Las toxinas que suele haber en el organismo son sobre todo las producidas por la toxicidad alimentaria, medicamentosa, hábitos (alcohol y tabaco) y metales pesados. Dicha toxicidad se manifiesta por: inflamación, unas inésteticas bolsas debajo de los ojos, además de dolores de cabeza y otros síntomas.
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Lo que recomiendo en primer lugar es eliminar la causa de esa toxicidad, para lo que analizo con el paciente su alimentación, sus hábitos y si realiza algún tratamiento crónico que pueda causar toxicidad, como por ejemplo, sesiones de quimioterapia o tratamientos prolongados propios de cuando se padece alguna enfermedad crónica. La alimentación y los hábitos podremos corregirlos, aunque a veces no el cien por cien, sin embargo la toxicidad medicamentosa, en los pacientes sometidos a tratamientos crónicos, deberemos paliarla ayudando a que sus efectos no sean tan desbastadores en el organismo, en el caso de que los pacientes hayan terminado dichos tratamientos sí podremos depurar su sangre ayudando a oxigenar tejidos con esta terapia.
En estos casos, mi consejo es tomar vitamina C de liberación sostenida con bioflavonoides en comprimidos, puesto que se trata de un potente antioxidante, así como citrato de magnesio, para alcalinizarte el medio. Ambos se combinan con la aplicación de ozono en sangre, también por vía rectal y vaginal.
¿Qué beneficios produce el ozono en nuestro organismo?
No está de más recordar que no podríamos sobrevivir más de siete minutos si se nos priva de oxígeno (O2), dependemos de este gas para vivir. Pues bien, el ozono (O3) es una forma muy inestable de oxígeno, por lo que tiene una vida media muy corta. El O3 está cargado negativamente, mientras que los microorganismos patógenos tienen carga positiva, de modo que el ozono es atraído hacia ellos destruyéndolos de forma casi inmediata. Su alto poder oxidante elimina en cuestión de segundos parásitos, virus, bacterias, priones, hongos, mohos, esporas y otros muchos contaminantes.
El ozono es el desinfectante más potente que hoy se conoce, con la ventaja de que no deja residuos tóxicos puesto que se descompone en oxígeno y agua. Cuando se trata a un paciente con ozono su producción de antioxidantes se le multiplica por 600, este efecto tiene una relación directa con la medicina estética, ya que cuando se aplica se nota de inmediato en la piel, y el resultado es que el paciente rejuvenece igual por dentro que por fuera.
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Los árboles de hoja perenne, las cascadas o las olas cuando chocan con las rocas de la orilla son las fuentes que tiene la naturaleza para liberar ozono. Este es el responsable de la sensación de bienestar y frescor que experimentamos en estos lugares, curiosamente también libres de polución. El ozono es un gas incoloro, sin embargo en la parte alta de la atmósfera hay tal grado de concentración que se vuelve de un tono azulado hasta el punto de que es el responsable del color azul del cielo. No olvidemos que sin la protección de la capa de ozono no existiría vida en la tierra.
El cuerpo humano también genera ozono. Los neutrófilos forman parte del sistema inmunológico y generan ozono para matar patógenos. Se trata de células muy pequeñas pero al tiempo de gran efectividad, de hecho, en unos segundos son capaces de eliminar a una bacteria.
Los microorganismos patógenos y células tumorales viven en terrenos pobres en oxígeno, es decir, en un ambiente anaeróbico. El oxígeno resulta mortal para parásitos, bacterias, virus o para los tumores cancerígenos, este es el motivo por el que no existe el cáncer de corazón, puesto que es el órgano más rico en oxígeno de todo el cuerpo y el cáncer no puede sobrevivir ahí.
Cuando una célula no tiene suficiente oxígeno o es incapaz de utilizarlo para producir energía, comienza a utilizar azúcar como combustible, pasando de funcionar en modo aeróbico a anaeróbico. Así empieza el cáncer.
Las células sanas, al contrario que las células cancerígenas, poseen cuatro enzimas que las protegen de la oxidación (glutatión reductasa, glutatión peroxidasa, súper óxido dismutasa y la catalasa), que son denominadas antioxidantes endógenos, lo que deja a los tumores sensibles a la acción oxidante del ozono, así como a virus, bacterias y parásitos.
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La aplicación médica del ozono abarca múltiples patologías, entre ellas, cáncer, alergias, fiebre del heno, artritis, artrosis, síndrome de fatiga crónica, fibromialgia, enfermedad de Crohn, cirrosis, Parkinson, estreñimiento, colitis ulcerosa, diarrea, sinusitis, otitis, fisuras anales, furúnculos, herpes, cistitis, hernias, glaucoma, degeneración macular y, por supuesto, también se utiliza en medicina estética para corregir bolsas y ojeras, mejorar la piel, en definitiva un rejuvenecimiento general, interno y externo.
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