Ahora que ya los anuncios de televisión, los vírales de las redes sociales y los repetidos mensajes de whatsapp nos han despertado del letargo de una vida en lo urgente.
Ahora que al parecer nuestras emociones, eufóricas por tantas luces y fuegos artificiales, se disponen enternecidas hacia una vida en lo importante.
Ahora que ya somos un año más viejos y más sinceros para los éxitos, los fracasos, los propósitos y los despropósitos de antaño.
Ahora que ya sabemos que no se trata de un año más sino de un año menos para compartir y dejar de una vez de competir.
Ahora que la ciega y sorda juventud nos enseña que la edad no es tan sólo un número sino un entrenamiento para saber mirar y escuchar las bellezas que ofrece la vida.
Ahora que se nos abre otro invierno, otra primavera y otro verano para consolidar nuestro otoño en la cuenta de otro año para ser, estar y habitar en la biografía que construimos o nos dejamos construir.
Ahora que descubrimos el peligro de que el consumo nos consuma, las prisas nos aprisionen y la búsqueda de felicidad nos encuentre en compañía de la tristeza solitaria.
Ahora que comprobamos que tan sólo con pensar en positivo o desearlo con todas nuestras fuerzas no hace más que frustrarnos nuestra capacidad de hacernos la vida.
Ahora que ya hemos vivido días que no fueron brillantes y noches que no fueron oscuras, intuimos que tanto la brillantez como la oscuridad son producto de nuestra actitud.
Ahora que los naufragios son los que nos dan la pericia para surfear las olas que nos permiten seguir navegando en las travesías de la vida.
Ahora que las decisiones nos llevan a las elecciones que nos hacen soltar todas esas esclavitudes que nos impiden esparcirnos cotidianamente con nuestra mejor versión.
Ahora que el amor y la amistad nos sostienen en la deriva de las adversidades para recalar en la serenidad de cada ola que nos promete un oleaje más.
Ahora que mantenemos el mayor idilio de amor con nosotros mismos y que comprobamos que el mayor autoconocimiento reside en el abrazo con los demás.
Ahora que volvemos a creer en la pasión como el mayor motivo de cualquier motivación.
Ahora que ya no nos escondemos de los miedos y la ansiedad por vivirnos la buscamos entre las sensaciones que son duraderas y los recuerdos que permanecerán.
Ahora que nuestros postureos no hacen crecer los “followers” y que nuestras almas vagan hipnotizadas con esos nuevos gurús de la salvación universal.
Ahora que ya no necesitamos más estrellas que nos alumbren el camino, ni que nos guíen cada paso, que ya estamos hartos del fracaso de los éxitos.
Ahora que nos sobran las banderas, que las ideologías nos separan y que nuestros egos reconstruyen fronteras.
Ahora que formamos parte del juego y que no encontramos otra manera de ganarnos que saltándonos las reglas.
Ahora que ya no tenemos palabras para rebatir, que los reproches son tan sólo una lucha de poder, derramándonos la vida con cada agravio que nos hiere el corazón.
Ahora que la muerte vino a visitarnos y nos hizo desnudarnos para liberar la vida de tantas modas pasajeras.
Ahora que de los escombros nos reconstruimos, que aunque perdamos siempre ganamos y que aún no nos damos por vencidos ni nos sale a cuenta vender nuestros principios y valores.
Ahora que ya todo nos va quedando más claro, ahora que todo se nos vuelve más simple, que la rigidez pierde su sentido y que la flexibilidad nos da el significado para la existencia.
Ahora que empieza un nuevo año tan sólo seamos agradecidos y generosos con nosotros mismos, los demás y la vida.
Ahora que empieza un nuevo año hay que vivir la vida con entusiasmo por lo que somos, por lo que hacemos, por lo que tenemos y por lo que aportamos.
Ahora que empieza un nuevo año tenemos mucho tiempo para dedicarlo a lo que nos gusta, a lo que deseamos y a quien queremos.
Ahora que empieza un nuevo año, más nos vale ser proactivos con la vida antes que tan sólo reactivos a la vida.
Ahora que empieza un nuevo año podemos probar el efecto de la disponibilidad para satisfacer nuestras inquietudes de utilidad.
Ahora que empieza un nuevo año tenemos días nuevos para abrazar, para encontrarnos y reencontrarnos en las emociones productivas que nos dan tanto bienestar.
Ahora que empieza un nuevo año sería interesante recalcar la importancia de hacer de la vida un lugar apasionante por el que transitar en base al agradecimiento, la bondad y el perdón; de manera que nos haga mantenernos despiertos y activos con lo que realmente importa.
Ahora que empieza un nuevo año nuestro deseo tan solo es que lo sepamos aprovechar…
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