Comienza la temporada de apurar los días de playa al máximo. De tumbarse bajo el sol, darse un chapuzón y pasear por la orilla. Los que viven en el interior solo pueden disfrutar de esos momentos durante las vacaciones, nosotros por nuestra situación privilegiada cualquier día del verano, incluso al salir o antes de entrar al trabajo.
Los que vivimos en la Costa del Sol recordamos como cuando éramos niños o adolescentes al llegar los primeros veraneantes nuestra piel ya estaba tostada por el sol. Lo de la protección solar era cosa de extranjeros que, si no, tornaban sus blancas pieles a rosa gamba. Nosotros, preferíamos los aceites de coco, zanahoria y recuerdo la época que se puso de moda la crema Nivea mezclada con mercromina. ¡Cuanto más quemase la piel y antes te pusieras morena mejor que mejor!.
Si acababas achicharrada, al llegar a casa, una ducha y litros de after sun. Y no solo hablo de la playa, tomábamos el sol hasta en el recreo. Lo importante fuese al precio que fuese era cambiar casi de raza.
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Pero no sólo los más jovencitos actuábamos así. Nuestras madres seguían también tan veraniego ritual, tumbadas como lagartos o corriendo detrás de nosotros, pero siempre atentas para que ningún rayo solar pudiese escapar. Pocas llevaban sombrero, o gorra.
Y ahora me sorprendo desde hace años embadurnando a mis hijos en cremas de protección, no siendo capaz de tumbarme sin cubrir con sombra la cara. Los tiempos han cambiado, y la fuerza y los daños que provoca la exposición al sol también. Ahora sabemos que la piel tiene memoria, y quizás no esté cargada de muy buenos recuerdos…
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El alto porcentaje de diagnósticos de cáncer de piel y melanoma nos está demostrando que aquellos excesos tienen sus consecuencias. En España se detectan cada año 5 mil nuevos casos.
Hablamos con el Dr. Javier del Boz, dermatólogo y experto en la materia de HC Marbella.
Dr. ¿Qué diferencias y similitudes hay entre el cáncer de piel y el melanoma?
El melanoma es un tipo más de cáncer de piel. No es el más frecuente, pero es normal que sea el más conocido por la población general, ya que entre los cánceres de mayor frecuencia, es el melanoma el que más problemas puede originar, al tener potencialidad de diseminarse («dar metástasis”), originando una no desdeñable mortalidad, incluso en personas jóvenes. Si bien actualmente el pronóstico de estas lesiones es mejor que hace años, ya que normalmente se diagnostican antes (las personas suelen estar concienciadas y consultan antes) y tenemos más herramientas para su seguimiento y tratamiento.
Dr. ¿Cómo incide en las posibilidades de padecerlo la predisposición genética?
Cada vez son más los factores genéticos que se han ido descubriendo relacionados con el melanoma, por lo que se recomienda el chequeo de los familiares que padezcan melanoma. Sin embargo, de momento no podemos actuar sobre estos factores, por lo que su prevención se enfoca en los factores sí modificables, como es la exposición al sol, y es fundamental lograr un diagnóstico precoz, ya que cuanto antes se produzca el diagnóstico y el tratamiento, el pronóstico será mejor.
Supongo que al estar en la Costa del Sol y disfrutar de buen tiempo casi todo el año tenemos más predisposición. ¿Está demostrado que hay una mayor incidencia en esta zona?
Así es. Probablemente esto pueda deberse al clima, pero también al encontrarnos en una zona donde residen muchas personas de origen extranjero con piel muy clara.
De hecho, según los estudios de incidencia de melanoma existentes en nuestro país, la Costa del Sol occidental sería el área de España de mayor incidencia de melanoma, duplicando a la siguiente zona más frecuente, que estaría en Tarragona.
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Hubo un tiempo en el que se pusieron muy de moda las lámparas bronceadoras porque decían que no tenía los efectos dañinos del sol. Ya han pasado años de aquello, ¿Cómo afectan a la piel?
Es evidente que aunque estás lámparas emitan fundamentalmente rayos ultravioleta de tipo A (UVA), que no se relacionan tanto con el cáncer de piel, también emiten (a menor nivel) otras radiaciones incluyendo UVB, que sí suponen un factor de riesgo a este tipo de cánceres. Por otro lado, las radiaciones UVA sí influyen mucho en la piel originando en la piel un fotoenvejecimiento precoz, con la aparición de manchas, arrugas…
En varios países europeos este tipo de lámparas están ya prohibidas para su uso en la población general.
Creo que cuando hablamos de cáncer de piel a la mayoría se nos viene a la cabeza como principal causante el sol. ¿Hay alguna incidencia de las cremas o aceites que usamos en el origen del cáncer de piel?
Existen algunas sustancias químicas que podrían favorecer el cáncer de piel, como ocurre con derivados de los alquitranes; sin embargo el uso de sustancias de este tipo en nuestros días es excepcional, y las sustancias que actualmente se usan para la fabricación de cremas solares pasan estrictos controles para evitar su absorción y cualquier posibilidad del desarrollo de cáncer u otros efectos adversos en el organismo.
Muchas veces hemos oído lo de que hay que vigilarse los lunares, ¿qué síntomas nos deben alertar?
Existe una regla sencilla y básica que nos orienta respecto a cuándo consultar por un lunar: sería la regla del A-B-C-D-E. Así, debemos consultar ante un lunar con Asimetría (A), con Bordes (B) que sean irregulares, con varios Colores (C) o tonos de color en el mismo lunar. Por otro lado, es excepcional que un lunar con un diámetro (D) menor de 6mm sea maligno, y debemos consultar si aparece un nuevo lunar especialmente si es mayor de este tamaño, y por último, debemos consultar ante la Evolución (E), es decir, ante los cambios en un determinado lunar ya existente (cambios en forma, tamaño, color, sangrado…).
Tenemos lunares en sitios en los que nuestra vista no alcanza, al vivir aquí y estar tan expuestos al sol, ¿Cada cuanto tiempo deberíamos hacernos una revisión dermatológica?
Por un lado, es conveniente que al menos tres veces al año nos molestemos en revisarnos nosotros mismos nuestros propios lunares, pudiendo ser incluso útil el uso de aplicaciones (apps) específicas para ello, aunque si existiese alguna duda sería oportuno solicitar cita con el dermatólogo, e igualmente si tenemos factores de riesgo (familiares con cáncer de piel, o múltiples lunares, o lunares atípicos…), es conveniente realizar revisiones periódicas con el dermatólogo.
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¿Qué tipos de cáncer de piel son más frecuentes en esta zona?
Con diferencia, el cáncer de piel más frecuente en nuestra zona (y en el mundo en general) es el carcinoma basocelular (o basalioma, o epitelioma basocelular), que de hecho es considerado el cáncer más frecuente de la especie humana, si bien debido a su baja agresividad general (suele ser fácilmente curable si se diagnostica a tiempo y excepcionalmente se disemina a órganos internos), no suele entrar dentro de los registros hospitalarios de cáncer, y por ello puede que no sea tan conocido como el melanoma.
Otros cánceres algo menos frecuentes, son, por orden, el carcinoma escamocelular y el melanoma. Ambos son más peligrosos, por su potencial diseminación a otras partes del organismo en casos avanzados.
¿Cómo podemos prevenirlos?
En prevención primaria (evitar su aparición) sería fundamental evitar la exposición solar intensa, y sobre todo las quemaduras. Para ello, de forma general, debemos evitar la exposición solar directa a las horas centrales del día, debemos procurar buscar la sombra, usar ropas y como no, aplicar crema de protección solar.
En prevención secundaria (el carcinoma ya existe, pero queremos minimizar sus consecuencias) es fundamental consultar al dermatólogo ante cambios en lunares (forma, tamaño, color, sangrado…) y ante lesiones de nueva aparición, sobre todo si hay crecimiento rápido o ante heridas que no terminan de cicatrizarse.
¿Qué tratamientos existen?
El dermatólogo es el especialista que le orientará sobre las posibles opciones para cada caso concreto, con sus pros y contras, aunque de forma general en la mayoría de cánceres de piel el tratamiento estándar es la cirugía. Sin embargo, en algunos tipos de cánceres de piel diferentes al melanoma si son superficiales puede que dicha cirugía pueda no ser necesaria, pudiendo obtenerse la curación mediante otros tratamientos incluyendo determinadas cremas, láseres, el uso de nitrógeno líquido… La necesidad de tratamientos como la radioterapia o la quimioterapia son raramente necesarias para el tratamiento del cáncer de piel.
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