Sábado 13 de enero. En Madrid llueve y hace frío. Miles de personas esperan para entrar en el WiZink Center. La ilusión se refleja en sus miradas. Han llegado desde Málaga, Córdoba, Bilbao y desde cualquier rincón de España… Da igual de donde vengan, porque a todos les mueve el mismo motor; ser testigos en primera línea de la despedida de Chambao.
Chambao siempre ha sido especial. Nacieron arriesgando y rompiendo, apostando por un estilo que ellos mismos se inventaron; el «Flamenco Chill» y que abrió el camino a otros muchos que vendrían detrás, pero ninguno como ellos, ninguno igual.
Paso el control de seguridad, me acredito y entro en el pasillo de camerinos. Al fondo se puede leer «Lamari”. Detrás de esa puerta está ella. Nos recibe con su alegría característica y con la tranquilidad que da tener total confianza en que esa noche sería una noche para recordar.
Aún queda un tiempo para salir al escenario. Oscar y Manu, de CoelloCasado Make up & hair, son los encargados de peluquería y maquillaje. Es la última vez que Lamari se viste y se maquilla para ser Chambao. No es un día más, no es un concierto más, y todos lo saben.
Su hermana Toñi y Paco Vilchez, Road Manager del grupo, se mueven de un lado a otro, coordinando esto y aquello para que todo salga como está planeado.
Se oyen murmullos de fuera al abrirse la puerta, el WiZink Center comienza a llenarse. 5000 almas esperan a que Chambao, a que Lamari, irrumpa en el escenario y las roce con su música y su sensibilidad.
Mientras, ella sigue en su camerino. Está dispuesta a darlo todo y a dejarse la piel sobre el escenario. Se dejará la piel de Chambao para dar paso a una piel más libre, a una piel más sabia…
Se abre la puerta y entran sus padres. Ellos tenían que estar. La tranquilidad de la artista contrasta con lo nerviosa que está su madre. La mira, para ella sigue siendo su niña. Una niña que se ha hecho muy grande en el mundo de la canción y que ya no es solo de ella, es de todos la que la quieren y corean su nombre en cada actuación, de todos los que compran sus discos, de todos los que escuchan sus canciones en un tarde lluviosa mientras se sienten atrapados en una caravana y con su música sienten la libertad.
«Lo único que tienes que hacer es disfrutarlo mamá”, le dice a su madre con ternura. Posiblemente algo parecido le diría su madre a ella antes del subir al escenario en las actuaciones del colegio. Ese día estarán juntas y no ante los padres y madres de los compañeros de la clase, sino ante 5mil personas…
Si ya estaba preparada para este último concierto de Chambao, ahora además está peinada y maquillada, natural como a ella le gusta.
Lamari sale de su camerino para encontrarse con su banda. Ha llegado el momento. Es la hora de empezar.
Baja las escaleras enérgica, lista para dar lo mejor, está llena de vida, de ganas, de emoción, de adrenalina… Accede a la parte trasera del escenario. Ahí están todos los que hacen y forman Chambao, esperándola, dispuestos a vivir cada segundo al máximo. Están listos para actuar en la que será su última noche juntos, la última noche en la que latirá el corazón de Chambao en directo. Porque aunque se despidan, aunque pasen los años, su latido seguirá latiendo cada vez que alguien escuche sus canciones.
Al otro lado, se apagan las luces y se encienden las pantallas con imágenes que resumen los 15 años del grupo malagueño. Piel de gallina, alguna lágrima que se escapa, y sólo es la antesala de lo que está por ocurrir.
“En la música encontré mi misión, en el cobijo de Chambao, un recorrido lleno de emociones”, son algunas de las frases que a modo de manifiesto en off recita Lamari.
El escenario se cubre de una luz azulada y deja entrever que cada músico ocupa su lugar. La emoción se palpa en el ambiente, y un caluroso aplauso que suena al unísono da la bienvenida a “Lamari” interpretando su emblemático tema “Chambao”.
El repertorio avanza y el público está entregado. Llega uno de los momentos estelares de la noche. Aparece Pepa, madre de la artista, artista toda ella, que entre numerosas muestras de cariño interpreta junto a su hija una versión muy particular de “Sueño y Muero”.
La banda quiso hacer un recorrido de las canciones más conocidas del grupo desde sus inicios, para ello contaron con Roberto Cantero y Toni Romero, miembros en las primeras etapas de Chambao.
Henrik Takkenberg también estuvo presente. Lamari lo recordó como el impulsor del «Flamenco Chill Out» y lanzó un beso al cielo en señal de agradecimiento.
Por el escenario pasaron durante el concierto artistas como Antílopez, Rosario Flores con la que interpretó una versión conjunta de “Gloria a ti” y “Caprichos de Colores”, El Langui, Vinila BonVismark y Arcángel, entre otros…
La luz se apaga y se enciende ella en su esencia. El escenario se transforma en un tablao flamenco. Para sorpresa de los presentes, Lamari aparece vestida con un traje de gitana con un toque fusión, diseño de la firma malagueña Kusama. Calaveras y lunares de colores, el estilismo perfecto para interpretar temas como “Camino interior” o “Como la luz”.
Entre el público había mucha curiosidad respecto a qué hay que esperar a partir de ahora de la carrera musical de LaMari, ya sin armazón, sin techo y sin paredes, sin chambao en el que refugiarse. “Haré simplemente: Música”, contundente Lamari deja la duda abierta, en el aire… En esta renovación, y en lo que a su carrera en solitario se refiere, se centrará en hacer música sin etiquetas, música únicamente en la que suene su esencia. Pero antes había que terminar de despedir a Chambao y hacerlo por todo lo alto.
Con Miguel Campello interpretó canciones como “Danza el Aire” y “Tu recuerdo”, el famosísimo tema que hizo en su día junto a Ricky Martin.
“Quereros Mucho. Que el amor no sea nunca una cárcel, que sea siempre libertad”, estas fueron sus palabras antes de “Dejame Vivir”. Un tema que interpretó junto a su hermana Toñi, que ha sido uno de los grandes pilares en la organización de este concierto.
El escenario se llenó de amor, de cariño, de emociones a flor de piel; artistas y familiares todos a una con ella, arropándola. El final de la noche había llegado. Cada uno aportó su granito de arena en una inigualable versión del conocido “Ahí estas tú”.
Recorriendo el escenario acompañada de sus padres y lanzando infinidad de besos al público, Maria del Mar Rodríguez cierra así una etapa de su vida, llena de vivencias y aprendizaje, dice «hasta siempre» a Chambao para dar la bienvenida a “Lamari”.
Una crónica de redacción y fotografía de Manuel Martos para YoSoyMujer.es