Gracias a la donación de semen y a las técnicas de fertilidad que ofrecen las clínicas que desarrollan su actividad dentro de esa especialidad, ahora, las mujeres lesbianas pueden ser madres a través de un sencillo proceso de inseminación artificial. Es un método poco invasivo, que no requiere grandes tratamientos y que tiene un coste bastante asequible, por lo que es una de las opciones más recurridas
Las parejas homosexuales femeninas tienen mucho más fácil que las masculinas acceder a la maternidad-paternidad, debido a que ellas tienen la capacidad de gestación que los hombres no poseen. Por ese motivo, las clínicas de fertilidad han dispuesto una serie de tratamientos y sistemas para que estas mujeres vean hecho realidad su deseo de ser mamás. Tan solo es necesario hacerse una serie de pruebas previas para obtener algunos parámetros, que determinarán, en parte, el éxito del tratamiento que se vaya a aplicar.
Dicho lo cual, el método más utilizado en caso de parejas lesbianas es el proceso de inseminación artificial, que consiste en un tratamiento de reproducción asistida bastante sencillo, cuya principal función es imitar la fecundación natural. Por eso, el principal objetivo es introducir una muestra de semen de un donante anónimo, para fecundar el, o los óvulos.
No obstante, para que la inseminación artificial tenga más éxito de embarazo, durante el proceso que dura el tratamiento, desde la clínica se programa un tratamiento de estimulación ovárica controlada, para que la posible madre gestante ofrezca en su útero las mejores condiciones, con el fin de que al introducir la muestra de espermatozoides, estos tengan muchas menos dificultades en el camino que tienen que recorrer hasta llegar al útero y fecundar el óvulo.
Cómo se lleva a cabo
En primer lugar, la primera fase lleva aparejada una estimulación hormonal de los ovarios, con el objetivo de tener un control sobre la ovulación y preparar el útero, con el deseo de aumentar las posibilidades de embarazo todo lo que sea posible. Concretamente, esto dura en torno a ocho días, por tanto, una vez que los óvulos alcanzan su fase de maduración, se planifica la fecha de la inseminación.
Por otro lado, respecto a los espermatozoides, estos pueden proceder de la pareja, en caso de parejas heterosexuales, o de un donante anónimo, que previamente los haya depositado en un banco de semen, caso imprescindible en parejas de lesbianas. El esperma también pasa por un proceso de preparación, a través del cual, se descartan los espermatozoides muertos o con problemas de movilidad, para enfocar el éxito del tratamiento.
Algunos datos sobre la inseminación artificial
Es muy importante conocer algunos conceptos de la inseminación artificial, así como parámetros fundamentales sobre los que surgirán algunas dudas durante el proceso. Es el caso, por ejemplo, de la edad hasta la que se puede someter una mujer a este tratamiento, donde se recomienda que en el caso de parejas de dos mujeres o mujeres sin pareja, que vayan a utilizar semen de donante, puede ser viable el tratamiento hasta los 38-39 años. Además, habrá que comprobar que la posible gestante tenga una buena reserva ovárica y descartar patologías, como la endometriosis
También hay mucho interés por saber cuánto cuesta este tipo de tratamiento, y en este caso, la inseminación artificial suele oscilar entre los 400 y los 1.000 €, dependiendo mucho de cada caso particular. Asimismo, según la media, la probabilidad de quedarse embarazada por este método, tiene una horquilla que oscila entre el 15 y el 30%. Eso sí, el porcentaje puede aumentar exponencialmente en relación a cuantos más intentos se efectúen.
Por otro lado, cabe resaltar que la duración de la inseminación artificial es de, aproximadamente, dos meses. También es posible realizar la inseminación durante un ciclo natural, sin embargo, el hecho de no administrar medicación para estimular los ovarios hace que la posibilidad de embarazo sea más baja que si se implementa la estimulación ovárica.
Por último, por regla general, se estimula el ovario para que crezcan en torno a 1 y 3 óvulos, razón por la que al haber más de un óvulo, existe riesgo de tener un embarazo múltiple, de forma que, más o menos, el 8% de los embarazos con este método son gemelares. Sin embargo, si la paciente no desea, en ningún caso, tener un embarazo múltiple, existe la posibilidad de inseminar con una dosis muy baja, para que crezca tan solo un folículo.
En definitiva, es un método sencillo y eficaz para que dos mujeres que se aman y comparten un proyecto de vida, puedan ser mamás con todas las garantías clínicas aseguradas.