La igualdad de género lleva sobre la agenda pública relativamente poco tiempo. Si bien, siempre ha sido un tema que los gobiernos han querido afrontar, nunca, hasta ahora, ha tomado tanta relevancia. Y es que el feminismo ha atravesado todos los sectores de la economía del país, desde el cine hasta el tecnológico y digital, donde la presencia de las mujeres es reducida y, además, ha estado invisibilizada durante mucho tiempo, con independencia de que la Historia dejó a muchas mujeres como pioneras en materias tecnológicas sin reconocer.
Y es que, a día de hoy, en pleno siglo XXI, las llamadas carreras STEM – por sus siglas en inglés, Science, Technology, Engineering and -, están aún muy masculinazadas. La raíz de esta masculinización puede estar en los modelos de referencia y roles que se inculcan, a veces, incluso, inconscientemente, a las niñas.
A pesar de los esfuerzos y los avances que se han hecho en esta materia, aún, durante la campaña de Navidad, se pueden ver cómo algunos juguetes tienen un género asociado como parte casi del juguete en sí.
Afortunadamente, algo va variando y se van superando barreras, aunque siempre más lentamente de lo que se querría, pero romper estereotipos de género es complejo dados los distintos agentes que han interferido (e interfieren) en sus creaciones.
Educar a edades tempranas es fundamental, porque es el origen y lo que hará despertar (o no) el interés de las niñas por las carreras de ciencias, por ser astronautas, por ser matemáticas o por ser biotecnólogas.
La realidad y los estudios que se han hecho en este ámbito, indican cómo la incidencia del género femenino es aún muy baja, representando sólo el 35% de las inscritas a las carreras STEM, como releva el realizado por la UNESCO.
Estos datos, unidos al hecho de que muchos de los puestos de trabajo que se generarán en el futuro tienen que ver con la tecnología de la información o la digitalización, especializaciones que se encuentras adscritas a carreras profesionales tecnológicas, reflejan que hay que poner especial foco en ello para evitar que la mitad de la población se quede fuera de un sector profesional que está llamado a cambiar la forma de hacer las cosas.
Al igual que se ha hablado de brecha salarial entre hombres y mujeres, un tema que fue crucial en la pasada jornada del 8 de marzo, también se ha hablado mucho de brecha digital o, más bien, de la doble brecha.
Durante el mes de abril, este tema fue llevado a la Comisión Europea en un encuentro organizado también por ONU MUJERES con el título de “Todos a bordo: cerrando la brecha digital para mujeres y niñas en los países en vías de desarrollo».
Durante el mismo, el comisario de Cooperación Internacional, Neven Mimica, expresó su preocupación con los últimos datos barajados, que reflejan cómo las mujeres representan sólo el 13% en trabajos del sector digital, sólo el 10% en puestos directivos.
Mucho hay que trabajar en este sentido, sobre todo en los países en vías de desarrollo en las que las diferencias de género son mayores y los estereotipos son más fuertes. Hay que luchar por romperlos.