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«El cielo como espejo del alma: psicoterapia, astrología y alquimia interior» por Juande Serrano

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«El cielo como espejo del alma: psicoterapia, astrología y alquimia interior» por Juande Serrano

En tiempos de cambio, buscamos claves. En momentos de crisis, buscamos sentido. En los pasajes de umbral que la vida nos plantea —una ruptura, un duelo, un renacimiento—, la razón sola no alcanza. Entonces miramos hacia adentro y a veces también hacia arriba. No para pedir respuestas, sino para leer símbolos. El cielo, más que destino, es metáfora. Y la astrología, en su dimensión más profunda, no es predicción sino poesía arquetípica del alma.

Desde la psicoterapia transpersonal y narrativa, este puente entre lo celeste y lo psíquico no es místico ni esotérico en su sentido banalizado. Es, más bien, una cartografía simbólica para transitar con conciencia los procesos del alma. Y en esa tarea, pocos han sido tan valientes, lúcidos y adelantados como Carl Gustav Jung, quien integró la astrología como parte del lenguaje simbólico con el que el inconsciente colectivo se expresa.

Imagen de Jung de wikipedia

Astrología y psicoterapia: dos lenguajes del mismo viaje

La psicoterapia, cuando no se reduce a técnica ni diagnóstico, es un arte del acompañamiento. Acompañamos no solo síntomas, sino procesos de transformación. Y toda transformación real es una alquimia. Por eso, en los caminos profundos del alma, la astrología bien entendida y la psicoterapia humanista no se contradicen, sino que se espejan.

Ambas hablan de ciclos. Ambas trabajan con símbolos. Ambas buscan devolver a la persona el contacto con su verdad esencial. Y ambas, lejos de definir a alguien por su pasado, lo acompañan a recordar su potencial: aquello que estaba olvidado, desviado o reprimido.

Jung entendió esto con claridad. Se interesó profundamente por la astrología, los mitos, los símbolos, los sueños y el I Ching. Porque comprendía que el alma no habla en lenguaje clínico. El alma habla en imágenes. En sincronicidades. En metáforas. Y en esa dimensión simbólica, el zodíaco es una de las más antiguas gramáticas del alma.

 

Sol y Luna: conciencia e inconsciente en danza

En astrología, las Lunas Nuevas y Llenas son los momentos más significativos del mes. No solo porque son astronómicamente potentes, sino porque representan un momento de tensión o fusión entre el Sol (consciencia) y la Luna (inconsciente). Este lenguaje, cuando se vive simbólicamente, dialoga con lo que vemos cada día en terapia.

En una Luna Nueva, como la que se dará este julio en el signo de Leo, el Sol y la Luna se unen. La luz consciente abraza la noche interna. Es un momento de inicio, de siembra invisible. De esos que no se ven desde fuera, pero que marcan un nuevo ciclo interior.

Leo, regido por el Sol, nos habla del corazón, del deseo de ser visto, del brillo auténtico. Pero también del ego cuando se desvía. En términos psicológicos, esta Luna nos invita a revisar nuestra relación con la autenticidad, el amor propio y el reconocimiento.

En la consulta, esto se traduce en preguntas que queman:

¿A qué parte de mí le tengo miedo mostrar?

¿Dónde me traiciono para pertenecer?

¿Qué estoy haciendo para agradar y no para ser?

El signo del corazón: alquimia entre ego y verdad

Jung entendía que el ego no es un enemigo, sino una instancia necesaria del yo. Pero cuando el ego toma el control, desplazando al Self (el centro real de la psique), nos convertimos en personajes desconectados de nuestra esencia.

Leo representa esa tensión. Es la fuerza que quiere expresarse, jugar, amar, crear. Pero si se desvía, busca validación externa constante. Entonces ya no somos, sino que actuamos un guion para ser amados.

La psicoterapia profunda —como también lo hacen los tránsitos astrológicos— nos invita a darnos cuenta. A pasar de la actuación a la presencia. Del miedo al rechazo a la coherencia con lo que realmente somos.

Y aquí aparece una palabra clave que Jung defendía y que también es central en la alquimia: individuación. El proceso por el cual una persona deja de vivir en función de lo que otros esperan, para encarnar su verdad única, singular, irrepetible.

 

Sincronicidad: cuando el cielo y el alma se reflejan

Uno de los aportes más valientes y revolucionarios de Jung fue el concepto de sincronicidad: la idea de que existen coincidencias significativas que no pueden explicarse por la causalidad, pero que tienen sentido para quien las vive.

Por ejemplo: alguien inicia terapia en plena Luna Nueva en el mismo signo donde está su herida más profunda. O se separa cuando Marte activa su Venus natal. Jung no lo veía como “magia”, sino como un lenguaje simbólico donde lo interno y lo externo se sincronizan para mostrar algo que necesita ser visto.

Para muchos terapeutas que trabajan con astrología simbólica —o simplemente con sensibilidad al símbolo—, esto no es algo “extra” sino una dimensión más del proceso. Porque el alma no solo habla en sueños. Habla en fechas, en cuerpos, en silencios, en eventos y sí, a veces también en el cielo.

Astrología como laboratorio simbólico

En la alquimia, el fuego no destruye: transforma. Y esta Luna Nueva en Leo nos invita, como terapeutas y seres humanos, a entrar en ese laboratorio interno donde el ego arde y el corazón emerge.

No para convertirnos en alguien nuevo, sino para recordar lo que siempre estuvo, pero se ocultó tras capas de protección, miedo o herencia.

Este tiempo nos habla de revisar:

  • Qué deseos ya no nos representan.
  • Qué relaciones están sostenidas desde el disfraz.
  • Qué talentos duermen esperando permiso para expresarse.
  • Qué parte de nosotros mendiga lo que ya podríamos darnos.

Este trabajo es profundamente terapéutico. Porque cada vez que nos atrevemos a ser fieles a lo que somos, aunque duela, algo se sana.

El vínculo como espejo: autenticidad relacional

Los eclipses han tocado recientemente los signos de Aire y Libra, lo que sacó temas vinculares al primer plano. Ningún vínculo puede ser sano si no nace de un yo auténtico. Ahora se mueven en Piscis y Virgo.

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  • Nodo Norte en Piscis: El aprendizaje se mueve hacia la compasión, la empatía profunda, la entrega amorosa y la fe en el vínculo. Hay una invitación a sanar heridas antiguas de separación, a soltar el control y a confiar en la sabiduría del proceso.

  • Nodo Sur en Virgo: Soltar la necesidad de perfección, la crítica, el querer que todo esté bajo control y analizar demasiado las relaciones. Es momento de dejar de buscar “la falla” y abrirte a aceptar lo que es, con amor y humildad.

Por eso, este ciclo nos prepara para revisar cómo nos vinculamos. No solo con la pareja, sino con la vida, con el cuerpo, con la vocación, con la propia alma.

Desde la psicoterapia transpersonal, sabemos que el otro no es solo un otro: es espejo, reflejo, resonancia, oportunidad de vernos.

Entonces la gran pregunta no es:

¿Qué tipo de pareja quiero tener? Sino, ¿desde qué versión de mí estoy llamando al amor?

Porque si llamo desde el vacío, atraeré necesidad. Pero si llamo desde la autenticidad, atraeré presencia.

Volver al símbolo es volver al alma. Es desarmar el lenguaje del control y entrar en la poesía del sentido.

Jung no usaba la astrología para predecir el futuro. La usaba, como un psicólogo del alma, para comprender el presente. Para ayudar a otros a reconocerse en su mito personal, en sus arquetipos dominantes, en las tensiones que no eran errores, sino mensajes.

La Luna Nueva en Leo nos recuerda esto:

  • Que no hay transformación sin fuego.
  • Que no hay autenticidad sin riesgo.
  • Que no hay amor profundo sin primero abrazar el propio ser.

Como terapeutas, como buscadores, como humanos podemos mirar el cielo no para saber qué va a pasar, sino para recordar quiénes somos cuando dejamos de actuar y empezamos a habitar.

Contacto Juande Serrano

Instagram Psicojuande

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