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Marga López, empresaria: «Si la crisis del 2008 no acabó con nosotros, confiamos en que no lo haga el coronavirus»

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Marga López, empresaria: «Si la crisis del 2008 no acabó con nosotros, confiamos en que no lo haga el coronavirus»

La esperanza. Eso es a lo que miles de pequeñas y medianas empresas españolas se están encomendado en días como los que nos ha tocado vivir, en los que la actividad se para y, por tanto, el dinero que entra en sus  casas. “Esperamos que todo esto se solucione cuanto antes”, dice Marga López, administradora de Aisdisur, una empresa familiar dedicada a las instalaciones deportivas y el mantenimiento de garajes y zonas infantiles. Junto a ella, en la oficina que tienen situada en Málaga capital, se encuentra Mari Carmen, su hermana y la responsable de contabilidad, y Pedro Navarrete, con el que Marga lleva casada desde hace más de treinta años y hace las labores comerciales. Ellos son solo un ejemplo de las muchas empresas familiares que se están viendo afectadas por esta crisis, en la que varios de sus miembros viven de la misma fuente de ingresos.

Ya nos ha quedado claro que el coronavirus no es algo menor; más allá de los contagios y mirándolo desde una perspectiva económica, cuando todo esto acabe, el panorama que el virus habrá dejado será desolador y habrá empresas que no vuelvan a ser lo que eran. “Esto ha venido sin avisar. Una empresa nunca está preparada para que algo de estas dimensiones pase”, lamenta Pedro.

 

Como en el caso de Aisdisur, las PYMES y autónomos son unos de los grandes perjudicados de esta situación. “Lo bueno de que la empresa sea tuya y que solo seamos dos socias, mi hermana y yo, es que decidimos sobre todo lo que ocurre”, comenta Marga, “pero cuando viene una mala situación, las únicas que estamos para dar la cara y buscar soluciones hasta debajo de las piedras somos nosotras…”, prosigue. Mari Carmen completa sus puntos suspesivos con tres palabras que, además de describir lo que implica ser dueña de la empresa, resume la situación actual: “Es muy duro”.

Marga López

«Siempre te llevas el trabajo a casa»

Además, en tiempos de confinamiento hay poco de lo que hablar y que una empresa sea familiar implica, en palabras de Marga, que “siempre te llevas trabajo a casa” porque “tus compañeros de trabajo son tu familia y viven contigo”. Mari Carmen y Marga, además, viven muy cerca la una de la otra y es inevitable que, cada vez que se ven fuera de la oficina, salga algún tema laboral. “Hay que saber separar. Es muy complicado, pero como no lo hagamos nos volvemos locos”, dice Mari Carmen, “Cuando salimos de la oficina, intentamos dejar de trabajar y de atender llamadas”. “Yo suelo pasar mucho tiempo al teléfono todo el día”, añade Pedro, “pero Marga y yo tenemos la regla no escrita de hablar de trabajo cuando salgamos de la casa al día siguiente, en la oficina”. Aunque, ríe, y confiesa que “suele romper esa norma”.

«En la crisis del 2008 lo pasamos muy mal»

Esto nos está recordando a todos lo que vivimos en el año 2008, una crisis económica que dejó a España y sus empresas en una situación en muchos casos irrecuperable. “En la crisis de 2008 lo pasamos muy mal. Hubo momentos en los que no pudimos cobrar porque no entraba dinero de ningún lado”, dice Pedro.

 

“Para mí, la diferencia está en que la crisis actual está asociada a la sanitaria. Las cosas iban bien últimamente  y eso hace que las empresas puedan tener algo de pulmón”, comenta Mari Carmen. “Todo está en pausa. El dinero está ahí, solo hay que poder moverlo de nuevo”, concluye.

Llegar hasta aquí no ha sido fácil”, explica Marga. “Esta empresa comenzó su actividad en 1993, con mi padre al cargo. Cuando llegó la crisis del 2008, que ya mi padre no estaba, no podíamos creer que todo lo que había construido, y nosotros con él, fuera a desaparecer”. “Estuvimos al límite realmente”, añade Mari Carmen, “lo que ganábamos era para pagar y no para ganar. Algunos meses ni eso”.

Mari Carmen López

Por suerte, la gran crisis económica que agitó el país no se cobró a esta empresa como víctima. Por eso ahora, Pedro se muestra positivo: “Por suerte, esta vez nos ha pillado con algo de respaldo. Podemos respirar más tranquilos, ¡pero que pase rápido!”.

Si la crisis del 2008 no acabó con nosotros, confiamos en que no lo haga el coronavirus”, comenta Marga. “Esperemos que cuando la situación se reanude se sigan con los contratos que teníamos”, dice.

 

«Del dinero de otros depende que nosotros ganemos el nuestro»

Sin embargo, hasta que el confinamiento no acabe, es complicado predecir como va a ir todo. “Trabajamos con mucha variedad de clientes: ayuntamientos, colegios, clubes deportivos, comunidades y trabajos particulares”, comenta Pedro; algo que en estos momentos no es de ayuda porque si de algo no entiende el coronavirus es de diferencias. “De su dinero depende que nosotros ganemos el nuestro… Esperamos que esta crisis se supere lo mejor posible, por el bien de todos”, comenta.

Pedro Navarrete

Este es solo un fragmento de realidad. Una fotografía contada en párrafos de la factura que el Estado de Alarma está pasando a las pequeñas y medianas empresas, que, con la soga al cuello, siguen nadando a contracorriente por no desaparecer.

 

Como muchas otras, estas tres personas hacen lo que pueden y trabajan a destajo para que su empresa siga a flote, para que eso por lo que tanto han luchado siga gozando de la reputación y la buena fama que se han labrado con esfuerzo y sacrificio; y también salen cada día al campo de batalla que es el mundo laboral para que en sus casas no falte de nada. Y doy fe de ello, porque Marga y Pedro son mis padres y Mari Carmen es mi “tita” y, sabiendo que se me puede acusar de poca objetividad, nunca podré dejar de estar orgulloso de ellos.

Redacción y fotografías: Pablo Navarrete

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