Cuántas opiniones, cuántos consejos, cuánta formación durante el embarazo. Cuántos artículos especializados hemos leído. Cómo nos hemos cuidado. Hemos seguido al pie de la letra todos lo que nos han indicado. Hemos asistido a las maravillosas clases de preparación al parto. Hemos practicado actividades como yoga, natación o pilates para embarazadas. Puntualmente hemos asistido a las visitas al ginecólogo o a la matrona, una agenda repleta para un embarazo y un parto exitosos. Así ha sido.
Hemos tenido a nuestro bebé y nos hemos sentido muy respaldadas en el hospital. Pero, ¿qué pasa cuando nos dan el alta?
Llegas a casa con el bebé y ya no está la enfermera para asesorarte. Cuántas dudas, cuánto desconocimiento, cuántos miedos e inseguridades, ¿y ahora qué? ¿Qué debo hacer si…? ¿Cómo sé si….? Qué hermoso y qué difícil ser mamá, sobre todo cuando eres primeriza, sumándole tu estado físico, cansancio y todas las circunstancias personales que cada una de nosotras llevamos.
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Como le digo a todas las futuras o recientes mamás con las que trabajo, y con las que me cruzo, SIEMPRE SERÁS UNA GRAN MADRE, siempre serás la mejor madre posible para tu bebé, lo estas haciendo lo mejor que sabes y por tanto ya lo estás haciendo muy bien.
Cuántas voces que nos hablan, cada una nos da su opinión sobre cómo debemos actuar. Nuestra madre, nuestra hermana, las amigas, una vecina… seguro que lo hacen con todo el amor del mundo, pero sus consejos y opiniones muchas veces no nos ayudan. Las cosas cambian, evolucionan, ya no se cura el cordón umbilical como hace 20 años, ya no se introduce los alimentos al bebé como hace 25 años, ya no debe dormir el bebé como hace 10 años.
Como enfermera especializada en maternidad y pediatría yo también te daré algunos consejos para que lleves mejor esta primera etapa, tu estreno como mamá.
1 | Confía en los profesionales, pide ayuda si la necesitas. Estamos aquí para ayudarte y para guiarte. No tengas miedo a ser pesada. Aunque ahora te parezca que nunca entenderás a tu bebé, con el tiempo, aunque no hable, aprenderás a interpretar sus llantos y a captar sus necesidades. No te angusties. Es totalmente normal todo lo que estás viviendo.
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2 | Sal a despejarte. Absorbe vitamina D del sol, pasea con tu bebé. No eres peor mamá por salir de vez en cuando a tomarte un café con tus amigas, ni por necesitar ir a la peluquería. Si tienes ocasión de dejarlo con alguien un par de horas hazlo, y úsalas para ti. Has sido madre, pero no te olvides que también eres mujer. Esos pequeños tiempos te darán un respiro más que necesario.
3 | Pasear te servirá también para ir recuperando tu cuerpo. Aunque tampoco tengas prisa con eso. Es importante que te alimentes bien, de una manera sana. Estima que en un año habrás vuelto a recuperar tu figura. Hacer ejercicio físico te irá bien también para sentirte mejor.
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4 | No eres mala madre por estar agotada y necesitar dormir, ni por echar alguna lágrima pensando que es más complicado de lo que pensabas o te habían contado. Estar cansada es normal y eso, unido a la revolución hormonal que estás viviendo pueden llevarte al extremo. Si estás de baja laboral aprovecha para echar una cabezadita cuando el bebé se duerma. No tengas ningún reparo en apagar el teléfono y descansar en esas ocasiones.
5 | Relativiza. Deja de darle importancia a cosas que te desgastan, como llevar la lavadora o la plancha al día, o pasar la fregona una y otra vez. Ya lo harás. No te obsesiones. Sobre todo las que estamos acostumbradas a trabajar fuera de casa cuando estamos en casa tantas horas nos volvemos más exigentes con las tareas domésticas. No pasa nada si no tienes el armario perfectamente ordenado. Permítete la licencia de descansar. En poco tiempo todo estará controlado y volverás a sentir esa vitalidad que a veces ahora te falta.
6 | Sigue tu instinto, lo estás haciendo muy bien. Respira hondo, pide ayuda, habla con los profesionales, apóyate en tu pareja o en tu familia. No quieras hacerlo todo sola. Escucha lo que opinan las voces que tienes al rededor, pero haz las cosas como las harías tú, no ellos. Ningún niño es igual a otro.
El día que tu bebé te sonría por primera vez, o cuando te diga mamá, serás aún más consciente de todo habrá valido la pena. Vive el proceso disfrutando de cada momento, sin cargas, sin sentir que lo podrías hacer mejor, porque eres la mejor madre que tu bebé puede tener.
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