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‘El poder de las mujeres’, a debate

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‘El poder de las mujeres’, a debate

‘El poder de las mujeres’, ese era título de la charla que dentro del ciclo ‘El poder político y los medios de comunicación’ se desarrolló en la sala Oyarzábal en el Palacio de la Marina. El ciclo está organizado por la Diputación de Málaga. Las participantes: las periodistas Carmen Tomás, Sonsoles Ónega y Curri Valenzuela, que actuaba de moderadora. 

El título resultaba especialmente atractivo por todas las variables que podía contener. Pero en este caso antes de entrar en esa sala y contar lo que se dijo y de lo que se habló, comenzaremos por el final. 

 

21.15 de la tarde, aún es de día y las personas que han asistido al encuentro, la mayoría mujeres, se concentran en pequeños grupos a las puertas del edificio donde ha tenido lugar la ponencia. 5 de ellas deciden que van a irse juntas a tomarse algo antes de volver a casa, porque el tema da para mucho más. Las opiniones sobre lo que se ha dicho en la sala son múltiples. Cada una tiene su propia sensación y hace su propio balance. Acuerdos y desacuerdos sobre las afirmaciones y reflexiones planteadas. Van matizando y se crea un debate paralelo en la calle, entre ellas.

Las 5 son mujeres profesionales en activo, y la mayoría madres. Su edad ronda entre los cuarenta y tantos y los cincuenta y tantos. “Vamos a tomar un cerveza”, dice una de ellas. Me despido, me tengo que marchar. Las que son madres tienen los hijos ya mayores. Las mías, adolescentes, sé que están esperando a que llegue para cenar. 

Me quedo con las ganas de seguir hablando del tema. Con esas ganas de una cerveza en una tarde de primavera en un centro de Málaga en el que se respira actividad y vida. Pero hay que priorizar. Seguro que mis hijas son capaces de cenar sin mí, pero no las he visto en todo el día y además hay varias cosas de las que tenemos que hablar. Esa cerveza y esa conversación la tuvieron sin mí.

Salgo de allí con la sensación de que esa ponencia, al igual que la mayoría que versan sobre las mujeres en la actualidad, se quedan en tratar el tema de puntillas y con la idea de que difícilmente nunca vamos a ponernos totalmente de acuerdo sobre los pasos que hay que dar y sobre nuestra visión global sobre el tema. Cada una se lo lleva a su terreno, cada una basa su opinión y su punto de vista en su experiencia personal. Y así hay tantas opiniones como mujeres, tantas opiniones como personas. Y quizás es de lo que va esto, de personas, y posiblemente nunca encontraremos un punto de encuentro hasta que la sociedad al completo llegue a ese punto, que actualmente se me antoja lejano, en el que más allá del género, hablemos de personas y de lo que nos une por encima de lo que nos separa. 

 

19:30 horas. Sala Oyarzábal. El poder de las Mujeres. 

Las tres son periodistas, Carmen, Curri y Sonsoles, pero las tres han comenzado en momentos distintos en la profesión, aunque a las tres les ha tocado trabajar en altos niveles y a la vez ser madres. 

Mientras Curri Valenzuela y Carmen Tomás ejercieron la profesión en época de la Transición, Sonsoles Ónega como ella misma apuntaba, ya nació en Democracia. Aún así considera por lo que ha leído y por lo que le han contado, que por mucho que vistamos la democracia con la palabra libertad e igualdad la situación de las mujeres en el ámbito del poder poco ha cambiado: “Lo primero que me llama la atención es el título de esta charla. Nunca se organizaría un foro que se llamase ‘El poder de los hombres’. Le presuponemos el poder a los hombres desde siempre como algo intrínseco al hombre. Esto me llevó a formularme dos preguntas: ¿Queremos el poder?, creo que sí y en idénticas condiciones que los hombres. Y la mujer que quiera tiene que llegar en igualdad de condiciones que los hombres, y eso todavía no ocurre. La segunda pregunta es, ¿tenemos el poder? No.

Yo nací en el 77 con la arquitectura de las libertades hechas y plasmadas. Sin embargo hay un documental que se llama ‘Las constituyentes’ y nos recuerda tanto a lo que pasa hoy en día… Como si el tiempo no hubiese pasado. Decían esas mujeres de la Transición que las mujeres tenían que hacer las cosas doblemente bien y que tenían que ir con los deberes muy bien hechos para que no las juzgaran mal. Y todo eso se parece a lo de hoy y cabe preguntarse por qué no hemos cambiado. Cuando una mujer quiere tener poder se enfrenta al Everest. Desde lejos se ve pequeñito y cuando llegas a las faldas se ve inmenso. Y eso no es así para los hombres. El mundo lo han diseñado los hombres, sólo hay que ver las estructuras laborales de este país y los horarios. A la mujer con poder se le sigue mirando raro. Las mujeres que tienen poder tienen que romper muchas resistencias”. 

Esas resistencias durante la tertulia se establecieron principalmente en la maternidad, las estructuras laborales y sociales tal y como están planteadas, y el reconocimiento de la autoridad de la mujer en puestos de decisión, o la incorporación del hombre al ámbito doméstico y a la corresponsabilidad, entre otros asuntos. 

En su introducción del tema, Carmen Tomás destacó la importancia de la educación tanto de los niños como de las niñas y la libertad de elegir de las mujeres: “Mi madre, que tenía 8 hijos, me inculcó que fuese independiente económicamente, sería por algo. Se puede ser independiente y trabajar de 8 a 3 y dedicarte a tu familia o aspirar a más. Las mujeres hemos tenido que hacer todo, trabajar fuera y llevar la casa para adelante. Si el hombre no aporta en la casa es mejor dejar de discutir por lo que hace o no hace, mejor que se vaya. Lo que no creo es que haya que forzar nada. Lo estamos consiguiendo”. 

Sonsoles Ónega coincidió con Carmen Tomás en que pertenecemos a un generación a la que nos dijeron que fuésemos independiente económicamente pero “queremos ser mujeres profesionales y tener una familia. Lo que no me dijo mi madre es que eligiese bien de quién me enamoraba. Y ellos no asumen el 50 % de nada en los hogares. Ahí no entran ni los jueces ni las leyes, ahí somos nosotras. Tenemos que detectar esas partículas que nos hacen caminar más lento”. 

 

Uno de los pilares de la tertulia fue el tema de los horarios y las estructuras laborales de nuestro país tal y como están planteadas. La llegada de las mujeres a puestos de responsabilidad está provocando que haya un cambio de mentalidad y que por ejemplo las reuniones de trabajo, se lleven a cabo a comienzo de la jornada laboral más allá de almuerzos o reuniones por la noche. Algo que según afirmaron aún es complicado de cambiar en determinados estamentos. Ónega aseguró que las mujeres cuando llegan al poder cambian su entorno y puso como ejemplos a la primera mujer magistrada del Tribunal Constitucional, en 2004, que cambió los horarios de los plenos de la tarde porque además ella tenía tres hijos pequeños. Ese cambio en la organización de los horarios es fundamental para que la mujer pueda seguir trabajando y siendo madre. Y apuntó a que esos desequilibrios que se producen actualmente tienen mucho que ver con que las mujeres no lleguen al poder: “ Tenemos un poder inmenso pero tenemos que ejercerlo. Necesitamos más primeras ministras y menos primeras damas, pero para eso hay que cambiar lo de fuera. Tal y como está diseñado el mundo ahora mismo lo vamos a tener muy difícil”.

Sonsoles Ónega recordó la primera foto del gobierno paritario de Zapatero y apuntó a que todas las mujeres que estaban en esa foto o no tenían hijos o sólo tenían uno, mientras que los hombres habían formado familias con más hijos: “Zapatero eligió a mujeres que pensaron que ministras había pocas y madres muchas”.

También recordó que siendo presidenta del Congreso, Ana Pastor, intentó llevar ese cambio a la Cámara y se encontró con la resistencia de los portavoces de todos los grupos políticos, en todos los casos hombres. 

Por otra parte, se puso de manifiesto que normalmente cuando una mujer llega al poder se le mide con otro rasero, incluso se le juzga su manera de vestir, cosa que con los hombres no pasa: “La mujer con poder es dos, la mujer profesional y es además la madre. Es una etiqueta que nos define y que no nos hemos sacudido y que no queremos sacudirnos y que debe seguir siendo así. Ese planteamiento no lo tiene el hombre. La maternidad sigue siendo un peaje que tiene la mujer. En su camino al poder hay muchas mujeres que renuncian, y ese debería ser un mandamiento de todas las mujeres; el “no renunciarás”, dijo ónega.

Carmen Tomás afirmó que frente a muchas de las creencias que tenemos España es uno de los países europeos en los que mejor viven las mujeres. 

Se debatió también sobre si la forma de ejercer el poder de las mujeres y las hombres es similar o distinto. Y se planteó la necesidad de que por encima de si el que manda es un hombre o una mujer hay que respetar al “mando”, a la persona. 

Por otra parte, se cuestionó si los hombres alargan su jornada laboral de manera artificial con tal de no tener que llegar a casa y enfrentarse a las cenas y los baños. Carmen Tomás aseguró que los compañeros más jóvenes empiezan a querer participar en la crianza de sus hijos y cogen sus bajas de paternidad. Tomás apuntó a la corresponsabilidad y a la llegada de la mujer a puestos de poder como algo que es sólo cuestión de tiempo: “ Cada vez hay más mujeres en puestos de responsabilidad. Estamos llegando. Yo no sería nada negativa en este momento. Y no tenemos que pedir que nos lo den, por nosotras mismas está llegando. Los chicos jóvenes están empezando a compartir con sus parejas la responsabilidad de los hijos, o eso es lo que veo que están haciendo mis compañeros.”

Es algo en lo que no estuvieron de acuerdo, en la incorporación del hombre al ámbito doméstico. Se planteó también la diferencia entre las mujeres que pueden contar con ayuda en casa y las que no se lo pueden permitir. Ónega lamentó que el gobierno no facilite ayudas a las familias para la contratación de ayuda doméstica y que ninguna formación política de respuesta a los problemas reales en este sentido. Tomás apuntó que partidos y sindicatos tienen que predicar con el ejemplo y no con mensajes vacíos. 

Carmen Tomás puso sobre la mesa el aumento de los casos de violencia de género en la población adolescente: “ Algo estamos haciendo mal con la educación de nuestros hijos cuando los datos están ahí”. Ante esto Carmen Tomás planteó también la necesidad del cambio de horarios en la educación pública, para que en términos estadísticos, no sigan siendo las mujeres las que tengan que renunciar. 

Se habló del movimiento Me Too y de la apertura por parte de la población femenina a contar los casos de violación o de abuso sexual. Eso derivó a un caso de candente actualidad como es el caso de ‘La Manada’. Ante la respuesta de la ciudadanía que se ha echado a las calles para protestar contra la sentencia. Quedo en duda en la tertulia si este movimiento ha sido orquestado o espontáneo. Sobre este tema Tomás dijo: “ Me parecen unos cafres y aunque me he leído la sentencia es muy difícil de entender. En este país hay Estado de Derecho y se va a recurrir. El voto particular no es la sentencia. La sentencia es la definitiva y es que estos individuos van a ir a cárcel 9 años. ¿Qué tendrían que ir 22?, pues yo no me siento capaz de decirlo. Pero si los hombres son tan peligrosos y todos son un desastre y no podemos ir tranquilas por las calles, tenemos que decirle a nuestros hijos que en la calle hay gente mala, no esta super protección que estamos teniendo. Hay que enseñar a nuestros hijos que en la calle hay peligros. Yo he educado a mis hijos para que sean fuertes, libres y contundentes. Yo no me siento una víctima, me siento una mujer libre y quiero decidir lo que quiera hacer”.  

Por su parte Ónega  sobre este tema aseguró que “Hay otro debate, que es si nos metemos en un problemón como sociedad si atacamos las sentencias y a los jueces. Yo no iría a una manifestación contra una sentencia de un juez porque creo que hay vías para pedir su revisión. Pero yo leí la sentencia y me sobrecogí con el relato de los hechos. Es espeluznante lo que le hicieron a esa chavala. Serán otros tribunales los que tengan que valorar si fue abuso o violación, pero entiendo la indignación con esta sentencia”. 

Todas estuvieron de acuerdo en que no se podía hacer un juicio en la calle, que eras los jueces los que tenían que decidir. 

Dejaron de manifiesto lo complicado que sigue siendo para la mujer acceder a cotas de poder cuando tiene que asumir carrera profesional y vida personal, refiriéndose a la maternidad. Por ese motivo el poder es poco atractivo para las mujeres, porque nos obliga a hacer verdaderos malabarismos y a convivir con la culpa. Algo nos define y que en muchos casos nos hace renunciar a crecer en nuestra carrera profesional por atender a la familia.  

 

Se trató de puntillas la violencia de género y la necesidad de una educación emocional fuerte para acabar con esta lacra social. 

Lo dicho, es un tema que da para más de una hora y media de debate y para más de 3 mujeres en una mesa. Quizás de estos encuentros más que lo que se diga en sí, lo importante es que cada una de las personas que están presentes abran su propio espacio para la reflexión, o en una mesa en torno a una cerveza, y que actuemos desde su ámbito cercano en consecuencia y con coherencia. 

Redacción: Ana Porras Fotografía: Lorenzo Carnero

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