Hasta el 29 de noviembre se puede visitar en CAC Málaga la muestra El lado oscuro es la primera exposición individual en España de Philippe Pasqua. Comisariada por Fernando Francés, repasa tres décadas de trabajo del artista y reúne más de una treintena de obras, pinturas de gran formato y dos trabajos escultóricos, realizadas desde 1990 hasta la actualidad. Sus obras se caracterizan por la representación de retratos, caras y desnudos tomando como modelos a niños discapacitados, personas transgéneros, prostitutas o miembros de su propia familia. El artista reflexiona sobre la convivencia entre la belleza y la fealdad, cuestionando los valores morales de nuestro tiempo. Philippe Pasqua se ha consolidado como uno de los grandes artistas del panorama artístico internacional.
“Lo que busco en el arte es ante todo un gesto. El tacto de la pintura es fenomenal, ¡es más fuerte que cualquier droga! Solo la pintura tiene el poder para dar este tipo de emociones y sensaciones”, explica el artista francés Philippe Pasqua. La visión del artista sobre el mundo y las personas queda plasmada en sus obras, siempre de grandes dimensiones, que impactan e invitan a reflexionar sobre la naturaleza humana.
Philippe Pasqua pasa del dibujo a la pintura, donde destaca por su personal estilo figurativo próximo a los expresionistas, y del collage a la escultura a través de su particular estilo. En sus pinturas, en ocasiones, deja al descubierto el lienzo sobre el que hace uso de una paleta cromática compuesta por colores crema, rojos y azules, en ellas, se observan trazos, pinceladas, marcas, chorreones o acumulaciones de óleo.
La influencia de artistas como Francis Bacon, Lucian Freud o Tim Burton se vislumbra en sus obras a través de sus personajes con intensas emociones faciales o actos íntimos del cuerpo.
Su proceso de creación comienza con la toma de imágenes a sus modelos, buscando captar una mirada, un gesto o una pose. A partir de esas fotos, los pinta intentando reflejar aquella parte de ellos que los hacen especiales o que no se ve a simple vista.
El lado oscuro reúne una selección de 31 pinturas de gran formato, algunas inéditas realizadas para la exposición y 2 trabajos escultóricos, que abarca toda su trayectoria artística, desde 1990 hasta la actualidad, en las que explora la condición humana y la naturaleza de la sociedad.
La fragilidad de la locura y la diferencia de la discapacidad son temas que trata en su obra de forma recurrente. Su estilo singular se afirma en un universo personal y fantástico con pinturas y esculturas de gran intensidad y tamaño, que cuestionan la belleza de la fealdad y trasmiten la angustia ante la violencia, la incomprensión y la destrucción de la naturaleza.
En sus obras más tempranas aparecen siluetas misteriosas que evocan el vudú y el arte primitivo. En su obra Sans titre (1991) a modo de collage se muestran diversas formas de esculturas clásicas, muñecos de vudú, un anciano o máscaras. Del mismo modo, en la obra Sans titre (1990) se aprecia una figura humana con signos de violencia sobre fondo negro.
En la actualidad, pinta retratos, caras y cuerpos desnudos, sin desviarse de la realidad, sin apenas objetos adicionales como en sus obras Arnaud (2007) y Anne (2006) que son ejemplo de ello. Sus pinturas van mas allá de la representación física o superficial ya que busca la emoción en el individuo.
Utiliza como modelos a personas marginadas (transgénero o prostitutas), personas con discapacidad (síndrome de Down o ciegas) o personas de su círculo más cercano (amigos y familiares como su hijo Orso) convirtiéndolos en iconos, reflejo de lo universal. A algunos de estos personajes los pinta una y otra vez, como a Arnaud, Laura, Anne o Philippe.
Las composiciones de Pasqua son potentes y viscerales, con vistas desde ángulos extraños, a menudo poco favorecedores. Sus pinturas poseen superficies gruesas debido a la acumulación de material pictórico y vistas al detalle de sus sujetos como en las obras Caphi (2006) representada por un hombre con indumentaria femenina o Nu (2002) ilustrada por tres cuerpos aparentemente de mujer desnudos y unidos entre sí.
Como escultor, ha profundizado también en otros temas como el agotamiento de la tierra y la desaparición de las especies, o el concepto de lo sacro próximo a lo religioso con la obra La Cène (2017), en la que monos con cabeza de payaso sentados a una mesa evocan La última cena de Leonardo da Vinci que parte de las ideas de Darwin y de los científicos contemporáneos.El artista invita al espectador a reflexionar sobre la convivencia entre la belleza y la fealdad, cuestionando los valores morales de nuestro tiempo a través de sus pinturas de grandes dimensiones.
Fotografías: CAC Málaga