Fueron muchos los cincuentañeros y sesentaañeros que, anoche, volvieron a su adolescencia. Las canciones de Pecos en Marenostrum Fuengirola les llevaron de nuevo a aquellos años en los que la música se escuchaba en vinilo, en cintas de casete y las cartas de amor se escribían a mano. El reencuentro con el dúo, que llevaba meses marcado en el calendario de sus seguidores, se convirtió en un viaje al pasado de principio a fin.
Antes de que los hermanos Herrero pisaran el escenario, un DJ se encargó de calentar el ambiente con una selección de temas de los 60 y 70 que ya anunciaban que la noche iba a estar cargada de nostalgia. Canciones de solistas y grupos de la época de los guateques entusiasmaron al público que poco a poco llenaba el recinto frente al Mediterráneo.
Cuando las luces se atenuaron y sonaron las primeras notas, la conexión fue inmediata. Pecos desplegó un repertorio que alternó sus baladas más icónicas con arreglos renovados, demostrando que, a pesar del paso del tiempo, sus canciones siguen teniendo un lugar privilegiado en la memoria colectiva. Éxitos como Esperanzas, Háblame de ti o Señor fueron coreados por un público entregado que retrocedió el reloj por unas horas.
Entre canción y canción, los artistas compartieron anécdotas y palabras de cariño. “Muy buenas noches, Fuengirola, es un placer estar aquí después de tantos años… vamos a hacer que todas estas canciones nos hagan recordar un momento bonito”, dijeron, arrancando una ovación que resonó desde la primera fila hasta la última grada.
La producción, impecable en sonido e iluminación, sumó magia a la noche. Esta cita se convirtió en un reencuentro con la música que marcó una época.
Con esta actuación, Marenostrum Fuengirola vuelve a confirmar su papel como uno de los escenarios de referencia en el verano musical español, capaz de reunir a figuras que forman parte de la historia sentimental de varias generaciones.