Fue en los años 70 cuando comenzó a utilizarse por primera vez el término telemedicina. Su origen se remonta al surgimiento de aparatos que eran totalmente nuevos, como los ordenadores, y podían servir como herramienta para difundir conocimientos médicos. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la telemedicina como «prestación de servicios de salud (…) por parte de profesionales sanitarios a través de la utilización de tecnologías de la información y comunicación (TICs)».
La telemedicina puede aplicarse a cualquier campo de la medicina, pues está pensada especialmente para el diagnóstico, la prevención o los tratamientos sencillos. Por ello, una de las especialidades que mejor puede disfrutar de esta herramienta es la dermatología, ya que gran parte de los problemas cutáneos pueden diagnosticarse visualmente. De hecho, existen clínicas como De Felipe Madrid que ya ofrecen estos servicios con muy buenos resultados.
La dermatología en el campo tecnológico
El uso de las TICs en la Medicina ha ido creciendo en los últimos años. Aunque la telemedicina fue pensada para dar salidas médicas a zonas despobladas del mundo, es una opción igual de válida para personas de cualquier condición. De hecho, en la situación de confinamiento en la que nos hallamos, es una salida ideal para quienes tengan problemas cutáneos y no puedan acudir al dermatólogo.
La mayoría de los problemas dermatológicos pueden diagnosticarse de un modo visual. Esto no quiere decir que nosotros podamos tratarnos comparando imágenes de Internet. La piel es increíblemente sensible y uno de los primeros órganos en los que se manifiestan el estrés, la ansiedad, la depresión o cualquier problema psicológico. Por ello, es necesario acudir a un especialista de alto prestigio que sepa cómo y por qué han podido surgir problemas en nuestra piel y, por supuesto, nos aporte un tratamiento adecuado.
Cada clínica tiene sus propios métodos a la hora de aplicar las tecnologías en su campo. No obstante, la mayoría de ellas coinciden en las ventajas económicas de utilizar estos servicios online. Al no tener que desplazarse -ni el médico ni el paciente-, en ocasiones los ahorros pueden superar el 50%. En la situación en la que nos encontramos debido a la cuarentena, es imprescindible que todos hagamos un esfuerzo y nos quedemos en casa, buscando soluciones alternativas a los problemas. En este sentido, la telemedicina se presenta como una solución idónea.
Algunas clínicas ofrecen la telemedicina como una primera toma de contacto y, en caso necesario, derivan a la consulta física para abordar el problema. De este modo, se ahorran costes y tiempo, descartando de manera rápida los casos más leves.
A pesar de que en España podamos no estar acostumbrados, la telemedicina está muy extendida en otras partes del mundo. Por ejemplo, De Felipe también tiene una clínica en Inglaterra, De Felipe London, que cuenta con una numerosa cartilla. No obstante, cada vez son más los especialistas de distintas áreas que recurren a las tecnologías para transmitir sus conocimientos (psicólogos, nutricionistas, entrenadores personales, profesores de idiomas…).
Es evidente que la telemedicina es muy beneficiosa en ciertos ámbitos, como la dermatología. ¿A qué esperas para probarla?