Calles desiertas, apenas unos pocos que van o vuelven de hacer la compra, y algunos que pasean al perro. Los coches que transitan son los de la policía o las fuerzas de seguridad. Nunca antes vimos una Málaga tan vacía, tan silenciosa, tan ausente de la vida que a la llegada de la primavera debería tener. El Estado de Alarma nos deja en casa, por nuestro bien y por el de todos, Es la forma de cuidarnos y de cuidar a todos aquellos que trabajan de manera incesante en los hospitales para acabar con esta pandemia. Nunca antes tuvimos consciencia de que todos y cada uno de nosotros formamos una gran unidad. Un ‘Uno’ que le planta cara a este virus invisible que ha llegado a retarnos como sociedad, como humanidad.
Estas son algunas de las imágenes de la capital de la Costa del Sol, ahora sin turistas, sin terrazas, sin cervezas en las mesas, sin sonrisas… Una ciudad que volverá a latir y cuyas calles se llenarán, cuando todo esto acabe, todos aquellos que tras permanecer semanas confinados habremos vencido la batalla.
Entonces, cuando llegue ese momento, no querremos saber por un tiempo nada de quedarnos en casa. Saldremos a abrazarnos, a sonreírnos, a brindar sin una pantalla de por medio. Volveremos al bullicio, y aunque no sea Semana Santa, llenaremos las calles tras haber cargado cada uno con nuestra propia cruz, y entonces el aplauso será para nosotros, porque lo conseguimos, porque resistimos. No, no seremos los mismos, tenemos que ser mejores y aprender esta lección.
El reloj de Joyería Marcos sigue marcando las horas. Cada uno que las marque como quiera o como mejor le venga; un día más o un día menos.
Estas son las imágenes captadas por Lorenzo Carnero, de una Málaga vaciada.