‘Moda: una visión tras la pasarela’. Ese es el título de la ponencia que completaba en esta ocasión el almuerzo del foro Mujer y Sociedad. Para un encuentro con la moda como eje no había lugar mejor de celebración que el Museo Automovilístico y de la Moda de Málaga, ni ponente con una visión más panorámica del tema que Teresa Sádaba, directora de ISEM Fashion Business School de la Universidad de Navarra.
La cita comenzaba con una visita guiada por las instalaciones del museo, donde en dos grupos de 35 personas, las asistentes han podido conocer algunas curiosidades sobre verdaderas joyas del motor y la moda. Servía de prólogo perfecto para lo que más tarde contaría Teresa en su conferencia.
Pero antes de tener la oportunidad de escuchar a Teresa, se sirvió un almuerzo en formato cóctel, que permitía a las participantes relacionarse y hacer networking.
Tras los paneles dispuestos en la sala donde se sirvió el almuerzo, una grata sorpresa. En esta ocasión, las participantes podrían disfrutar de la charla sentadas cómodamente en sofás cedidos por Nessen, lo que además de confort aportaba una agradable puesta en escena. La moda lo impregna todo, hasta el hogar.
La presidenta del Foro Mujer y Sociedad, Ángela Callejón, fue la encargada de presentar a la invitada.
Teresa Sádaba es doctora y licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra, licenciada en Ciencias Políticas y profesora titular acreditada por la ANECA. Obtuvo el premio Garcilaso, el premio Fin de Carrera de Comunicación y el Premio Extraordinario de Doctorado. En su reputada carrera profesional, entre otros méritos, destaca que durante los últimos años, ha compaginado su tarea docente e investigadora con la dirección del departamento de Relaciones Internacionales e Institucionales de Caja Navarra-Banca Cívica.
ISEM Fashion Business School de la Universidad de Navarra es la primera escuela de negocios especializada en empresas de moda que existe en España. Nació en 2001 con el objetivo de profesionalizar el sector y formar profesionales con capacidades de negociación y liderazgo para trabajar en la industria de la moda. Actualmente es un centro referente en toda Europa.
‘Moda: una visión tras la pasarela’. Quien pensara que tras ese título habría un backstage de cotilleos o curiosidades estaba muy equivocada. La visión que presentó Teresa tenía algo de académica, algo de historia y mucho de la parte empresarial de un sector que mueve miles de millones de euros al año en nuestro país y muchos puestos de trabajo de manera directa e indirecta.
Teresa reconoció la sorpresa que le había producido visitar el museo y las joyas que hay en él: “Tenéis más de lo que hay en museos reconocidos de la moda”. Algo que repite a menudo su directora, Patricia Rueda.
En el museo los coches están acompañados por obras de grandes diseñadores. Trajes y vestidos con historias que ayudan a comprender un momento, una época, una cultura, una sociedad…
Teresa ha destacado, citando a Enrique Loewe, que la moda es el juego que hay entre la persona y la sociedad. Es la forma de presentarnos, un modo de expresión de nosotros mismos hacia el exterior.
Todo está impregnado por la moda, y la moda se impregna de todo. Una moda que imponían las clases altas con sus códigos y que iba empapando a las clases inferiores en forma de pirámide, lo que llaman el efecto Goteo. “La historia de la moda es la historia de las sociedades”, ha dicho.
Pero hay una pregunta que, seguro, alguna vez nos hemos hecho la mayoría y es el por qué las cosas se ponen de moda. Quién o qué marca las tendencias.
Teresa explicó que antes lo hacía la Corte, la realeza. Tal es así que fue Felipe II el que introdujo el color negro en la moda durante su reinado. Podríamos pensar que lo hizo como muestra de austeridad, y sin embargo, según documentó Teresa, fue por puro interés mercantil.
Hasta esa etapa de la historia sólo vestían de negro personas muy acaudaladas, que podían permitirse tener mucho vestuario e ignorar que el tintado en negro duraba muy poco tiempo y se decoloraba con facilidad. Con el descubrimiento de América se exporta de las Indias un árbol que produce una imprimación que alarga la vida del negro en las prendas. Entonces Felipe II decide poner de moda el color para que tengan que comprarle el producto a la Corona española. Crea una necesidad que sólo él puede cubrir en ese momento.
Y durante casi toda la historia de la humanidad el sistema ha funcionado así. Hasta que a principios del siglo pasado cambia el planteamiento establecido gracias, por ejemplo, a la creación de los escaparates que ponen la moda a pie de calle, la incorporación de la mujer al trabajo, debido principalmente por la falta de hombres que, entonces, combatían en la Guerra Mundial, y a la nueva visión de la moda que aporta Coco Chanel. Estos tres hitos marcan de manera pronunciada un antes y un después. Desde este punto de vista la moda se transforma según lo hace la sociedad. “Hay quien dice que la moda es la que genera la transformación”, puntualizó.
Actualmente, según explicó, algo que marca de manera significativa la moda son los tejidos: “La materia prima hace que las cosas sean de una forma u otra. El tejido impone la moda. El mercado de las materias propias funciona como un mercado propio”.
Según contó, en febrero en París, se dará cita todo el mundo de la moda en la feria más importante de tejidos. En ella podremos ver los materiales, colores y estampados que vestirán las calles dos años después.
El papel de los cazadores de tendencias también es crucial. Ellos son los que observan, estudian y analizan los estilos de vida y los que marcarán la guía en estilos y corte: “ Se puso de moda el yoga, por ejemplo. Eso ha marcado que la ropa sea más cómoda”. Los conciertos y las personas que van a ellos, es otro de los puntos de referencia que toman estos profesionales como inspiración.
Y otro factor que marca tendencia son los grandes eventos internacionales. Ya sea un gran acontecimiento deportivo, un país concreto, o la boda del año.
Aún así, como explicó, no todas las modas triunfan. Algo que ha pasado esta temporada con la pana. Han intentado introducirla, y sin embargo el público no le ha dado la acogida que se esperaba. “La moda te propone y tú dispones. Pero nos ponen muy difícil no aceptar las propuestas. Las marcas tienen una maquinaria muy potente de marketing y comunicación”.
La moda como negocio es quizás la gran desconocida. Por un lado se basa en el producto, por otro en la distribución, y de nuevo, en la comunicación y el marketing.
Incidió en la importancia de la distribución, que además de generar empleo y riquezas, ha avanzado hasta el punto de permitir introducir prendas nuevas en las tiendas semanalmente. Un fallo en la distribución o en el canal puede llegar a suponer el fracaso de una empresa del sector de la moda.
Por otra parte, destacó la importancia de la comunicación y el marketing que apunta a una cada vez mayor segmentación del mercado. Algo que hacen desde las firmas de lujo, pasando por las premier hasta las low cost.
Para explicar cómo funciona la industria de la moda puso varios ejemplos de firmas tradicionales que se han tenido que enfrentar a los grandes retos de la actualidad, pero también hizo referencias a Zara en numerosas ocasiones y a la figura de Amancio Ortega, un gran visionario, que ha contribuido a la democratización de la moda.
Por otro lado, señaló la importancia que Málaga tiene en el sector con empresas referentes como Mayoral, o Gisela Intimates. Un dato curioso que compartió, es que España marca tenencia en moda infantil en todo el mundo.
“La moda es expresión de la historia, pero ahora la moda es cada vez una expresión más individual”, dijo sobre el momento en el que vivimos. Las marcas tienen que estar continuamente adaptándose, teniendo muy claro quiénes son y al público al que van dirigidos: “Conocer lo que hay detrás del mundo de la moda nos daría criterio”, ha concluido.
Según Teresa se puede ver la moda desde muchos puntos de vista, tantos como elementos influyen en la sociedad. Un placer escucharla y aprender un poco más sobre un importante motor de la economía nacional.
Asistentes
Redacción: Ana Porras Fotografía: Lorenzo Carnero