Enfrentarse a lo peor que le puede pasar a un padre, la muerte de un hijo de tan solo 9 años, hizo a Andrés Olivares querer transformar el dolor en amor hacia los demás, hacia esas personas que atravesaban por una situación similar a la que él había sufrido. Hace 10 años de la pérdida de su hijo Luis, y 7 desde que comenzó a trabajar más activamente –si cabe– en lo que se ha convertido en su misión de vida: Ayudar a otros niños y sus familias, acompañarlos en la dura batalla que supone atravesar un cáncer.
Pero este Quijote que es Andrés Olivares no ha estado solo en este camino, abanderando su causa ha conseguido hacerla la causa de muchos malagueños que se suman a cada evento que se organiza, que donan fondos, que trabajan como voluntarios para que se pueda llevar a cabo tan bonita labor.
Más de 500 personas asistieron a la cena benéfica que la Fundación organizaba en Hacienda Nadales. Esta cena que se convoca cada año es el evento más multitudinario y uno de las principales fuentes de ingreso. El donativo por persona era de 50 euros, un precio que permite que todos aquellos que quieran ayudar puedan hacerlo.
La gala contó con dos presentadores de lujo, los periodistas Santi Souviron y Virginia Muñoz, que fueron también los responsables de conducir el sorteo de numerosos regalos donados por empresas malagueñas solidarias.
Andrés Olivares agració emocionado la presencia de todos y el apoyo prestado durante estos años por los malagueños que han permitido por ejemplo, que en lo que llevamos de año la Fundación haya atendido a más de 300 familias y que recientemente se haya puesto en marcha el servicio de asistencia domiciliaria, ampliando la atención a niños con otras patologías más allá del cáncer.
También tuvo palabras de agradecimiento para el Ayuntamiento de Málaga y la Diputación provincial además de para los patrocinadores oficiales: Esca Catering, Hacienda Nadales, Tahermo y Metro Málaga.
Ana Mata asistió en representación de la Diputación
La Fundación Andrés Olivares hizo también entrega de su insignia diseño de Luján Joyeros a Pablo Alborán por su implicación y entrega a la causa. Algo que hace durante todo el año y detrás de las cámaras. Alborán no pudo asistir personalmente al evento pero sí se proyectó un vídeo en el que alababa la labor que realizan y agradecía el reconocimiento.
Tras la cena los invitados disfrutaron de la actuación y el buen humor de Encarni Navarro en una fiesta que se prolongó hasta altas horas de la madrugada.
Fotografía: Lorenzo Carnero y Pasedeprensa