A buen seguro que en más de una ocasión se ha empleado el término miopía para referirse a alguien que no ve del todo bien, pero no se sabe exactamente qué supone esta condición. La miopía aparece cuando existe un problema de la refracción de la luz en los ojos de una determinada persona. Esto da como resultado el que esa misma persona acabe por percibir los objetos lejanos como borrosos y esto ocurre, a su vez, porque la imagen que se forma en la retina no es la que debiera y esto puede pasar porque el ojo es más largo de lo habitual o porque el cristalino, la córnea o ambos son muy potentes. La miopía, como tal, dependerá de la graduación para que sea considerada como una enfermedad. En cualquier caso, hay diferentes métodos para tratarla con cirugía.
• Cirugía refractiva. Se trata, como su mismo nombre indica, de un conjunto de procedimientos quirúrgicos que tienen como objetivo el conseguir modificar la anatomía del ojo, sobretodo la córnea. Con estos métodos se puede conseguir que la persona que se somete a este tipo de operación diga, de una vez por todas, adiós a las gafas o lentillas. Para aplicar este tipo de cirugía se pueden emplear numerosas técnicas como:
◦ LASIK: Se trata de una técnica de lo más segura y eficaz que no sólo se aplica para tratar la miopía sino que es útil para corregir la presbicia, la hipermetropía y el astigmatismo también. Una de las grandes ventajas con las que cuenta dicha técnica es que se viene empleando hace muchos años (de hecho, ha sido en las últimas décadas la intervención más realizada) El paciente se recupera rápidamente tras la intervención y tan sólo se requiere de una anestesia tópica y de una breve intervención (de, aproximadamente, unos 4 minutos) El precio tampoco es un problema porque, a diferencia de técnicas más modernas que emplean dos láseres, ésta sólo precisa de uno.
◦ PRK/LASEK: Ambas son menos agresivas que otras técnicas porque no requieren de hacer disecciones dentro de la córnea. Este tipo de técnicas son de lo más sencillas por lo que el tiempo que se precisa también es escaso (por norma general, podemos hablar de 2 minutos por limpieza y 2 segundos de aplicación de láser por cada dioptría) Aunque la recuperación es rápida y se ve desde el mismo día de la intervención sí que hay que señalar que la recuperación no es tan inmediata como en otros (véase la LASIK, ya mencionada) sino que se irá notando una mejora progresiva.
◦ Femtosegundo: Es una técnica de lo más avanzada. De hecho, el láser de Femtosegundo permite separar capas de la córnea con una precisión 100 veces mayor que el microqueratomo que se utiliza en LASIK. En este caso, la cuchilla no se usa para nada. Aquí el cirujano sólo se servirá de este láser tan preciso. Por supuesto, esta precisión lleva consigo un tratamiento que ofrece una mayor seguridad a los pacientes y, en realidad, al paciente tan sólo le supone un coste mínimo adicional.
◦ El tratamiento ICL (de lente intraocular): Suele ser la más indicada para pacientes que cuenten con 6 dioptrías o más. Además, será la única que se pueda emplear en el caso de tener que tratar a pacientes que cuenten con córneas anómalas,sino se les puede aplicar el láser. Una vez que se emplea esta técnica, la persona que se ha sometido a este tratamiento puede contar con buena visión tanto de lejos como de cerca y una ICL es reversible por lo que puede ser retirada o sustituida, si se precisa. La anestesia tópica se lleva a cabo con gotas, por lo que el paciente no se entera de nada. La recuperación es de lo más rápida. En apenas 15 minutos esa persona puede abandonar la clínica sin sus habituales gafas o lentillas.
Al final será el oftalmólogo el que decidirá, en función de cada paciente y de las características fisiológicas que éste tenga, cuál de ellas es la opción más apropiada, observando y analizando las particularidades para dar con la solución óptima.
Síntomas de la miopía
La realidad es que, en cuanto que se sospeche que hay un problema de visión (y en esto hay que prestar especial atención también en los menores) hay que acudir a un oftalmólogo para que haga una valoración de la situación. Puede ser que no sea nada o que no se requiera de tratamiento alguno pero, incluso cuando esto sea así, mejor ponerse a ello cuanto antes.
Algunos síntomas que indican que una persona puede tener miopía son los siguientes:
1.- Entorna los ojos cuando quiere ver objetos lejanos.
2.-Nota una cierta fatiga visual.
3.-Requiere de acercarse a los objetos para poder verlos con nitidez.
4.-Padece de dolores de cabeza. Esto viene determinado por el sobresfuerzo de tratar de ver con claridad y de no conseguirlo, obviamente.