Frecuentemente en conferencias o en la propia consulta me preguntan sobre la conveniencia de llevar a alguna hija o hijo a la consulta psicológica, y si bien algunas familias creen que hay que llevarles casi por cualquier motivo llegando a psicologizar en exceso. Sin embargo otras familias se resisten a consultar cuando hace tiempo que ya presentan problemas de conducta o personalidad.
Recomendamos a las familias que soliciten consulta psicológica cuando observen que lleva varias semanas entristecido sin motivo conocido lógico, pasándolo mal casi todo el tiempo, aislándose, rehuyendo salir, abandonando sus actividades recreativas o deportivas, mostrándose frecuentemente irritable o agresivo, etc.
Antes de pedir consulta psicológica
No dramatizar ni etiquetar el comportamiento del menor, pues no haríamos sino agravar la situación al hacerle sentir raro y peor ya que se encerraría aún más en sí mismo. Conviene hacerle ver con mucha paciencia que puede contar con sus padres, que estamos deseando ayudarle y que puede confiar en nosotros porque vamos a guardar entre nosotros sus preocupaciones y confidencias.
Antes de pedir cita debemos asesorarnos a través de conocidos y familiares o en el mismo Colegio Oficial de Psicología sobre qué profesional de la Psicología Infantil es más conveniente.
Cuando ya hayamos elegido al especialista y antes de solicitar consulta conviene que hagamos partícipe al hijo que como deseamos se sienta de nuevo feliz podemos ir juntos para que nos ayuden profesionalmente, así hablará y jugará con nuestra hija/o para ayudarle a sentirse mejor, procurando así no estigmatizar ni psicopatologizar.
Tras haber conseguido su aceptación acordar consulta en una fecha y horario de acuerdo con el menor para así contar con su máxima colaboración al sentir que le hacemos protagonista de la consulta.
Previamente a ir a la primera cita será conveniente recopilar la más completa información posible sobre su comportamiento y sus relaciones a través del profesorado, su pediatra y cualquier otra persona que le trata con frecuencia como familias de compañeros de clase o juegos.
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El psicólogo tratará de descubrir la causa y evolución del problema contando con la colaboración activa de los familiares y especialmente del menor para explicarles las tareas y ejercicios que hacer, así como pautas de conducta y objetivos que conseguir para mejorar y normalizar la situación.
Indicadores de posibles problemas psicológicos infantiles
- Alteración frecuente del sueño, de los hábitos de comida por exceso o por defecto.
- Ansiedad, irritabilidad o tristeza de manera habitual.
- Agresividad, negatividad, oposicionismo permanente y conductas violentas.
- Irritabilidad y enfados por cualquier cosa y con cualquier persona.
- Aislamiento y/o evitación a relacionarse con gente de su edad.
- Inestabilidad emocional acompañada de cambios bruscos en su conducta.
- Conductas regresivas volviendo a comportarse como en etapas de menor edad.
- Pérdidas o fallos en el control de esfínteres sin causa fisiológica.
- Repentino interés por temas escabrosos, violentos, morbosos, enigmáticos u oscuros.
- Variaciones extrañas en su conducta sexual con compulsión o comportamientos raros impropios de su edad.
- Relaciones que ocultan y que no son apropiadas con jóvenes o personas mayores de edad.
- Adicción o dependencia de videoconsolas, teléfonos móviles, tablet u ordenadores.
Para ayudarle a que vuelva a sentirse feliz
Respetar la confidelidad con el profesional que les atiende manteniendo una actitud tranquila y colaboradora donde el respeto al menor es fundamental para que pueda volver a sentirse feliz.
Aprovechar ésta situación nueva para fortalecer las relaciones familiares aumentando la comunicación y mejorando el clima afectivo y emocional en el hogar.
Proporcionarle seguridad emocional, sin sobreprotegerle ni tampoco dejarle hacer tdoo lo que quiera.
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Mantener la disciplina apropiada a su edad así como saber tener límites y normas adecuadas.
Ser cariñosos pero dentro del clima de respeto por las normas educativas apropiadas a la edad.
Sobre todo confiar en que procurando continúamente educar bien con tranquilidad, autoridad y cariño ayudaremos a que vivan una infancia y adolescencia sana y feliz.
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