La Bodega El Pimpi volvió a demostrar su arraigo y compromiso con la comunidad con la organización de una jornada muy especial. En colaboración con el Ayuntamiento de Coín, la emblemática bodega malagueña ofreció el pasado martes un día de convivencia a cerca de 60 personas pertenecientes a asociaciones, cofradías y ONG del municipio.
El objetivo de la iniciativa era claro: brindar un merecido respiro a quienes, de forma altruista, trabajan día a día por mejorar su entorno. La propuesta, impulsada por Pepe Cobos, cofundador de El Pimpi, incluyó una completa experiencia cultural y gastronómica por el corazón de Málaga.
Una jornada de cultura, gastronom
ía y flamenco para reconocer la labor de los colectivos del municipio
Cultura e historia como punto de encuentro
La jornada comenzó con un desayuno mediterráneo en la terraza de la bodega. Desde allí, los asistentes emprendieron una visita guiada por algunos de los enclaves más icónicos de la ciudad: el Teatro Romano, la Alcazaba, la Catedral o el Paseo del Parque. Un recorrido pensado para conectar con la historia y la identidad local, guiado por profesionales que supieron transmitir la riqueza del patrimonio malagueño.
Almuerzo en El Palomar de Picasso y arte flamenco
Tras la visita, el grupo se reunió en el espacio El Palomar de Picasso, dentro de la propia bodega, para disfrutar de un almuerzo en un ambiente relajado y festivo. La jornada concluyó con una actuación de arte flamenco a cargo de Sandra Cisneros, Vanessa y Remedios Fernández y el guitarrista Pepe Satorre, que llenaron de emoción y duende el final del encuentro.
Una Málaga que se construye desde lo colectivo
El alcalde de Coín, Francisco Santos, y varios miembros de la corporación municipal también participaron en esta jornada, destacando el papel esencial que desempeñan los más de 60 colectivos sociales, culturales, agrícolas y solidarios del municipio.
Esta acción se enmarca dentro de la labor de responsabilidad social que El Pimpi lleva años desarrollando, con el foco puesto en las personas y el territorio. Una muestra de cómo la cultura, la gastronomía y el patrimonio pueden ser herramientas de encuentro, gratitud y cohesión.