar de Cáritas de Marbella, trabajar 365 días del año para que la ayuda llegue allá donde sea necesaria. Aunque lo hacen de manera callada y cuando todos visibilizamos esa labor es durante estos días en los que las compras, las reuniones sociales y la alegría inundan el Palacio de Congresos de Marbella.
La palabra solidaridad vino a sustituir en nuestro vocabulario la palabra caridad, más asociada al cristianismo. Pero en Cáritas, la caridad no entiende de razas o religiones, entiende de personas que necesitan que alguien les eche una mano. Y si esa ayuda llega en forma de cosas materiales que se necesitan para subsistir, lo que reciben de manera indirecta es esperanza e ilusión. La de saber que pueden tener un presente o un futuro mejor. Por ese motivo, la labor que realiza Cáritas en nuestro país es un fuerte apoyo para los servicios sociales de las instituciones públicas, que no podrían sostener ni económicamente ni con personal suficiente el trabajo que los voluntarios y voluntarias realizan sin esperar nada a cambio, más que la satisfacción de que se hace lo correcto.
Hace 15 años un grupo de personas de Marbella se reunió para recaudar fondos y contribuir de alguna forma con la labor que desarrollaba Cáritas en el ámbito local. Empezó como algo pequeño de un grupo de amigos, pero la crisis que sobrevino después dejó patente la necesidad de hacer un mayor esfuerzo y de recaudar más. Desde hace 11 años el Bazar de Navidad de Cáritas Marbella se realiza en las instalaciones del Palacio de Congresos y se han ido sumando a él personas y empresas dispuestas a colaborar y hacer de este evento un ejemplo de entrega, superación, y de recaudación de fondos.
En esta edición hay más de 200 voluntarios implicados que dan su tiempo y se ponen al servicio de los demás. Abrir las puertas del bazar requiere de una increíble organización y coordinación, y si hay un grupo que trabaja durante todo el año, ahora se suman personas dispuestas a olvidarse de su día a día, de su posición social, que se ponen sin pensarlo el delantal para vender en los puestos, servir mesas o limpiar.
La cita que tradicionalmente se celebra en noviembre se ha movido en el calendario a estos días más cercanos a la Navidad y eso ha generado cierta incertidumbre entre los organizadores. Cenas y comidas de empresas y familiares podrían ser los grandes competidores, pero ellos lo combaten con muchísima ilusión y energía, que es lo que se desprende en el bazar. Mientras otros disfrutan de las compras, el buen ambiente, una buena comida o las copas en el Rincón de Pablo, los voluntarios trabajan de manera incesante y muy eficaz.
Nada más entrar, el chef Carlos Navarro se afana con su equipo en hacer el maki más grande del mundo y batir un récord Guinnes. Durante cuatro días y por segundo año consecutivo pone a disposición de Cáritas su buen hacer, su tiempo y profesionalidad para ayudarles. No sabe ni lo que vendió el año anterior. Lo suyo es producir bandejas de sushi con la mejor calidad ayudado por los alumnos de su escuela.
“Este año hemos tenido colaboración de todos los proveedores que han cedido el 100 % del género y el 100% de lo que se va a recaudar es para Cáritas. Me mueve aportar mi granito de arena a la causa de Cáritas; me parece que es una muy buena acción social”. Nos recomienda las bandejas surtidas de sushi si nos anímanos a comer en el bazar y sigue trabajando. A Carlos Navarro se lo rifan las empresas para dar cursos de formación, es uno de los mejores y vive de ello, pero estos días, en el bazar, trabaja de manera totalmente voluntaria y altruista y con ello muchas familias, aunque no sea un plato de sushi, tendrán una comida digna con la que alimentarse.
«Me mueve aportar mi granito de arena a la causa de Cáritas; me parece que es una muy buena acción social”
Carlos está algo inquieto por el cambio de fecha. Teme que haya menos participación. Pero Antonio Belón, coordinador del Bazar, confía en que Marbella va a responder y entiende y justifica el cambio en el calendario: “Cuando tienes la caridad del ayuntamiento que es quien nos cede el palacio de Congresos, y te dicen que la fecha que tenías reservada hay que cambiarla porque viene un evento internacional que va a meter a 3 mil personas en Marbella… eso también es Caridad porque se está dando de comer a mucha gente de manera directa o indirecta con que se celebren esos eventos en la ciudad”.
Destaca que cada año se va a más y requiere de un mayor esfuerzo. El objetivo es superar las cifras de recaudación del año anterior y eso supone de muchas horas de trabajo e imaginación. En esta edición, por ejemplo, hay un puesto de ropa de hombre que está funcionando muy bien.
Sagrario Fermoso de Ancos es una de las voluntarias que este año ha tomado más responsabilidades en la organización y coordinación: “Somos muchos los que trabajamos aquí compartiendo las responsabilidades. Esto supone poner en marcha una gran feria de muestras sin tener la profesionalidad que tienen las empresas que se dedican a eso. Pero la ilusión tiene más fuerza que la profesionalidad y sabemos que gracias a nuestro trabajo surtimos a Cáritas Marbella, a la provincial y ahora también a Cáritas Internacional. Eso nos demuestra que merece la pena el esfuerzo que hacemos”.
«La ilusión tiene más fuerza que la profesionalidad»
Este año hay 80 puestos alquilados, de ellos percibe Cáritas el precio que se ha puesto por el alquiler y 40 gestionados por los voluntarios cuya recaudación íntegra es para la causa. En ellos se venden objetos donados que durante todo el año se han ido recogiendo, clasificando y almacenando para cuando llega esta fecha ponerlos a la venta. Manuel Taillefer es uno de los que está siempre al pie del cañón. Si estos días va de acá para allá echando una mano allá donde se necesita, “apagando fuegos” o coordinando equipos, su labor se desarrolla durante todo el año ya sea vendiendo en la nave que tienen en Marbella o recogiendo el testigo cuando Cáritas hace una llamada especial de ayuda para colaborar con cosas concretos, como fue el caso de apoyar a los afectados por la Dana.
El Bazar de Cáritas estará abierto hasta el domingo 15 de diciembre
Confía que esta edición va a salir muy bien y que con ello van a ser muchas las personas que van a recibir esa caridad: “Seguimos gracias a Dios con una demanda que es mayor a los puestos que tenemos. El comerciante que viene aquí y alquila el puesto, aunque hemos subido el alquiler este año, vende. Estábamos preocupados por el cambio de fecha pero, el jueves que es el primer día y el más flojo, hemos recibido 350 visitantes más que el mismo jueves del año pasado”.
«La pasada edición cerró con 8000 visitas y más de 200 mil euros recaudados»
La pasada edición cerró con 8000 visitas y más de 200 mil euros recaudados. A esa cifra contribuyen el alquiler de puestos, las ventas en los puestos propios, lo que se recauda en los puestos de restauración y la venta de cubiertos de las cenas temáticas. Este año por motivos de espacio en el Palacio estas cenas tienen menos capacidad, pero aún así no hay nada que no se pueda suplir. A la Verbena de la Luna que se celebra cada año cuando llega el buen tiempo, o a la comida benéfica de los arroces que se realiza con la colaboración de Taberna del Alabardero, este año se sumará en febrero o marzo una cena benéfica Hispano Marroquí para compensar, nos adelanta Manuel Taillefer. Su máxima es que no vale quejarse, hay que actuar.
«En España nos gusta la buena mesa y aquí ofrecemos calidad»
Belén Fernández, aunque no quiere protagonismo, algo común en todos los voluntarios, nos habla de las opciones gastronómicas del Bazar. La cita se ha convertido en un gran punto de encuentro social donde reunirse con familiares y amigos, y un espacio en el que de manera informal se realiza mucho networking.
“Es increíble el ambiente que se crea en estos días. Te encuentras con personas que hace tiempo que no veías. En España nos gusta la buena mesa y aquí ofrecemos calidad. Tenemos La Estrella en la que hay platos de cuchara y este año hemos añadido los arroces. En la Cafetería La Estrella estamos haciendo por las tardes meriendas para los jóvenes y pequeños de la casa. Tenemos el puesto de sushi de Carlos Navarro, un puesto de ostras y salmón y La Bodeguita con cortadores de jamón y las mejores tapas. Y como todo eso después hay que bajarlo tenemos el Rincón de Pablo con actuaciones de grupos de música, Djs y copas”, nos dice Belén.
En nuestro recorrido por el bazar nos sorprende encontrarnos con Carmen Quesada. A esa hora se suponía que ella ya no iba a estar por allí. En solo un par de horas la Cope le entregará un premio póstumo a Arturo Fernández que ella va a recoger y tenía previsto ir a casa a cambiarse de ropa: “No he podido ir a cambiarme, así que tendré que recoger así el premio”. Nos dice con una sonrisa. Y es que en el Bazar de Cáritas a todos los une la pasión por ayudar a los demás más allá de ningún tipo de postureo o protagonismo individual. Carmen ha conseguido – además de otras cosas – en los últimos años sumar a la causa a personalidades que con su presencia dan también visibilidad mediática al evento y sirven de reclamo.
No se ha ido a casa para atender a Canal Sur que está haciendo un directo y por recibir al Padre Ángel que acaba de llegar: “El ambiente es muy bueno. Tenemos el inmenso placer de recibir al Padre Ángel, ayer estuvo Inocencio Arias, mañana viene Nieves Herrero…Estamos muy agradecidos a ellos y a los medios de comunicación que cada año nos apoyan”.
Y aunque corre de acá para allá y han sido meses de preparación y días de montaje, asegura que no está cansada: “Cuando terminemos de desmontar, que da mucha pena, habrá tiempo para el cansancio y para descansar, pero no por mucho tiempo porque enseguida hay que seguir trabajando”.
Esa es la actitud predominante en todos, que el esfuerzo merece la pena. Antes de marcharnos me queda una persona a la que me gustaría entrevistar; Setareh Mohregi.
El Rincón de Pablo se creó en memoria de su marido, Pablo Moro, gran implicado en la causa. Esta mujer directiva internacional de una gran inmobiliaria no duda cada edición en bajarse de los tacones y meterse detrás de la barra a servir copas como si no hubiese un mañana. Su marido ya no lo podrá hacer, pero ella lo hace por los dos y ha conseguido movilizar a multitud de empresarios y profesionales de la zona que durante estos días convierten El Rincón de Pablo en uno de los espacios más divertidos de Marbella donde tomar una copa, charlar y bailar al ritmo de la música de los 80 y los 90 . Un lugar para volver a sentirse muy joven. Una demostración de que no hay nada que rejuvenezca más que la caridad y el amor al prójimo.
No consigo hablar con ella porque tiene mucho que hacer. Es media tarde y el espacio está abarrotado. Cada uno colabora como mejor sabe y puede, pero el caso es colaborar. Unos entregan su tiempo, otros su experiencia profesional, otros sus aportaciones disfrutando del bazar, y todos ponen su corazón para que en tan solo 4 días se pueda sustentar Cáritas durante todo el año. Todavía quedan horas para visitar el Bazar y colaborar, ¿te apuntas?
Redacción: Ana Porras Fotografía: Lorenzo Carnero