En épocas de crisis, como la que estamos viviendo, en la que hay un baile continúo de nuevas noticias, la información veraz siempre ha jugado un papel muy importante. Ya en tiempos de guerra, los medios de comunicación eran un elemento clave y fundamental para el desarrollo del día a día de los civiles, cuya única manera de estar informado era leer un periódico o escuchar la radio. Y aunque ahora tengamos medios digitales e internet, aún hay personas que siguen prefiriendo el papel para informarse. Ese es el motivo por el que el Gobierno permite que sigan abiertos los quioscos, y por el que Arturo Ferrer sigue con el suyo abierto en plena calle Larios.
Arturo Ferrer lleva unos días observando como las gotas de lluvia rompen contra el suelo, ahora son pocos los transeuntes que cruzan frente a su negocio para ir a su puesto de trabajo. Todas las mañanas recibe al transportista que le hace llegar los montones de periódicos impresos horas antes. Cada día trabaja, cada día se expone. Una profesión en la que, a priori, nadie cae cuando se habla de personas expuestas al virus, a la que no aplaudimos desde el balcón, y aún así Arturo afronta estos días con profesionalidad: “Es lo que toca, todo esto pasará”, dice.
La información es más accesible que nunca gracias a internet, pero también es un escenario perfecto para que los bulos y las fake news corran como la pólvora. Por este motivo, es importante consumir las noticias en medios serios y que trabajen con fuentes oficiales.
Durante estos días, los periódicos siguen a la venta, expuestos contra el cristal de un quiosco o en el expositor de las antiguas tiendas de prensa. Las autoridades permiten que las empresas que prestan servicios esenciales permanezcan abiertas. Y es que la información más que eso, es un derecho. Y, además de periodistas, editores y redactores, debemos prestar atención al último eslabón de la cadena, los quiosqueros.
¿Cómo están siendo estos días de trabajo?
Están siendo bastante duros. Estoy acostumbrado a tener un ritmo de trabajo bastante bueno en Calle Larios, pero ahora, sin prácticamente gente consumiendo, se hace bastante duro.
¿La gente cumple con las normas de seguridad?
Hay clientes que sí veo que las cumplen, guardando la distancia, por ejemplo. También veo a otras que no: van en grupo, no respetan las distancias… Todo esto, trabajando en un quiosco en plena Calle Larios, se ve y se nota. Pero cada vez son menos los que no las cumplen, la gente va tomando consciencia.
Arturo tú que estás en la calle, ¿qué sensación percibes conforme van pasando los días?
La sensación es que la gente se va concienciando más y sabemos que esto va a ser largo; que va a requerir mucho esfuerzo por nuestra parte luchar contra esta situación. Veo que la respuesta está siendo cada vez mejor.
¿Sientes miedo de seguir trabajando?
Algo de miedo hay que tener, es una situación totalmente nueva y desconocida para todos. El miedo se supera con un poco de esfuerzo y sacrificio, no podemos hacer otra cosa.
¿Valora la gente que sigas al pie del cañón?
Hay trabajos que son necesarios y que hay que hacer cada día. Todos tenemos que poner nuestro grano de arena y de esta situación hay que salir lo antes posible. Hay que tener muy en cuenta la gente que trabaja día a día y que está cara al público, que hacemos un gran esfuerzo.
Como el de Arturo, son alrededor de cuatrocientos los quioscos repartidos por toda Málaga. La mayoría de ellos no ha cesado su actividad. Por eso, desde aquí agradecemos a todos estos vendedores de prensa y quioscos que sigan desarrollando su labor, tan importante en este momento como muchas otras, aunque menos reconocida.
Fotografías: Lorenzo Carnero