En Marruecos, el cuidado de la piel va más allá de la estética. Forma parte de un ritual cultural que fusiona bienestar, espiritualidad y conexión con la tierra. Desde hace siglos, las mujeres marroquíes siguen una rutina que se ha transmitido de generación en generación y que hoy atrae a quienes buscan soluciones naturales y efectivas para el cuidado de la piel.
El hammam, o baño marroquí, es el centro de este ritual. Inspirado en las termas romanas, este espacio de vapor y limpieza profunda no solo purifica el cuerpo, sino también la mente. Su popularidad ha traspasado fronteras y hoy es tendencia en spas de todo el mundo. Pero, ¿cómo es realmente este proceso en su origen?
¿Qué es el hammam y cómo funciona?
El hammam marroquí tradicional consta de varias salas con diferentes grados de temperatura. El objetivo es abrir los poros, eliminar toxinas y preparar la piel para una limpieza profunda. A diferencia de una ducha o sauna, el hammam es una experiencia completa que dura entre 60 y 90 minutos.
El ritual suele seguir estos pasos:
1. Adaptación al calor
Se accede a una sala caliente donde el vapor permite que los poros se abran de forma natural. Se permanece allí durante unos 10-15 minutos para que el cuerpo empiece a sudar.
2. Aplicación del jabón negro
Las mujeres se aplican jabón negro (beldi), hecho a base de aceitunas negras trituradas y aceite de oliva. Este jabón no hace espuma, pero es rico en vitamina E y tiene un alto poder purificante.
3. Exfoliación con guante kessa
Tras dejar actuar el jabón unos minutos, llega uno de los pasos clave: la exfoliación con el guante kessa. Este guante elimina las células muertas, activa la circulación y deja la piel suave como la seda. El resultado es visible: la piel se regenera de forma inmediata.
4. Mascarillas naturales
Después de la exfoliación, se aplican mascarillas naturales, siendo la más popular la de ghassoul o rhassoul, una arcilla rica en minerales que se extrae de las montañas del Atlas. Se mezcla con agua de rosas o infusión de hierbas, y se deja actuar unos minutos para absorber impurezas.
5. Hidratación y masaje
El ritual finaliza con una ducha de agua templada y la aplicación de aceites naturales como el aceite de argán, oro líquido de Marruecos, conocido por sus propiedades antioxidantes, hidratantes y anti-envejecimiento.
Cosmética marroquí: ingredientes que cuidan y nutren
La rutina de belleza marroquí no termina en el hammam. Muchas mujeres la complementan con productos que forman parte de su día a día:
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Aceite de argán: usado como sérum facial, tratamiento para el cabello o hidratante corporal.
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Agua de rosas: tónico refrescante y calmante para la piel.
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Manteca de karité: para zonas muy secas o como bálsamo labial.
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Hena natural: no solo para teñir el cabello, sino también como tratamiento fortalecedor.
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Flor de azahar: usada en infusión o como esencia relajante para pieles sensibles.
Estos productos, 100% naturales y sin aditivos químicos, han ganado prestigio en la cosmética internacional. Grandes marcas han incorporado sus principios activos en líneas de cuidado para pieles maduras, gracias a su capacidad regeneradora.
Una rutina de bienestar con impacto en cuerpo y mente
Más allá de la piel, el hammam y la cosmética marroquí promueven un tiempo de desconexión y autocuidado consciente. En un mundo donde la sobreinformación y el estrés afectan directamente a nuestra salud, recuperar estos rituales puede ser un regalo para nuestra rutina semanal.
Beneficios para todos:
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Estimula la renovación celular.
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Mejora la elasticidad de la piel.
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Reduce el estrés y mejora el descanso.
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Fortalece el sistema inmunológico gracias a la eliminación de toxinas.
¿Dónde vivir la experiencia?
No es necesario viajar a Marruecos, hoy existen alternativas como spas especializados en rituales árabes o hammams urbanos. Muchos ofrecen packs completos que incluyen exfoliación, masaje con aceite de argán y té moruno.
Además, ya es posible recrear el ritual del hammam en casa, adquiriendo productos como el jabón beldi, el guante kessa y la arcilla ghassoul. Una forma de incorporar a tu semana un momento para ti, sin necesidad de salir de casa.
El cuidado de la piel de las mujeres marroquíes es mucho más que una rutina estética: es un arte, un legado y una forma de conectar con uno mismo. Apostar por estos rituales no solo mejora el aspecto de la piel, sino que invita a reconectar con una belleza más lenta, más consciente y profundamente transformadora.