Carmen Moreno es la coordinadora del Instituto Andaluz de la Mujer en Málaga desde que en julio dejó su cargo como portavoz del Partido Socialista en el Ayuntamiento de la capital. Sustituyó a Rosa del Mar Rodríguez en el IAM.
Quedamos en su despacho a media mañana. No es la primera vez que nos vemos, tuvimos la ocasión de conocernos personalmente en una mesa redonda en La Viñuela hace unos meses. Es la segunda vez desde que empecé con Yo Soy Mujer que entrevisto a la coordinadora del IAM.
Carmen me resulta una mujer sencilla, amable, muy normal. Lleva toda su vida en política y aunque ha ocupado diferentes puestos dentro del partido socialista, su mayor motivación siempre ha sido aportar a la sociedad.
La pasión por la política la descubrió en el instituto, después de estudiar en un colegio de monjas en su niñez. Esos años de adolescencia y juventud los vivió en el contexto de una España en plena Transición, una etapa en la que los jóvenes sabían que se podía hacer muchas cosas y se involucraban. Les movía las ganas de hacer y cambiar la sociedad en la que habían crecido, les movían los aires de libertad.
Carmen siempre se identificó con las ideas de izquierdas, por ese motivo, y con tan sólo 18 años, comenzó a militar en el Partido Socialista del año 80 liderado entonces por un joven Felipe González. Lo demás, su vinculación profesional con la política, llegó después y casi sin proponérselo.
Malagueña del barrio de La Trinidad, es madre de dos hijas de 23 y 19 años. Ellas han nacido en otra época y en otras circunstancias, y como otros tantos jóvenes no sienten esa vocación política que sintió su madre.
A veces cuando coincido con personas que se han dedicado a la política por la necesidad de ser parte activa en los cambios sociales, me entristece que los más jóvenes actualmente carezcan de este tipo de inquietudes. Y no me refiero a querer ocupar cargos políticos, sino a que si hablas con muchos de ellos apenas le dedican un minuto a analizar lo que ofrecen o lo que representan las ideologías o los partidos políticos, y mucho menos la trascendencia que tienen sus decisiones en la vida de todos y cada uno de nosotros.
A través de ella, de Carmen Moreno, quería dar a conocer también la labor que se lleva a cabo desde Instituto Andaluz de la Mujer y su visión de la mujer actual, finalmente creo que casi lo tratamos de puntillas para lo que merece el tema. Pero me llamó la atención que fuese una de esas personas con inquietudes que quiso entrar en política en plena Transición, con ganas de cambiar las cosas. Un deseo y una ilusión que tenían muchos jóvenes de entonces y que en los de hoy se ha trasformado en desidia y desinterés.
Carmen, ¿qué se hace desde Instituto Andaluz de la Mujer?
El Instituto Andaluz de la Mujer nace para atender a las mujeres. Ofrecemos muchísimos servicios, aunque el que es más visible es el servicio de atención directa a las mujeres víctimas de violencia.
Lo inició Carmen Olmedo junto a muchas de las mujeres que estaban con ella, porque en la Transición había tantas necesidades en la población en general, que hasta daba vergüenza pedir los derechos de las mujeres.
La situación de las mujeres en aquel tiempo era mucho peor de la que tenemos ahora. Entonces una serie de mujeres, la mayoría eran de izquierda, iniciaron un movimiento feminista que hasta ese momento en España estaba dormido. Había cabezas visibles de mujeres históricas pero ya está, no había un movimiento como tal. El IAM nace de la inquietud de esas mujeres.
Aquí damos una atención integral para la víctima y para sus hijos e hijas. Pero además, damos toda clase de información y asesoramiento a las emprendedoras, a las mujeres que quieren separarse o quieren divorciarse, mujeres que tienen problemas para cobrar pensiones… Otro pilar del IAM, el más importante para mí, después de la atención a la víctima, es la educación en la igualdad; la co-educación. Si queremos que el día de mañana la sociedad sea más igualitaria, sea autocrítica con el machismo y esté libre de violencia, tenemos que educar a la gente en la Igualdad. Tenemos que demostrarles, desde las edades tempranas, que una sociedad igualitaria es mejor que una sociedad desigual. Y eso se hace a través de la co-educación.
¿Cómo se materializa? ¿A través de programas?
Se hacen actividades de co-educación en colegios e institutos. Educas a los niños y a las niñas sin estereotipos para que desarrollen sus verdaderas capacidades, que son todas, sin estereotipos. Los educas a los dos iguales puesto que nacen iguales. Los educas en el respeto, en la igualdad de condición, la igualdad de trato, en la igualdad de oportunidades, de manera, que esos niños y niñas puedan elegir libremente el día de mañana qué quieren ser. Porque hasta ahora, por ejemplo, los referentes que tienen las niñas y los niños en la educación, en los libros de texto, en todo lo general, pues normalmente son referentes masculinos. Si miras por ejemplo en el deporte, el referente es o Rafa Nadal o el futbolista de turno. ¿Y las mujeres…?¿Quién se acuerda de la mujer que ganó Wimbledon?
Ahora mismo no llegamos con estos programas a la Universidad, pero gracias a la nueva reforma que se va hacer de la ley de Igualdad, vamos a llegar, al menos en Andalucía.
A pesar de todos estos programas que se están llevando a cabo actualmente hay más casos de violencia de género en los institutos de los que ha habido nunca…¿Qué estamos haciendo mal?
Primero: El patriarcado. El patriarcado es una estructura social que está instaurada desde el inicio de la vida y donde la supremacía del hombre sobre la mujer es lo que ha existido siempre. Eso es una realidad, y el patriarcado existe, aunque va cambiando y fluctuando. Como estructura social cambia sutilmente en virtud de los adelantos y los logros que vamos consiguiendo para eliminar las desigualdades que nos afecta a más de la mitad de la población mundial. Eso por un lado.
Segundo: Hoy tenemos una sociedad absolutamente globalizada, donde ya la familia y la escuela no son solamente los agentes socializadores de los niños y la niñas, de los jóvenes en general. Los medios de comunicación, por ejemplo, sois ya agentes socializadores ¿Y qué pasa en los medios de comunicación con el tratamiento de la imagen de la mujer? Mira determinados programas de televisión donde lo que se les enseña a los chicos y a las chicas no tiene nada que ver con la realidad. Le enseñan los mitos del amor romántico, le enseñan precisamente que los celos son algo bueno, y si te vas a las series de televisión, la violencia aparece en todos los momentos, eso es habitual que lo veamos todos los días. Después, la sociedad de la información y del conocimiento, las redes sociales, las nuevas tecnologías, eso ha revolucionado de una manera enorme la educación de esos chicos y chicas.
En los colegios los niños de 5º de primaria son esponjas, están interesados por estos temas. Das charlas en secundaria y los niños no participan, se ríen de lo que les hablas. Influye que con esa edad ya tienen móvil y tienen relaciones que no son sanas, aunque se creen que sus relaciones son sanas, creen que los celos son normal, que controlar el teléfono móvil de su pareja es normal. Se crían con una serie de estereotipos que ellos repiten.
Carmen, y no crees que después de todos los pasos que hemos dado ha llegado el momento de pararnos y ser críticos con lo que hemos hecho mal… Por ejemplo la familia como base de la sociedad ha desaparecido…
Es que nos hemos cargado los valores, no la familia. La sociedad hoy en día va como las redes sociales, al minuto. Nos hemos acostumbrado a trabajar en cierta manera lo superficial, todos vamos a lo superficial.
Cuando se ha tratado de dar valores en la escuela, a través por ejemplo de Educación para la Ciudadanía, no lo han querido a nivel nacional. Aquí en Andalucía lo hacemos, tenemos incluso hasta una asignatura que es de cambios sociales donde hablamos de igualdad y tratamos de hablar de co-educación. Pero en la mayoría de España no se da ninguna educación en valores, únicamente reciben valores los que dan religión. En Educación para la Ciudadanía te hablan también de la familia, y la familia es un valor, sea el modelo de familia que sea.
¿De dónde nace tu inquietud por la política?
Con 18 años sólo quería afiliarme, tenía claro que quería estar en el Partido Socialista. Había leído mucho y estaba convencida de que esas eran mis ideas. Así que en el 80 me afilié y entré en el partido.
El primer cargo que tuve en la Ejecutiva Local de mi agrupación fue Secretaria de Participación de la Mujer, y desde ese puesto viví el congreso en el se puso la cuota de participación de la mujer en el partido en el 25 %. Después llegue a ser Secretaria General de mi agrupación, la primera de Málaga Capital.
Carmen, llegas entonces a la política porque quieres participar en cambiar la realidad que se estaba viviendo en ese momento en España…
Yo había estudiado en un colegio de monjas, y después entré en el bachiller mixto en un Instituto. Entonces es cuando descubres que la vida no es solamente lo que te cuentan y empiezas a poner los pies en el mundo, a enterarte de la política. Ten en cuenta que estamos hablando del año 80, que era un momento con la Transición en pleno apogeo. Yo iba a todas las manifestaciones, incluso estaba en la que mataron a Caparrós, iba a todas… Me movía mucho en ese ambiente en el instituto y esa inquietud es la que me impulsó a dar el paso.
Entonces más que las reivindicaciones sobre la mujer me movían las necesidades tenía toda la población en un momento en el que salíamos de una dictadura y necesitábamos prácticamente de todo. Quería ser parte activa de los cambios que estaban sucediendo en España. Creía que el Partido Socialista era el único que podía sacar a España de como estaba después de una dictadura de 40 años.
¿Qué ambiente había en tu casa? ¿Tus padres cómo se tomaron esta decisión tuya de querer dedicarte a la política?
Mis padres se lo tomaron bien porque mi padre era también socialista, no estaba afiliado, se afilió después de mí, y mi madre también era de izquierdas. Nunca habían estado de acuerdo con la dictadura, pero tampoco se habían podido expresar libremente.
Yo en un principio no pensaba hacer mi carrera en la política, soy licenciada en Derecho. Pero cuando entré en política había muy pocas mujeres, y enseguida me eligieron para los cargos ejecutivos locales. Poco después de afiliarme entré en la primera Ejecutiva Local de mi agrupación.
En el año 94, que ya tenía una niña, entré en la Ejecutiva Provincial hasta llegar a la Secretaría General después de pasar por otros puestos. Estuve también como voluntaria trabajando para el Grupo Parlamentario por los menos tres años, pero además sin cobrar un duro.
Después me pidieron que fundara el Grupo Socialista del Ayuntamiento, que hasta entonces no existía, y fui la primera trabajadora que tuvo y la que lo fundé.
Los políticos de entonces teníais una motivación y una ilusión por cambiar las cosas que ahora mismo no se percibe…
Yo sigo teniendo la misma ilusión… Creo que no somos los políticos los que hemos cambiado, es que ha cambiado la forma de hacer política. La política ahora es mucho menos cercana, la cercanía la tienen que aportar los políticos. En la Transición había mucha necesidad de política y los políticos vivían esa necesidad que tenían los propios ciudadanos y ciudadanas. Ahora la ciudadanía afronta la política de otra manera, también porque han pasado muchas cosas, y han cambiado muchas cosas, hemos vivido episodios donde los políticos no hemos actuado en condiciones…
Esa necesidad de vivir la política y de sentirte parte activa ya no la tiene tanta gente, antes la teníamos prácticamente todos. Sigue habiendo personas con esa inquietud, pero la generalidad se ha desilusionado porque los partidos políticos no hemos sabido seguir conectando con ellos, porque nos hemos equivocado, por una serie de cosas se viven de forma diferente y los políticos por lo tanto también son diferentes.
Creo que vivir aquella época tuvo que ser apasionante, teníais motivos que estaban por encima de vosotros…
Entre los políticos jóvenes que se incorporan ahora hay gente que sigue teniendo ganas. Yo he estado 25 años de técnica y dos de concejala y la gente se sorprendía de que me siguiese gustando mi trabajo. Me encantaba la vida municipal, lo que me apasiona al final es la política, el ayudar y el transformar las cosas.
Gente con ese impulso siempre hay, lo que pasa que también hay gente que llega a la política por otros motivos, por ejemplo porque te lo ofrecen. Pero el que llama a la puerta y quiere participar de ella es porque quiere transformar, y ese yo creo que sigue manteniendo esa motivación toda la vida.
Carmen, después de tantos años en política, que habrás visto de todo, supongo que también habrás tenido algún momento de tener que recordarte por qué empezaste en este mundo…¿Se pierde un poco la perspectiva cuándo te metes de lleno en la política activa?
Claro que pasa. A mí no me ha dado tiempo a perder la perspectiva porque he estado la mayor parte del tiempo en la en retaguardia. Lo que al final te hace cambiar en cierta manera es la primera línea. Alguien que esté mucho tiempo en la primera línea acusa esa desilusión o ese despegarse de la gente, de lo que te rodea, de las circunstancias que vives… Como todo profesional va cambiando su forma de llevar la profesión con los años, aunque siga siendo vocacional. Tú como periodista me imagino que no serás la misma ahora que hace 20 años, pues al político le pasa lo mismo. Y si encima está muchos años en la primera línea se quema mucho. La primera línea además hace que te sientas diferente respecto a los demás, porque estás en un estatus que no es el que tiene cualquier ciudadano.
¿Te has planteado alguna vez dejar la política y dedicarte a otra cosa?
Nunca. Soy de las personas que piensa que la política es el mejor instrumento para cambiar las cosas. Y como sigo pensando que eso es así creo que no debo tirar la toalla nunca, porque los problemas todos tienen solución.
¿Tu marido piensa como tú?
Sí, es compañero también del partido. Lo conocí en la facultad estudiando Derecho y lo afilié cinco años después de afiliarme yo. Compartíamos muchas cosas y seguimos compartiendo muchas cosas.
¿Él ha entendido tu dedicación a la política? Porque en determinados puestos la agenda se llena con actos hasta los fines de semana…
Él siempre lo ha entendido y siempre me ha apoyado muchísimo. Siempre ha tirado mucho de las niñas, porque es funcionario y ha tenido más tiempo que yo. De hecho, ha dejado muchas cosas de lado porque yo pueda estar donde estoy.
Nunca pensé en llegar a ser un cargo público, pero sí que es verdad que como técnica en el grupo se trabajaba igual que los políticos, yo no tenía tampoco ni horario ni calendario. Y él siempre ha estado ahí apoyándome.
¿Tus hijas cómo han vivido tu carrera? ¿Lo han visto con naturalidad?
Sí, con mucha naturalidad, aunque también se aburren de oír hablar tanto de política. Intentas en casa no hablar demasiado, pero muchas veces en familia salen conversaciones que tienen que ver con el trabajo de uno y con lo que pasa en general en la política. Ellas son también niñas progresistas, han estado siempre muy pegadas a mí las dos.
¿Hay una falta de interés por la política en la generación de la edad de tus hijas?
Hoy se da la paradoja de que te encuentras con gente que está metida prácticamente en todo, desde su facultad a colectivos, y otras personas que no quieren saber de nada, que tienen un desinterés total. En cierta manera es un reflejo de lo que pasa en la sociedad en general. Los tiempos en los que yo empecé, la política era lo que iba a alumbrar una vida nueva, porque habíamos vivido sin política. Ahora llevamos muchísimos años de democracia y ya no existe ese interés por la política, porque la sociedad se ha regularizado, la gente tiene sus derechos y considera además que son suyos.
De hecho, cuando llegó la crisis, había gente que no se podía imaginar que fueran a quitarles los derechos laborales que les han quitado. Esos años que llevamos de democracia hace que vivamos la política de otra manera.
Durante ese tiempo siempre ha sido predominante el bipartidismo. Ahora han surgido otros partidos nuevos que también están cambiando la forma de gobernar y que en algunos casos llegan con algunas ideas que rozan lo utópico. ¿El ejercicio del gobierno te da esa dosis de realidad para no caer en lo utópico?
Gobernar te pone los pies en el suelo. Si eres alternativa de gobierno, y el partido socialista lo es, no puedes prometer cosas que no puedes cumplir, porque eso te va a pasar factura.
Además cuando has tenido experiencia de gobierno sabes qué se puede hacer y qué no. Entonces puedes intentar hacer políticas muy novedosas, pero desde luego las utopías las tienes que dejar en el ámbito que tiene la utopía. En el Gobierno tienes que gobernar con la realidad. Si tienes que solucionar un problema, lo tienes que solucionar con los instrumentos que tienes.
¿Os han obligado los nuevos partidos a poneros las pilas a los partidos de siempre?
Yo creo que sí y que además eso ha sido positivo. No considero que el bipartidismo sea malo, pero sí creo que cuando la gente no tiene opciones, o no tiene las opciones que quiere, se puede aburrir. Además ha sido un revulsivo en una situación con tantos temas de corrupción.
Te hace darte cuenta de que la situación ha cambiado y que la gente está reclamando unas cosas que a lo mejor antes no demandaba, los partidos se te tienen que adaptar.
Carmen, siempre digo que los que llegan a políticos nacionales deberían haber sido antes empresarios, autónomos, empleados por cuenta ajena y concejales, para que no perdieran de vista la realidad….
(Se ríe) Eso lo dice mucho mi directora.
Además la vida municipal es la que te enseña de todo. En 25 años que he estado en el ayuntamiento tengo una visión global de todo, y esa visión que te da la política municipal no te la da ningún otro nivel de la política.
Primero, porque es la más cercana. El primer escalón donde están todos los problemas, sean tuyos o no lo sean, son los ayuntamientos. Los ciudadanos culpan de todo lo malo al Ayuntamiento pero también de todo lo bueno. Lo tienen a un paso de su casa y es donde van a reivindicarlo todo. Da igual que las competencias sean de otros, porque tú como ciudadano lo que necesitas es que solventen tus problemas y eso te hace que aprendas muchísimo cuando estás ahí, de cara al ciudadano.
Carmen, llega un momento que te proponen ser la Coordinadora del Instituto Andaluz de la Mujer, ¿Cómo afrontas este nuevo puesto?
Pues nunca me lo había planteado, como tampoco me planté ser portavoz de mi grupo, ni ser concejala. Yo tenía mi trabajo de técnica y me encontraba muy satisfecha, pero si me dan una oportunidad en algo en lo que puedo ayudar, siempre lo haré.
Cuando el partido decidió que fuera concejala, porque creían que podía aportar al grupo municipal, no tuve ningún problema y lo mismo pasó cuando llegó el momento de ser la portavoz. Así que cuando me ofrecieron ser coordinadora también me pareció bien.
Te decía antes que empecé como Secretaria de Participación de la Mujer. En aquella época ya nos reunimos y diseñamos juntas el Centro de la Mujer que estaba en calle Carretería. Y si mi partido ahora ha considerado que tenía algo que aportar en este puesto, pues aquí estoy.
Cuando llegas aquí, ¿qué encuentras que puedes hacer?
Hay muchísimas cosas que hacer todavía. Se ha conseguido mucho en materia de Igualdad, en su mayoría logros legislativos, logros que nos han dado derechos a todas, pero hay muchas cosas que nos faltan. Nos falta esa igualdad real para que no vivamos siempre agobiadas, esa igualdad donde se comparta precisamente la educación de los hijos, se compartan las tareas de la casa, y una serie de cosas que aún no han llegado.
Carmen, para eso hay que implicarlos a ellos, y de estos temas normalmente somos nosotras las que los hablamos y además en foros femeninos donde sólo estamos nosotras…
Ellos tienen que estar y esos foros tienen que ser compartidos. Hay foros que son espacios de mujeres, y a la mujer hay que seguir educándola y formándola, porque hay muchas mujeres que no están formadas en igualdad ni en feminismo, pero al hombre también. Yo creo que el hombre tiene que estar con nosotras mano a mano. Si el hombre no está con las mujeres, y no entiende que la sociedad igualitaria es mejor que la que tenemos ahora mismo, no conseguiremos nunca esa sociedad.
Pero parece que de eso nos estamos dando cuenta ahora, porque ha habido momentos en los que al hombre se le ha demonizado como género….
El momento era otro. Ese feminismo no puede ser nunca el que tenemos ahora. Porque ahora tenemos muchos derechos que antes no existían. Esas mujeres que aparentemente eran unas radicales, lo eran porque tenían que ser radicales para poder defender lo que defendían. A veces incluso ahora hay que ser radical en determinado momento y con determinadas situaciones. Ellas a veces también estaban con hombres a su lado trabajando.
Ahora hay que tener en el punto de mira a las mujeres y a los hombres, hay que educar iguales a los niños y a las niñas. Nosotros formamos a hombres y mujeres, no hacemos distinción.
Carmen, supongo que lo más difícil de sobrellevar siendo la coordinadora del IAM son los casos de violencia de género, ayudar a esas mujeres y a sus hijos, que son las grandes víctimas olvidadas. ¿Produce mucha impotencia?
Mucha, la violencia te anula. La mayoría de las que acuden a pedir ayuda lo hacen cuando están prácticamente rotas y con todo lo que conlleva ese ciclo, con la dependencia económica, con la dependencia emocional, y sobre todo con el miedo a que les pueda pasar algo a ellas o a sus hijos.
La impotencia te la genera por un lado los procesos tan largos y tan complejos que tienen que pasar estas mujeres, y no poder ayudarlas todo lo que quisieras y en el momento que debe ser.
Y por otro, que ellas se den cuenta de que sus vidas tienen que cambiar. Eso no es cuestión ni de un día ni dos. Tienen que estar con los profesionales, necesitan su atención psicológica, necesitan muchísimas cosas para recuperar esa normalidad. La mayoría vienen de vivir 10 o 15 años en una espiral de violencia completa, con un miedo atroz a que la persona que “más quieren” las puede matar. Eso es muy difícil y te sientes impotente porque las administraciones necesitamos hacer más. Por eso hemos trabajado el tema del Pacto de Estado.
Las administraciones tenemos que plantearnos que si no hemos conseguido acabar con esta lacra es porque fallan cosas, y lo primero que falla es que la sociedad no está completamente concienciada. Sólo un 4,6 % de la población entiende como un problema grave la lacra de la violencia de género. En eso hemos fallado, pero también hemos fallado en otras cosas. Hay instrumentos legales muy buenos pero a la hora de aplicarlos te enfrentas a muchos problemas; problemas con las custodias, problemas con las órdenes de protección, problemas que se tienen que resolver. Para eso se hizo ese esfuerzo grande con las profesionales y con las asociaciones de mujeres para llegar a esas 200 medidas que hay en el Pacto de Estado, y que necesitamos poner en marcha para cambiar todo aquello que aún no funciona bien.
¿Está la Igualdad por encima de los partidos políticos?
Si hablamos de la igualdad lo ideal sería que todos lo viéramos de la misma forma. Yo considero que todo el mundo no lucha por la igualdad de la misma manera. El feminismo es un movimiento social que no es de derechas ni de izquierdas, pero desde luego pienso que la igualdad es mucho más amplia desde los partidos de izquierda que desde los de la derecha. Yo no comparto el feminismo liberal, ese no es mi feminismo. Por eso tenemos diferencias, por eso en mi partido estamos convencidos y estuvimos convencidos en su día al introducir la cuota del 25% y ahora tenemos una lista paritaria, y eso no sucede en un partido de derecha. Creo que el feminismo no se defiende de la misma manera, aunque sí estamos todas de acuerdo en defender la igualdad. Las armas y los instrumentos de unos y otros van a ser diferentes, pero el objetivo es el mismo, conseguir esa igualdad real. Al igual que nos hemos puesto de acuerdo para luchar contra la violencia de género.
Redacción: Ana Porras Fotografías: Lorenzo Carnero
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Transcripción de audio a texto realizada por Atexto.com.