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Luis de Perikín y su Zambomba de Jerez, la Navidad más flamenca

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Luis de Perikín y su Zambomba de Jerez, la Navidad más flamenca

Es viernes y como decimos por aquí, “hace un frío que pela”. La Zambomba de Jerez que dirige Luis de Perikín va a actuar en un local de moda del Puerto de Málaga y vienen dispuestos a mostrar la mejor versión de su Navidad flamenca. Han llegado antes del mediodía desde Jerez para hacer la prueba de sonido. He quedado con él en el lugar donde están almorzando para hacerle una entrevista.

Si tenía alguna duda sobre si era la pizzería donde habíamos quedado, me llama la atención en la puerta una chica fumando con un vestido de lentejuelas. Algo que no es extraño en uno de los días que se celebran más almuerzos de empresa. Pero mientras fuma, con la mirada perdida en el mar, mueve los pies taconeando discretamente. Taconea en susurros. Supongo que en su cabeza suena algún cante que nadie más que ella logra escuchar y los pies se le van con ese ritmo. Sé entonces que no me he equivocado de sitio. 

 

Dentro, en la terraza cubierta, está Luis de Perikín con varias personas de su grupo y con ellos Fany Martín de Grupo Ej Eventos. Es ella la que me ha metido en el cuerpo la curiosidad por este singular grupo de artistas flamencos que el domingo actuará en la Plaza de la Mezquita en Arroyo de la Miel con una Zambomba jerezana.

Soy una autentica ignorante del mundo del flamenco, así que acudo a mi cita con cierto temor de haber preparado preguntas un tanto obvias o absurdas para ellos y con la esperanza de no hacer el ridículo. 

 

Fany Martín de Grupo EJ Eventos

Desde hace algunos años se ha puesto de moda la Navidad en Jerez. El principal reclamo es poder disfrutar durante esos días de las Zambombas y de sus villancicos aflamencados. De hecho desde 2015, la Zambomba jerezana está declarada como ‘Bien de Interés Cultural’. El furor por estos espectáculos ha contribuido a que en otros lugares de Andalucía se replique este modelo, y que los artistas jerezanos relacionados con el flamenco encuentren en estas fechas unas de las más actividas de todo el año. Eso basicamente es lo poquito que sé en ese momento del tema. 

Fany tiene una empresa de producción de eventos. Igual te alquila una carpa, que la iluminación, que te lleva a un grupo o te pone las mesas, sillas y mantelería. Hace un tiempo que los conoció en un festival flamenco que organizó en Benalmádena y se enamoró de lo que hacían, de cómo lo hacían y de ellos. Desde entonces surgió una amistad que hoy va mucho más allá de lo profesional.

Foto de uno de los ensayo

Más de 20 artistas, gitanos del barrio de Santiago de Jerez, se unen cada Navidad para llevar la Zambomba allá donde se les reclame. El resto del año cada uno de ellos tiene su carrera por separado, aunque confluyan en algunos proyectos. Luis de Perikin lleva la dirección artística y Fany ejerce en muchos casos de representante. Me cuenta Fany que el 22 de diciembre en el Villamarta de Jerez, y el 29 y 30 en el Teatro Quintero en Sevilla actúan 24 personas. Normalmente no están todos juntos sobre el escenario, se dividen para dar respuesta a todas las peticiones y para adaptarse a los espacios y presupuestos. Muchos días hacen dobletes, y hasta tripletes. De hecho, esa misma tarde, algunos partirán hacia Algeciras y otros para Ubrique. El espectáculo debe continuar. 

 

Mientras Fany me cuenta cómo surge este cuento de Navidad, en la mesa donde están todos hay un gran alboroto. Luis de Perikín se excusa, y se retira avisando de que se va “a hacer las uñas”. He visto que en Muelle Uno hay un centro de uñas, pero él no se dirige hacía allí. Se ha sentado solo en otra mesa. Ni gel, ni acrílico, pegamento loctite y harina son sus herramientas para alargar sus uñas y fortalecerlas: “Esto se lo he hecho yo alguna vez a alguna novia mía. Si las limas un poco se pueden pintar, y no sabes lo que aguantan”. Me dice cuando miro sorprendida lo que está haciendo. 

Luis es guitarrista. Además de muchas más cosas que me irá descubriendo durante la entrevista. Todos ellos son gitanos, pero como puntualiza Luis, «gitanos de Jerez». Me viene a la cabeza aquel refrán popular que dice en un fragmento: “… señoritos de Sevilla, caballeros de Jerez y gente de Málaga”. He intentado encontrar su origen en internet y las fuentes difieren. Todo parece apuntar a que fue un tal Pepe Alcañices, contestando a Alfonso XII sobre la visita de una comisión en palacio de la Nobleza Andaluza, el que hizo tal descripción. Málaga no sale muy bien parada. Bueno, sólo es un inciso sobre algo que me viene a la mente en ese momento. 

Luis de Perekín

Mientras Luis se hace las uñas lo miro y le pregunto con curiosidad. Debe darse cuenta de que de este tema tengo poca idea y me pone en situación. Luis ha mamado el flamenco desde niño. No recuerda cómo empezó a tocar la guitarra, o que alguien le enseñara. Lo lleva en la sangre, en el ADN. Igual que ninguno recordamos cómo empezamos a hablar. 

Es hijo de Perikín “Niño Jero”, me dice. Un hombre que se preocupó de que sus hijos tuvieran educación y formación académica. Luis es un gran lector desde pequeño y además era buen estudiante: “Me iban muy bien los estudios, aunque parezca mentira por ser de raza gitana. Hay muchas etiquetas puestas en eso. Pero desde pequeñito mi padre, que le encantaba la lectura poética, me lo fomentó. A mí me encantaba todo lo creativo. Y desde pequeño tocaba la guitarra, la percusión, y cuando tenía 13 años empecé a escribir canciones. Compuse una canción para una artista de Granada que es muy conocida, Marina Heredia, y vendió 300 mil copias en el 99-2000, que eso en un disco de flamenco es muchísimo. Aquella canción mía fue un éxito. Se grabo con Universal. A raíz de ahí hubo mucha gente que me apoyaba. Que a lo mejor hay gente mejor que yo que no tiene ese apoyo… Pero no desaproveché ningún momento y seguí escribiendo canciones”. Me dice con humildad pero sintiéndose afortunado. 

Así voy descubriendo al personaje que tengo ante mí, y a través de él todo lo que hay detrás de la Zambomba. Con 16 años, cuando India Martínez era una desconocida, Luis de Perikín ya le escribía canciones. Algo que sigue haciendo, al igual que a otros artistas. También a su padre le debe que le comprase un programa “carísimo” que él aprendió a usar, “aunque estaba en inglés”, y actualmente también produce discos para artistas del flamenco como Sarayma o David Barrul. Ha sido percusionista de Navajita Plateá  o de Niña Pastori.  

Sus ganas de crear, por encima de imitar o replicar, le han llevado a componer temas y villancicos que han incorporado a sus Zambombas, aún cuando en sus comienzos hubo quien no entendiese que se saliesen del repertorio tradicional. 

Todos los integrantes del grupo son del barrio de Santiago de Jerez, “la cuna del flamenco”, apunta. Y aunque Luis y los suyos beben del flamenco puro de sus antepasados, les llama más las atención las nuevas formas de expresión del flamenco, aunque “desde el respeto hacia lo que le enseñado sus padres, tíos y abuelos”. Uno de ellos es Parrilla de Jerez, una figura que Luis reivindica como responsable del auge turístico y económico de la Navidad en Jerez, y lamenta que no se le haya dado el sitio que le corresponde: “En Jerez no se le da el valor que ese hombre tiene. Los bares y los hoteles están llenos hoy en Jerez porque Parrilla ha creado eso. Pero se le debe a ese hombre 100%. En Jerez antes no existía eso. Es verdad que en los patios de vecinos se hacían las cenas de Nochebuena y poco más, pero es gracias a Parrilla y a su repertorio que se haya creado esa Navidad jerezana”. 

“Parrilla de Jerez se dedica hace 50 años a rescatar coplas, villancicos y villancicos profanos de toda Andalucía. Los villancicos profanos son villancicos que son cantes populares que no hablan del niño Jesús. Los recopila, los adapta y crea un patrimonio de Villancicos, un cancionero, que es el que tenemos ahora en España”, y me relata el origen de algunos de ellos y de los pueblos de los que surgen. El interés de Luis por el trabajo de Parrilla, le hace proponer a sus amigos, todos dedicados al flamenco, reunirse en Navidades y organizar una Zambomba en el año 2010. 

Foto de uno de los ensayos de todo el grupo

En 2012 ese grupo formado por jóvenes artistas gitanos decide dar un paso más e incorporar en la Zambomba villancicos compuestos por ellos mismos, más allá del repertorio popular. Aquello dio que hablar, y mucho. Se despertaron voces a favor y en contra de aquel espectáculo. Los más puristas no lo entendieron, mientras que otros lo percibieron como un soplo de aire fresco, que con el transcurso de los años otros empezaron a copiar, transformando en tradicionales aquellos cantes navideños de nueva creación. “En 2015 el 99% de los espectáculos de Navidad estaban haciendo nuestras canciones. En cualquier Zambomba de la calle las escuchabas. En Córdoba, en Málaga, allá donde íbamos, la gente se sabía nuestras canciones. Las nuevas y las adaptaciones que habíamos hecho del cancionero de Parrilla”, no lo dice enfadado, sino orgulloso de este hecho. El tiempo les ha dado la razón frente a las críticas que recibieron al principio: “Ahora llenamos los teatros 40 días antes del espectáculo”. 

 

Para escribir esos villancicos Luis se ha empapado del Nuevo Testamento, buscando más allá de las historias tradiciones. Me relata la Anunciación, el embarazo de Santa Isabel, la madre de Juan Bautista. La visita de la Virgen a su prima, y la reacción de Zacarías. Todo eso lo ha hecho canción desde el respeto y la fe cristiana profunda: “ Este año me he pegado un currelo leyendo y estudiando que he dejado al grupo flipado”. 

Juntos, o en grupos más reducidos, gracias a esta apuesta, en Navidades no paran de trabajar y de llevar su arte a todos los rincones adonde los reclaman. El resto del año unos participan en el proyecto de los otros y en los suyos propios, pero en estas fechas es cuando más unidos están y todos van a una. Me habla de las carreras independientes de cada uno de ellos como Felipa del Moreno, Joselete Musho Gitano o Juan de la Morena. 

Luis durante la actuación de la Zambomba en Kaleido

La Zambomba ha llegado a verse fuera de las fronteras de Jerez como el gran espectáculo que es. No es lo mismo verlo y vivirlo en el teatro, que en la calle o en un bar, me explica. Detrás hay meses de trabajo y de ensayos. Luis me asegura que también hay una parte que requiere y pide improvisación. Ninguna actuación es igual a otra: “Nunca puedes controlarlo todo. Si a uno le apetece arrancarse a bailar, sale y baila. Y son cosas que salen de manera espontánea y que le dan ese encanto”. 

Llega el momento de acercarse al local donde van a actuar en tan sólo una hora. La persona que los ha contratado se extraña de que van elegantemente vestidos, sin folklore, sin flores ni lunares. Y es que los gitanos de Jerez, del barrio de Santiago, son “muy señoritos”: “ Los mismos de nuestra etnia no nos entienden y nos critican. Yo a veces pienso que soy más flamenco que gitano. En Jerez no existe la palabra payo. En Jerez todo el mundo es igual y cualquiera te toca las palmas por bulerías. Y eso no quiere decir que sean gitanos. Estamos todos integrados y creo que tenemos una sociedad perfecta”, se enorgullece Luis. 

Joselete Musho Gitano en un momento de la actuación

Pide una tila, otros una manzanilla, pero en todos los casos infusiones, nada de copas, mientras la multitud de personas que se encuentran inmersos en sus comidas de empresa terminan de almorzar. 

Joselete Musho Gitano se me acerca y me cuenta que el gitano de Jerez es de bien vestir, de corte inglés, elegante. Y en medio del barullo me relata como están influenciados por los ingleses que se hicieron cargo de las bodegas hace unos siglos: “Las mujeres y hombres de nuestras familias, nuestros antepasados, servían a esos ingleses y aquello, su forma de vestir, sus maneras, las integramos. Tenemos muchas influencias de ellos”. Realmente lo miro y va impecable, elegantemente vestido y elegante en actitud. Me habla de la moda, del origen del traje de chaqueta, de Luis XIV y XV, «que eran Borbón», y tengo que hacer un esfuerzo por no escucharlo con la boca abierta, embobada. Igual te canta y te baila, como compruebo después, que te da una clase magistral sobre el diseño y la historia de la chaqueta de tres botones. 

 

Ha llegado el momento de actuar para ellos y para mí de comprobar no lo que dicen, sino lo que hacen. Cae la noche sobre el mar, sobre el puerto de Málaga con la farola al fondo,  se enciende el alumbrado navideño, la sala se caldea y el público arranca a bailar y a corear las letras. 

Tengo a mi lado a un grupo de amigas y no puedo evitar oír la conversación. “¿Pero de verdad estos son gitanos? Si el de en medio parece un modelo… » Y ahí están ellos, rompiendo moldes y etiquetas.

A ritmo de bulerías y entre gritos pidiendo otra, se despiden tras más de una hora cantando y bailando. Queda carretera por delante, y otra actuación esa noche. Yo no soy muy flamenca, de hecho tengo “bastante mala pipa”, pero he de reconocer que hacen un espectáculo único y que conmueve.

Luis de Perikín y Fany de Ej Eventos

Me despido de ellos. Luis me da las gracias, me sonríe y bromea: “ Yo sé que te he “encantao””. Y es cierto, me ha encantado entrevistarle y compartir esa tarde con ellos. Vivirlo no desde la pista de baile con una copa en la mano, sino teniendo la oportunidad de acercarme a un mundo que desconocía en su totalidad. 

El domingo 16 de diciembre en la Plaza de la Mezquita en Arroyo de la Miel, a las 20 horas volverán a actuar. Y volverán a hacer lo que tan bien saben hacer, cantarle a la Navidad. 

Fany, Luis Carrasco de Perikín, Felipa del Moreno, Manuela Carrasco, Junquera Cortés, Nono de Perikin, Juan de la Morena, Joselete Mayeta de Musho Gitano y Juan Diego Vargas

Redacción: Ana Porras  Fotografía: Lorenzo Carnero

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