Cuando la vida depende de la solidaridad de otros
Parece increíble que ocurra algo así. Es sorprendente que la vida de una persona dependa de la solidaridad de gente a la que ni siquiera conoce y con la que, a buen seguro, nunca llegue a encontrarse. Pero, desgraciadamente, son muchos los casos que se topan con una realidad así, de bruces, muchas veces casi sin darse cuenta y siempre sin merecerlo; sin estar preparados para librar la que, a buen seguro, se convierta en una de las batallas más importantes de sus vidas. Hoy son múltiples los rostros que esperan ansiosos una llamada de teléfono que les permita seguir trabajando, criando a sus hijos, saliendo a pasear con los amigos, sonriendo… en definitiva, viviendo. Para muchos, recibir un trasplante es la única solución para aferrarse a la esperanza de continuar caminando hacia delante. Pero, ¿y si ese trasplante no llega? ¿Qué ocurre si no existe un donante compatible? En los últimos años, los bancos de cordón umbilical intentan acabar, en muchas ocasiones, con esta angustia poniendo al servicio de la ciencia y de la salud las células madre. Una solución que, a pesar de sus bondades, no ha escapado a las controversias.
Sin saber cómo ni por qué Pablo Ráez se ha colado en nuestras vidas. Bueno, el porqué sí que lo sabemos. Todos los valientes merecen ocupar un lugar privilegiado y, aunque este concepto pueda resultar demasiado épico o abstracto, Pablo está a la altura de cualquiera de los hombres y mujeres que hoy forman parte de las páginas de nuestra historia más reciente. Un valiente que con sólo 20 años, y un montón de sueños e ilusiones en la cabeza, ha sabido sacudir las conciencias de quienes, a veces, inmersos en una prisa constante que nos impide incluso respirar, caminamos como autómatas sin saber ni siquiera hacia dónde nos dirigimos. Y es que este joven ha conseguido que entendamos la verdadera importancia y sentido que lleva consigo el hecho de donar. Quizás no por nosotros, sino por los que luchan por conservar el único bien realmente preciado que tenemos los seres humanos: la vida.
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Mientras Pablo espera con paciencia la llegada de un donante de médula compatible que le haga volver a sonreír, pero ésta vez lleno de salud, ha iniciado una campaña que se convertido en un auténtico fenómeno viral con la que ha conseguido que el número de donantes de médula haya crecido, en las últimas semanas, de una manera casi vertiginosa. Pero, ¿y si para quienes buscan como él no aparece un donante compatible? ¿Es el trasplante de médula la única solución para la enfermedad que padece este joven malagueño?
Esperanza de futuro
Pablo padece leucemia, una de las enfermedades que, a pesar de que encuentra en el trasplante la solución más viable, tiene en la sangre del cordón umbilical –como ocurre con otras enfermedades graves de carácter hematológico- un rayo de esperanza que para la ciencia, hace ya algún tiempo, no pasa desapercibido. Hasta hace aproximadamente dos décadas, el cordón umbilical de un recién nacido era un deshecho más derivado del momento del parto que terminaba, como otras muchas cosas, en la basura del quirófano. Hoy, sin embargo, la realidad es bien distinta y las investigaciones han puesto de manifiesto que la sangre del cordón umbilical es una importante fuente suplementaria de células progenitoras hematopoyéticas muy prometedoras. Estos progenitores, también conocidos como células madre, son capaces de convertirse en células sanguíneas especializadas y, gracias a ello, curar pacientes con enfermedades de la sangre tras ser sometidos a un trasplante hematopoyético. Hasta no hace demasiado tiempo, estos trasplantes se llevaban a cabo administrando al paciente células madre procedentes de un donante sano, obtenidas bien a partir de su sangre, bien a partir de la médula ósea.
Hoy, sin embargo, se sabe que la sangre del cordón umbilical contiene suficientes células madre como para hacer trasplantes que permitan seguir viviendo a quienes las reciben. Por otro lado, a diferencia de lo que ocurre con las células madre de la médula ósea, las células madre procedentes del cordón umbilical pueden emplearse con éxito aunque el donante y el receptor no presenten perfiles totalmente compatibles. Además, entre este tipo de pacientes trasplantados, esto es entre los que reciben células madre procedentes del cordón umbilical, hay menos casos de enfermedad de injerto contra huésped (EICH), que muchas veces ocurre cuando hay células sanguíneas en el organismo que no son propias y éstas acaban atacando el organismo que las recibe.
¿Cómo se obtienen estas células madre?
El procedimiento de extracción de las células madres existentes en el cordón umbilical es sencillo. Una vez que el bebé nace, se pinza el cordón umbilical y, antes de que la madre expulse la placenta, se pincha la vena umbilical, se extrae la sangre y se almacena en una bolsa estéril identificada con los datos de la madre. Por otro lado, la madre es sometida a un análisis de sangre para descartar la existencia de cualquier enfermedad que pudiera transmitirse por transfusión. Una vez comprobado que todo está en orden, entonces la sangre procedente del cordón umbilical del recién nacido es llevada a un banco de sangre de cordón umbilical donde se analiza la calidad. Aquellas muestras que posean un elevado porcentaje de células madre válidas para su aplicación en tratamientos son congeladas a un temperatura de -196º C (criopreservación); el resto, son desechadas.
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Bancos públicos o privados… la polémica está servida
En el año 2005 saltaba la noticia. Los medios de comunicación se hacían eco de la decisión adoptada por la Familia Real de congelar las células del cordón umbilical de la Princesa Leonor en una clínica privada de Tucson (EEUU). En 2007, y para ahuyentar la polémica generada justo dos años antes, se procedía de manera diferente con las células del cordón de la Princesa Sofía. En este caso, la muestra fue dividida y la mitad fue enviada a un centro público y la otra mitad a un centro privado en Europa. Sin embargo, esta decisión más ‘justa’ tampoco estuvo exenta de polémica, ya que uno de los principales inconvenientes que precisamente presenta el trasplante empleando células procedentes de la sangre del cordón umbilical es que la cantidad de la muestra, en ocasiones, puede resultar insuficiente.
El destino de las células procedentes de la sangre del cordón umbilical es un tema que ha generado, y aún lo sigue haciendo, acalorados debates sociales. ¿Deben llevarse estas células a un banco público para que cualquier persona que pueda necesitarlas tenga acceso a ellas? ¿O es mejor hacerlo a un banco privado para que así puedan estar disponibles para el donante y su familia?
En estos momentos, en España hay un total de siete bancos públicos de sangre de cordón umbilical localizados en Madrid, Barcelona, Galicia, Andalucía, Valencia, Canarias y País Vasco. Las muestras que se conservan en estos bancos se hacen de forma anónima y pueden ser trasplantadas a cualquier persona que lo necesite. Cuando a muchos padres se les plantea la posibilidad de conservar la sangre procedente del cordón umbilical de sus hijos, ven este hecho como un auténtico seguro de vida en el caso de que a los pequeños les fuese detectada alguna enfermedad. Nada más lejos de la realidad. Aprovechando este hecho, hacen su aparición en escena los bancos privados. En estos instantes, cerca de una doce se encuentran repartidos por Madrid, Cataluña y Castilla y León (además de uno que opera en nuestro país desde Suiza), ofrecen la posibilidad de conservar la sangre del cordón umbilical para uso exclusivo del hijo recién nacido o de algún hermano del mismo. Sin embargo, y a pesar de las promesas, la realidad es bien distinta. En España, la legislación determina que si las unidades de sangre de cordón umbilical son almacenadas en territorio nacional, aquellas personas que sean compatibles y las necesiten podrán usarlas de forma prioritaria. Por lo tanto, cuando un banco privado asegura que el recién nacido que dona o un hermano compatible podrá hacer uso de las células de sangre procedentes del cordón umbilical es porque éstas son almacenadas en países donde está permitido.
Junto a los modelos públicos y privados, España también posee un modelo mixto. Es el llevado a cabo por VidaCord, centro ubicado en Alcalá de Henares desde 2007, año en el que iniciaba su andadura como el primer banco privado en nuestro país. Las familias que confían a esta entidad las células del cordón umbilical de sus bebés recién nacidos pueden elegir entre hacer uso de ellas de forma privativa o, por el contrario, compartirlas con aquellos enfermos que las requieran en algún momento. En los casos en los que la opción elegida sea emplearlas de manera privativa, entonces la sangre se procesa en España, pero se conserva en Reino Unido.
¿Falsas expectativas?
El hecho de que las células madre procedentes de la sangre del cordón umbilical tengan capacidad plástica para dar lugar a otros tipos de células y, por lo tanto, sea útiles para tratar enfermedades no es más que, al parecer, una mera expectativa, ya que la realidad clínica, hoy por hoy, es que únicamente se emplean para tratar algunas leucemias, linfomas y otras enfermedades hematológicas.
Son muchos los padres que, en pleno ‘embarazo’ se plantean la posibilidad de conservar la sangre del cordón umbilical para tratar posibles enfermedades del bebé que está por llegar. Esta aplicación se aleja bastante de la aplicación real que pueden tener las células madre extraídas del cordón. Hasta el momento, los especialistas están de acuerdo en algo: es absolutamente inútil conservar la sangre del cordón umbilical para uso autólogo, es decir, para el niño del que proceden. Se han generado falsas expectativas en torno a esta realidad. En estos momentos, la comunidad científica sólo tiene certeza de que las células procedentes del cordón umbilical tienen la posibilidad de curar leucemias o enfermedades congénitas, por lo que habría que recurrir a sangre procedente de otro cordón, ya que, de hacerlo con las del propio, trasplantaríamos células portadoras del mismo defecto genético, con lo que el fracaso estaría asegurado.
¿Qué dice la legislación al respecto?
Ante las dudas y controversias surgidas en torno a las células procedentes de la sangre del cordón umbilical, en el año 2004 la Comisión Europea promulgó un documento que, aunque no prohibía explícitamente la existencia de bancos de carácter privado, si desaconsejaba apostar por ellos. Por otro lado, hace pocos años se aprobó en España el Real Decreto 1301/2006, que regulaba todo lo concerniente a las células y tejidos. Esta normativa recoge que toda la sangre de cordón que se almacene en España debe poseer carácter universal, esto es que podrán ser utilizadas por cualquier persona que las necesite en caso de que, obviamente, exista compatibilidad.
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