Dejamos atrás la primera semana de la desescalada en la Fase 1 en Málaga. Una semana en la que hemos podido visitar las terrazas de los bares, visitar a familiares, quedar con amigos, acceder a las tiendas sin cita previa, acudir a celebraciones religiosas, movernos por la provincia y en la que se ha ordenado la obligatoriedad de llevar mascarilla en espacios públicos. Esas han sido las principales novedades al acceder la provincia a la fase 1. Mientras unos han aprovechado estas pequeñas cotas de libertad en el camino hacia la nueva normalidad como si no hubiese un mañana, otros no se sienten aún preparados para ello y han preferido esperar para abrir sus negocios o para disfrutar de un café en la terraza del bar. Unos y otros nos encaminamos poco a poco hacia esa nueva normalidad que es extraña para todos.
Hay quien esperaba que Málaga y Granada entrasen directamente en la Fase 2 para ponerse al nivel de desescalada del resto de provincias andaluzas, pero no ha sido así, y desde el Gobierno se deja claro que aunque la evolución es positiva, hay que cumplir con el plazo de las dos semanas de rigor. Las caceroladas para protestar por la gestión de la crisis por parte del Gobierno también se han sucedido estos días en muchos puntos de España y Málaga también ha salido a la calle.
Por desgracia, tampoco han faltado las protestas porque aún, a estas alturas, hay familias que no han cobrado los ERTE, y vivir de la caridad no es plato de buen gusto para nadie.
Aunque son conscientes de que aún así, ejerciendo su derecho a protestar no se les hará caso, lo han hecho porque les queda eso, su dignidad y por supuesto, la oportunidad desde esta semana de pedirle a Dios, a la Virgen o a quien cada uno le quiera rezar para que esto se solucione cuanto antes. La Fase 1 ha permitido volver a las Iglesias y participar de la eucaristía.
Málaga ha demostrado que es solidaria, generosa, que tiende la mano a aquellos que la necesitan y desde asociaciones de vecinos, entidades benéficas y agrupaciones religiosas crecen los esfuerzos porque a nadie le falte un plato de comida en la mesa.
El que se lo ha podido permitir en mayor o menor medida ha salido de nuevo a disfrutar de las calles y los negocios que han ido abriendo. Aunque aún no se puede pisar la arena de la playa más que para pasear en Málaga ya huele a verano y sabe a helados y a espetos.
Para la mayoría el poder volver a abrir las puertas de su negocio o tomarse una cerveza en un bar después de todo lo que está pasando, les ha producido la sensación de que les ha tocado la lotería. También esta semana han vuelto los sorteos y han abierto las administraciones.
Si en la fase 0 se permitía acudir a las tiendas de ropa bajo cita previa, la llegada de la fase 1 nos ha permitido ir de compras y poner el armario al día sin tener que llamar previamente. Uno de los cambios de opinión del Gobierno nos ha permitido visitar tiendas más grandes, aunque con parte del espacio acotado. Hemos llegado a ver colas a la entrada de algunos establecimientos.
Esta semana también nos deja la imagen de la vuelta al Ayuntamiento de Málaga de su alcalde, Paco de la Torre, que demostrando que está hecho de otra pasta, se ha reincorporado a su actividad para retomar el mando y ayudar a Málaga a subir los escalones hacia esa nueva normalidad.
Y así decimos adiós a esta primera semana en la Fase 1 de la desescalada en la que hemos podido vivir brindis, reencuentros y en la que hemos dado besos con la mirada.
Fotografía: Lorenzo Carnero
Buenos días,
nos gustaría felicitarles por este artículo. Nos ha gustado mucho!!.
Queremos hacer especial mención a las fotos. Son todas muy bonitas. tienen una luz preciosa, cargada de esperanza.
Ya falta muy poco! Mucho ánimo a todos!
Un saludo!