*Entrevista en video al final del artículo.
Hace unos años, tuve la fortuna de entrevistarlo en una cita de Cenas con Chispitas. Entonces descubrí a una persona sencilla que amaba lo que hacía. Se suele presuponer que los artistas tienen algo de ególatras y excéntricos; sin embargo, José Luis Puche destaca por su sencillez y humildad. Quizá ese afán de seguir avanzando y aprendiendo lo mantiene anclado a sus pinceles y a la realidad.
Hace unos meses, se trasladó con su mujer a Nueva York. Mar Segura es su gran apoyo como artista, además de su compañera de vida. Juntos forman un tándem perfecto: miran en la misma dirección. La Gran Manzana supone para José Luis un nuevo lienzo lleno de colores, sensaciones y experiencias de las que nutrirse, una terraza desde la que contemplar un sinfín de posibilidades para explorar nuevas facetas como artista y seguir autoconociéndose como persona. En poco tiempo, volverán allí, pero esta vez con la intención de instalarse en Manhattan.
Nos recibe en su estudio, con las paredes casi vacías. Su último trabajo se expone hasta el 12 de enero en el Teatro del Soho. José Luis ha sido el encargado de crear los escenarios de la última obra de Banderas, Gypsy. Sobre los telones se proyectan sus obras, mostrando los universos en los que se desarrolla la trama. Este trabajo, propuesto por Antonio Banderas, refuerza la relación de dos artistas que llevan el nombre de Málaga allá por donde van.
Desde nuestra entrevista anterior, su proceso interior se ha reflejado en su obra.
Aquel niño con talento estudió Historia del Arte para terminar convirtiéndose en parte de ella. Durante la entrevista, repasamos algunos momentos de su vida. Insisto varias veces sobre el éxito, para descubrir, una vez más, que para él el éxito es poder seguir haciendo lo que ama: una introspección continua a través de la creatividad, el arte como proceso para trascender y sanar.
Con él también descubro cómo se le pone precio a una obra de forma objetiva, un mundo, el del mercado del arte, que me sigue resultando tan desconocido como misterioso.
Mar se mantiene en un segundo plano en el estudio, atenta a cualquier cosa que podamos necesitar, entusiasmada con la idea de vivir en Nueva York y ocupándose de los aspectos prácticos para que Puche se centre en expandir su creatividad.
Frente a nosotros, donde nos situamos para grabar la charla, hay un lienzo con un gran corazón, quizá como recordatorio de que desde ahí es donde nacen las emociones que nos hacen humanos y desde donde se proyecta su imaginario interno hasta materializarse en la obra.
Esta entrevista ofrece solo un esbozo de la persona y el artista, un relato inspirador para avanzar por nuestros sueños y alinearnos con lo que reclama nuestra alma. Confío en que la disfrutes tanto como yo.