Al igual que en un película, en Los Goya solo vimos lo que querían que viésemos. Muestra de ello es la transformación tan espectacular que experimentó el Martín Carpena, que de ser un pabellón de deportes se convirtió en un maravilloso auditorio que quedó irreconocible en la pantalla y lleno de glamour. Detrás, ella labor de muchas personas que desde hace meses han trabajado sin descanso para que la gran fiesta del cine español fuese todo un éxito que llevase el nombre de Málaga a lo más alto. Parte fundamental de este proceso ha sido la participación del equipo del Festival de Málaga, ya conocedores de lo que suponen los trabajos de coordinación previos.
El Martín Carpena aunque está acostumbrado a recibir a estrellas del deporte nunca antes vio juntos a tantas estrellas del panorama cinematográfico ni recibió a tantos periodistas.
El esfuerzo mereció la pena, al menos en cuanto a repercusión mediática. Además de que todos los periódicos, revistas y la mayoría de blogs nacionales e internacionales, se han hecho eco de ella, la retransmisión por TVE se convirtió en el programa más visto del día con un seguimiento de 3.598.000 personas. El minuto de oro –el más visto del día–, fue a las 22:56 horas, cuando un total de 4.372.000 espectadores estaban viendo la entrega de los galardones. Más de 9 millones de personas vieron en algún momento la 34 edición de los Premios Goya.
Allí, entre bambalinas periodistas a la caza de las celebrities de la noche, uno más demandados que otro, como el equipo de ‘Dolor y Gloria’ que resultaron además los grandes triunfadores de la noche. Y si para la prensa y el equipo encargado de retransmitirlo en directo eran momentos de tensión y de que nada fallase ante el directo, para los invitados además de los nervios previos de los nominados, el ambiente era festivo, de reencuentros y complicidad.
El trabajo de producción de una gala como esta requiere de un trabajo milimétrico de coordinación, tanto para indicar a los invitados cuándo debían estar listos para subir al escenario, como para localizarlos para las sesiones de fotos oficiales. Un ritmo frenético entre bambalinas para que todo saliese según lo previsto.
La mayoría de invitados ilustres no estuvo toda la duración de la gala en sus butacas, ya que marcas como Moet, B the Travel Brand, o la revista Hola contaban con espacios para agasajarlos como comida y bebida. Aunque el momento álgido de la noche, el de relajarse y disfrutar, llegó cuando tras la celebración de la gala pudieron irse a disfrutar de las diferentes fiestas que se habían organizado. La más sonada en Palacio del Limonar.
Una noche que ya forma parte de la historia del cine español y por supuesto, de la historía de Málaga.
Enhorabuena a todos los que han trabajado para que haya sido una realidad.
Fotografía: Lorenzo Carnero