Achi Castillo es uno de los nombres propios del universo de la produccion de eventos en la Costa del Sol, aunque su empresa se llame One2One. Llega a esta entrevista con la serenidad de quien ha aprendido a meter en agenda su vida personal. Entre proyecto y proyecto, ha encontrado el modo de incluir tiempo para lo esencial: estar con sus hijas —ya mujeres— y con su pareja, disfrutar de una sobremesa tranquila con amigos, y probar con calma -que no inactivo- el sabor de una nueva etapa vital.
Los eventos son efímeros, pero requieren mucha preparación y la previsión de imprevistos. Te lo juegas todo en unas horas y, por muchos ensayos que hayas hecho, estás expuesto a factores externos que no puedes controlar. Achi produce su propia vida desde esta visión, desde la experiencia de que llega un momento en el que los focos se apagan y se cierra el telón. Lo único que queda después es lo vivido y lo compartido.
Durante nuestra conversación en los jardines del Gran Meliá Don Pepe, Achi se muestra cercano y transparente. Habla del amor sin aspavientos, de un presente más sereno, del éxito como esa puerta que te permite elegir cómo y con quién pasar tu tiempo. Recorremos con él una trayectoria que comenzó en la élite del baloncesto, se vio interrumpida por una lesión inesperada y, desde entonces, ha estado guiada por la intuición y la capacidad de reinventarse.
*Entrevista completa en video al final del artículo.
Del baloncesto al backstage
Su historia arranca con un sueño compartido: jugar en la ACB. Y lo logró. Pero una lesión truncó esa etapa cuando apenas tenía 22 años. «Podía seguir haciendo deporte, pero no al nivel top», recuerda. En lugar de resistirse, decidió reinventarse. Volvió a estudiar —Magisterio de Educación Física— y se abrió camino en otros ámbitos: cargos en la administracion pública local, relaciones públicas, organización de eventos y ha hecho sus pinitos como modelo.
Su paso por el Ayuntamiento de Estepona le dio experiencia en áreas como Juventud y Turismo. Más tarde, el salto definitivo fue crear su propia empresa, One2One, en plena crisis de 2008. “No empezamos con una megaestructura, sino poco a poco. Íbamos comprando lo que necesitábamos por proyecto”, cuenta. Esa filosofía de crecimiento orgánico, paso a paso, es una constante en su forma de vivir y trabajar.
Aprender a estar: hijas, pareja y madurez
Hoy, Achi Castillo no solo lidera una empresa consolidada: también es padre de dos hijas que “ya son mujeres espectaculares”. Se emociona al hablar de ellas. Es muy consciente de lo que se perdió por estar ausente mentalmente, aunque físicamente estuviera. “Yo estaba, pero mi cabeza no. Y eso, cuando creces, lo ves y duele”, confiesa.
Ha aprendido a estar presente. A acompañarlas en sus vidas y hacer que su casa sea también espacio para sus amigos y encuentros. «Quiero que sientan que su padre está y estará», dice con los ojos húmedos y con una ternura que no necesita adjetivos. Con su pareja actual, María, ha descubierto un amor sereno, sin urgencias ni fusiones forzadas. “Tenemos nuestras vidas independientes, y luego pasamos mucho tiempo juntos. Vamos paso a paso, respetando los tiempos.”
Gastronomía, amistad y bocados de vida
La pasión de Achi Castillo por la gastronomía es casi otro hilo conductor de su vida. En sus redes, sin pretensión de influencer, recomienda restaurantes que le entusiasman. “Nunca hago críticas. Solo comparto lo que me gusta, lo que pago y disfruto. No creo tener derecho a decir qué es bueno o malo, solo a contar mi experiencia.”
Sus planes giran en torno a una mesa: probar vinos nuevos, descubrir nuevos matices, saborear la compañía. De hecho, su último proyecto es un food truck de patatas fritas con amigos: “Una apuesta empresarial divertida”, nacida entre risas y copas. Porque así es él: comprometido y vitalista.
Replantearse el éxito
Para Achi Castillo, el éxito no se mide en cifras ni en reconocimiento social. Es otra cosa. “El éxito te permite disponer de tu tiempo. Decidir cuándo vas, cuándo no, y que el cliente lo entienda.” Después de años poniendo el trabajo por delante, ahora valora lo que de verdad importa: su equipo, su familia, su bienestar.
Durante la pandemia y tras su divorcio, atravesó un momento de pausa forzada. “Perdí pie, pero también aprendí. Y sobre todo, escuché a quienes me querían: ponte a trabajar, no descuides lo que has construido.”Esa etapa le ayudó a ponerse de frente a sí mismo, a reconocer sus propias carencias emocionales en un momento, en el que al hombre de éxito, seguro, se le tambalearon los pilares del personaje. Hoy se reconoce más auténtico, más claro, más libre. Y su objetivo ya no es ir a todo, sino estar donde realmente quiere estar.
Una conversación sin prisa
“Yo contigo vengo y hablo”, dice al terminar la entrevista. Y así ha sido. Una conversación pausada en la que Achi Castillo se muestra como es: directo, empático, con esa seguridad tranquila de quien ya no necesita demostrar nada. El hombre que hay detrás de los grandes eventos en la Costa del Sol es también un padre presente y un entusiasta de producir su vida degustando cada bocado.
Dale al play y acompáñanos en esta entrevista a Achi Castillo.
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