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La temporada de eclipses: entre cierres y nuevos comienzos

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La temporada de eclipses: entre cierres y nuevos comienzos

En un tiempo en el que la racionalidad ha ocupado casi todo el espacio, volvemos a levantar la mirada hacia el cielo en busca de respuestas. Durante siglos, los eclipses fueron leídos como señales de destino, momentos cargados de significado que conectaban a las personas con la esencia milenaria de la vida. Hoy, desde una perspectiva más abierta, recuperamos esa conexión: entendemos que estos fenómenos no son solo astronómicos, sino también simbólicos.

La autora y astróloga Erica Facen, fundadora de Lunalogía, propone mirar los eclipses como parte de una astrología evolutiva orientada al autoconocimiento. En su reflexión, recuerda que son portales de transformación, “ingeniería espiritual en movimiento”, que nos invitan a cerrar lo que ya cumplió su ciclo y a abrirnos a lo que está por llegar. Si quieres profundizar en esta visión, puedes indagar en un vídeo y un PDF que ha compartido en abierto con su comunidad.

Un tiempo de inflexión

Un eclipse es un instante en el que la luz del Sol o la Luna se interrumpe. Ese paréntesis altera el flujo habitual de energía y, con él, la conciencia. Por eso se asocian a crisis, revelaciones y cambios de rumbo. Más allá de la astronomía, actúan como recordatorios de que el control es ilusorio y que el alma, no la mente, es la que marca la dirección.

Entre 2024 y 2027, los eclipses se concentran en el eje Virgo–Piscis, lo que marca un ciclo colectivo de gran alcance. Virgo representa el orden, la práctica y el análisis. Piscis, lo sutil, lo espiritual y lo intangible. Este eje nos invita a equilibrar lo racional con lo intuitivo, lo estructurado con lo fluido.

 

Un nuevo ciclo evolutivo

El 29 de enero de 2025, el Nodo Norte ingresó en Piscis, inaugurando una etapa en la que la brújula evolutiva apunta hacia lo invisible. El mensaje es claro: no se trata de controlar ni de planificar, sino de confiar, soltar y escuchar al alma. Lo que parece final es en realidad un inicio, y lo que se desordena puede estar dando paso a un orden superior.

En palabras de Lunalogía, es el paso “del juicio a la compasión, de la ansiedad mental a la sabiduría silenciosa”. Una oportunidad de redefinir la dirección de vida con mayor coherencia interna.

No se trata de controlar ni de planificar, sino de confiar, soltar y escuchar al alma

Ecos del pasado

Los eclipses también reactivan memorias de ciclos anteriores. En este caso, resuenan con los años 2006–2008 y 2015–2017. No es extraño que en estos meses muchas personas retomen temas, relaciones o escenarios similares a los de entonces. No se trata de volver atrás, sino de integrar lo aprendido, cerrar lo inconcluso y comprender desde una mirada más madura.

Siete eclipses para un mismo propósito

Entre 2024 y 2027 viviremos siete eclipses en este eje zodiacal. Su desarrollo refleja un movimiento de cierre e inicio: comienza en grados tardíos de Virgo y Piscis (culminaciones) y concluye en grados iniciales (nuevas semillas).

La mayoría serán lunares en Piscis, lo que pone el acento en revelaciones internas, emociones y memorias profundas. Solo uno será solar, el 21 de septiembre de 2025 en Virgo, coincidiendo con el equinoccio. Ese día puede marcar un reinicio consciente, un nuevo método o un reordenamiento vital.

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Cómo vivir la temporada de eclipses

Durante estas semanas la energía es más intensa. Las emociones se amplifican, los sueños se vuelven más simbólicos y los cambios, inevitables. Por eso no es tiempo de forzar ni de buscar certezas, sino de escuchar. Conviene observar lo que se intensifica, descansar más, escribir lo que emerge y agradecer lo que se cierra, incluso si resulta incómodo.

Un eclipse no trae caos, trae orden. Lo que se pierde, regresa transformado. Lo que se interrumpe, deja espacio para lo auténtico. Es una llamada a confiar en que la vida sabe hacia dónde nos conduce.

Una brújula para el alma

En lugar de temerlos, los eclipses pueden entenderse como un mecanismo de precisión espiritual. No buscan complicar, sino devolvernos al centro. Nos ayudan a recalibrar la brújula interior para caminar en coherencia con lo que realmente somos.

Como señala Lunalogía, “no estás perdido, estás en tránsito; no estás a oscuras, estás siendo devuelto a tu centro”. Y tal vez ahí reside su mayor enseñanza: aprender a soltar, confiar y caminar con presencia, incluso cuando no vemos todo el mapa.

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