Tiscar Romera. Bioneuroemoción: La enfermedad como proceso de sanación

¿Supongo que siendo una niña y en aquella época te despertaría cierta inquietud plantearte esas cosas?

Creí que estaba mal o me estaba volviendo loca. El caso es que era muy pequeña, para esos pensamientos y además, nadie me los había inculcado. Pero, después de años de investigar por mi cuenta, llegar a hipnotizar a gente con tan solo 13 años, simplemente con lo que me aportaba lo que leía en la biblioteca del pueblo, decidí alejarme de todo eso , para que no me llamaran loca, rara, o me dijeran que se me iba a ir la cabeza … Y después de intentar estudiar psicología, que era lo que más me acercaba a estas inquietudes, terminé estudiando Turismo, que al menos me acercaba a una «realidad» supuestamente más real o normal.

¿Conseguiste olvidarte de todo eso?

Nunca cesaron esas inquietudes. Mi vida nunca fue de color de rosa, todo me costó mucho esfuerzo y mucho sacrificio, pero siempre me acompañó la constancia y la tenacidad.
Dicen que cuando algo es para ti, te llega tarde o temprano, por más vueltas que le quieras dar.
Así que llegó el encontrarme con mi misión de vida. Siempre me dijeron que era «muy psicóloga”, porque casi todos venían a mí para consolarse o que les guardara un secreto. Siempre parecía ser que tenía la respuesta o frase adecuada para consolarles. Sin embargo, nunca me vi como una buena psicóloga por mi sensibilidad… Me preguntaba: ¿cómo puedo ayudar a otros si yo soy la más sensible, si veo un perro callejero y ya estoy sufriendo por él más de un mes…?. Me viene alguien a consulta y acabo llorando con él o con ella…. Pero la vida me preparó para ello, y con creces.

¿ A qué te refieres?

Algunas cosas, siento que las he experimentado porque estaban dentro de mis programas, para seguir evolucionando como ser, otras para poder tener mayor empatía con las personas, que más tarde atendería en consulta y ayudarlas. En realidad, sé que todo es para la evolución de mi Ser.
Nadie me ha dado nada, y todo el mundo me ha dado todo, lo que soy hoy. Gracias, Gracias, Gracias! Hoy doy las Gracias a la Vida, por cada persona, cada experiencia, cada historia, cada situación que he vivido. Todo está perfecto.

¿Quieres decir que todo lo que has pasado, aunque haya implicado sufrimiento te ha llevado a ser la persona que eres ahora?

Hoy soy una mujer libre, segura de mí misma, segura de lo que quiero y hago, confiada en la Vida, en mi amor, en mi abundancia, sobre todo, como Ser, cada día más realizada y completa; llena de Amor y con mucho por compartir. Sé que he venido a evolucionar ayudando a otros a evolucionar, transmitiendo desde lo más profundo de mi Corazón.
La vida me ha traído a vivir la experiencia de la enfermedad, para conocer mejor mi cuerpo, como mis emociones y mi Ser creador, tiene la capacidad de hacer visible a los ojos externos, lo que no conseguí ver con los «ojos internos”.
La vida me ha traído a experimentar la carencia absoluta. Para aprender que se puede vivir sin tanto material, que debo también saber pedir y recibir, ayudar y dejarme ayudar. Gracias, Gracias, Gracias, a tantísimos maestros y maestras que he ido e iré encontrando en este caminar por esta vida.

Recientemente te diagnosticaron un principio de cáncer de útero. De hecho te dijeron que posiblemente había que operarte y que tendrías que someterte a radioterapia. Esto ha supuesto un antes y un después en tu vida…

Ha sido un aprendizaje muy importante para mí, porque desde la clínica que tardó demasiado en darme unos resultados «nefastos”, desde la médico que dejó de trabajar en esa clínica a la que fui por referencias, a la segunda médico que me puso todo súper mal… Eso me dio la oportunidad de cambiar de hospital, pedir nuevas pruebas, y en definitiva, ganar el suficiente tiempo, como para tomar conciencia, poner en práctica todos mis conocimientos y experiencia hasta el momento. Me tocó trabajar conmigo lo que habitualmente hago con mis pacientes.  Esto dio como resultado, que al repetir las pruebas, todas las células cancerígenas habían desaparecido, sin tener que «mutilar mi cuerpo” con una cirugía, ni pasar por experiencias más duras como el quirófano, quimio o radio, etc. Todo desde la Entrega, Aceptación y sobre todo, Amor. Gracias también, a las personas que estuvieron en esos momentos, pero sobre todo a las que no estuvieron, sí, porque me dieron la oportunidad de ver que no había tiempo que perder, ahí, no había apoyo, no había sostén alguno, solo estaba yo, conmigo misma. O saltaba al vacío entregando todo a lo que la divinidad quisiera, o me hundía en ese agujero. Solo estaba Tíscar, y su Ser, e incluso Tíscar descubrió ser un mero personaje, con un cuerpo físico y un papel que vino a vivir esta experiencia humana.

Supongo que no sería un proceso fácil…

Pasé todo tipo de miedos, -increíble cómo nos juega la mente- de verme en el quirófano, con un pañuelo y sin pelo…hasta pensé en mi propia muerte. Fue en el momento, que de algún modo, había elegido vivir aquella experiencia. Sí, lo había elegido, cuando asumí mi responsabilidad, no quedarme en el victimismo y la queja, sino con lo que quería aportarme, Me di cuenta que tenía pavor al quirófano y la anestesia general, y fue cuando acepté experimentarlo sin miedo, cuando entre otras cosas, siento que la enfermedad se fue. Ya no era necesario pasar por ahí. Que gran experiencia, como reconocí esos miedos, resistencias, ese deseo de controlar toda situación en mi vida, todas mis sombras, imaginaciones de mi mente…ACEPTÉ, lo entregué y salté al vació. No había otra, sin resistencias, con Amor y sin miedo.

Todo ese proceso que describes pasa entre que te vas de un hospital a otro para que revisen tu caso. ¿Qué pasa en el segundo hospital?

Que de pronto todo se quedó como en un sueño o pesadilla, de la que desperté el 12 de Abril de 2016, para mí un volver a nacer. Cuando repitieron todas las pruebas, salió todo bien. Sé que es difícil de creer, hasta para mí, después de una batalla de sucesivas pruebas , desde noviembre de 2015, hasta marzo de 2016 que las repiten de nuevo, y no ver los nuevos resultados con mis propios ojos, me costaba creerlo, a pesar, de que dentro de mí, nunca creí en la enfermedad y lo tomé como una oportunidad de evolucionar en muchos aspectos, y así ha sido.
Gracias por esta fuerza y este Amor. Sé que no estamos solos. Esta, es mi última experiencia hasta el momento, que me lleva al punto donde estoy. En vivir, vivir mi propia vida, de vivir desde mí centro, desde el Amor, dar sin esperar nada a cambio, radiar lo mejor de mí y que hay en mí.

Da la sensación de que estás incluso agradecida por haber vivido esto…

Es que es así. Ya no quiero ser mejor que nadie, ya no me comparo, ni me afecta quien me imita, quien me critica o juzga, e incluso quiere sacarme de mi camino. Porque le reconozco como un maestro/a que aparece justo cuando dudo de mi camino, que son sus miedos, no los míos los que le mueven a actuar así, y le respeto y comprendo su proceso y observo desde la compasión, agradeciendo y reconociéndoles como maestros que me ayudan a Reafirmarme en mi camino. Todo está Bien. Todo está Perfecto.

Tengo claro que vibrar desde el Amor, aprendiendo a no querer saber nada, controlar nada: Desde el fluir, desde la paz y armonía, desde el amor, sin prender nada, fijar mi sueño en el instante presente, cada instante santo que vivo, el aquí y ahora, es el único instante que importa y existe.

¿Y cómo conseguir todo esto que suena tan bien? La mayoría piensa que esto es palabrería. No creen en esto.

Silenciando la mente, meditando, practicando lo recordado hasta ahora, dejando de mirar y esperar nada de «afuera”, creando mi realidad desde adentro. Consciente de que ya no trabajo, conseguí dedicarme a mi misión de vida, disfrutando, desde el compartir mi despertar, consciente, de que todos estamos unidos, conectados, somos maravillosos espejos en los que nos vemos reflejados y dándonos la oportunidad de ver desde el otro, lo que no hemos conseguido ver dentro de uno mismo. Saber que cada cliente trae una parte de mí que estoy sanando o evolucionando, y desde el Amor y Gratitud, compartimos, experiencias, aceptamos y liberamos con amor lo que procede, permitiendo evolucionar conjuntamente. Y lo más maravilloso de todo, es que desde este punto, es la mejor manera de mandar y radiar amor y luz al Planeta. Desde lo más profundo de cada uno individualmente. Si yo no estoy bien, no puedo radiar lo adecuado ni ayudar.
Gracias Ana por esta oportunidad para expresarme, a tí por leerme y a todos los seres e historias que forman parte de mi existencia.

Evidentemente, cada uno que crea lo que quiera. Tíscar comparte su historia con nosotros desde el corazón y desde el deseo de ayudar a los demás. Por si alguien al leer su experiencia sabe reconocer en sí mismo el origen interior de aquello que se está manifestando en su cuerpo físico como dolencia o enfermedad. Tomar conciencia y trabajarlo se convierte en un trabajo, que junto a la labor de los médicos, nos ayudará a sanar.

Fotografía: Lorenzo Carnero

 

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