Las corazas se crean en nuestro cuerpo debido a tensiones musculares y a rigidez articular, alteran la fluidez de los movimientos naturales del cuerpo y dificultan la respiración y la circulación de la energía vital y de amor que nos habita. Se ocultan en nuestro cuerpo para sobrevivir, instaladas como capas defensivas que reaccionan ante las agresiones externas y las diferentes crisis o pruebas que forman parte de la vida. Están unidas a nuestra historia personal más profunda y a menudo no somos conscientes de ellas. Hablamos sobre este tema con Judit Mateu Cochs, Terapeuta multidisciplinar y miembro de la Asociación MLC-IT.
¿El cuerpo siente dolor o felicidad?
Nuestro cuerpo lleva la memoria de nuestra vida, incluso de la vida intrauterina, tiene memoria de todas nuestras experiencias felices y de todas nuestras experiencias dolorosas, es como una «caja negra» donde ha quedado todo registrado, lo que recordamos (el consciente) y lo que no recordamos (el inconsciente). Los momentos dolorosos que no hemos sabido procesar y las emociones vividas en estos momentos difíciles, que no hemos sabido mirar ni expresar, se han quedado retenidas físicamente en él y psíquicamente en nuestro inconsciente.
Podemos recurrir a nuestro cuerpo para recuperar nuestra historia personal y para volver a conectar con aquellas experiencias y emociones que en el pasado dejamos a un lado, que no nos atrevimos a mirar, que reprimimos por algún motivo, pero que de adultos seguramente estamos preparad@s para mirarlas, hacerlas conscientes, sentirlas, aceptarlas, sostenerlas, vivirlas sin juzgarlas y liberarlas.
El Método de Liberación de las Corazas (MLC©), trabaja a partir de movimientos muy sencillos pero a la vez muy profundos, acompañados de un tipo de material específico que ayuda a despertar el cuerpo para que éste se exprese y cuente la historia que tiene pendiente de contar, que se puede manifestar a través del dolor físico o de las emociones que van emergiendo. Es un método psico-corporal desarrollado y creado por Marie Lise Labonté a partir de su experiencia personal con la antigimnasia® de Thérèse Bertherat, el método Rolfing de Ida Rolf, la fasciaterapia, así como sus conocimientos de las investigaciones de Wilhelm Reich sobre las corazas, entre otros.
¿En qué momento nos desconectamos de nuestras emociones y de nuestro cuerpo?
En la infancia vivimos todo tipo de experiencias, algunas más dolorosas que otras. Estas experiencias más dolorosas nos generan estados emocionales que no sabemos gestionar porqué somos pequeños; no tenemos suficientes herramientas para afrontar, a menudo “solos”, estas situaciones. Estas emociones dolorosas las sentimos justamente en el cuerpo, por lo que la solución para no sentirlas es desconectarnos de éste y salir así de la experiencia que nos genera malestar. Esta solución de desconexión es la más habitual porqué de pequeños difícilmente podemos huir de las experiencias que nos generan malestar (somos dependientes) y tampoco podemos defendernos (somos vulnerables).
Esta desconexión de nuestras emociones es un mecanismo de protección para no sufrir, que aprendemos muy temprano y de una manera muy instintiva como cualquier mamífero. En su momento, esta desunión del cuerpo como mecanismo de protección, nos permitió sobrevivir y llegar a la edad adulta, por lo que lo debemos honrar y agradecer. No obstante, lo que nos sirvió en la infancia para “sobrevivir” nos impide “vivir” de manera plena, sana y satisfactoria cuando somos adultos.
¿Cómo nos afecta de adultos estar desconectados de nuestras emociones y de nuestro cuerpo?
De adultos seguimos desconectando de nuestras emociones y de nuestro cuerpo muy a menudo, por no decir de manera permanente. Cuando tenemos experiencias dolorosas, perpetuamos una manera de hacer de la infancia, no sabemos hacerlo de otra manera y/o creemos que no podemos hacerlo de otra manera. Después de funcionar tantos años protegiéndonos del dolor, ya no recordamos que podemos actuar de otra manera, con lo que seguimos viviendo detrás de la “coraza” (protección) incluso en situaciones donde ya no hay peligro ni dolor. Simbólicamente lo cuenta muy bien “la fábula del elefante encadenado”, que de mayor no escapa de la estaca a la que está atado, aunque podría hacerlo -es muy grande y muy fuerte!
Así pues, de mayores, nos ocurre como el elefante encadenado, perpetuamos esta manera de “sobrevivir” cuando en realidad disponemos de la fuerza y de herramientas suficientes para poder afrontar estas situaciones más dolorosas de otra manera, manteniéndonos en contacto con nuestras emociones y confiando en que nuestro cuerpo será un buen lugar y un sitio seguro donde podernos sostener.
El Método de Liberación de las Corazas (MLC©) facilita el diálogo y la escucha del lenguaje del cuerpo a través de ejercicios sencillos, que nos permiten, con la ayuda de la respiración consciente, la liberación de estas emociones retenidas y sentir que el cuerpo es un lugar donde también podemos encontrar el bienestar y nos podemos sentir seguros, un lugar de donde no es necesario escapar, al contrario! donde podemos recuperar esas memorias dolorosas perdidas y olvidadas por nuestra mente (pero no por nuestro cuerpo) para volver a mirarlas acompañados de la persona que guía la sesión y de nosotros mismos (sin huir de la experiencia) para poder reprocesarlas y sanarlas, para reencontrar nuestro propio equilibrio y fuerza de vida. En definitiva, para habitar plenamente nuestro cuerpo y desde nuestro cuerpo poder sostener cualquier experiencia vital, por difícil que sea.
¿Qué ventajas tiene no escapar de nuestro cuerpo y poder habitar en él?
Aprender a vivir habitando el cuerpo, sin huir ni desconectarnos de él, nos permite estar más en contacto con nosotros mismos, más atentos a lo que ocurre en nuestro cuerpo y a través de nuestro cuerpo, podemos poner más atención a las emociones que se van mostrando y a las tensiones físicas que van emergiendo. Si somos más conscientes de lo que nos pasa y estamos más cerca de nuestro corazón, tendremos más posibilidades de darnos lo que necesitamos y de tratarnos con más compasión, con más amor.
El Método de Liberación de las Corazas (MLC©) permite ir liberando las protecciones (“corazas”) que nos hemos ido construyendo para no sentir el dolor, y además hacerlo de una manera muy armoniosa y ecológica con nuestro cuerpo; es un trabajo psico-corporal que poco a poco nos ayuda a ir más profundo, al encuentro del corazón de nuestro cuerpo, de nuestra esencia. Nos ayuda a confiar en nuestro cuerpo y a sentirnos seguros en él. Ser capaces de poder descansar en nuestro cuerpo y llegar a descubrir la propia belleza de nuestro corazón, nos permite vivir más relajados, sin tener que estar en un estado de alerta permanente, y así poder destinar nuestro tiempo a amarnos más a nosotr@s mism@ y amar a los demás con más compasión, amor, benevolencia y gratitud.
¿Cómo puede nuestro cuerpo ayudarnos a ser más felices?
Si entendemos la felicidad, no como un objetivo final sino como un disfrutar del camino, será más fácil tener momentos de felicidad si todo nuestro ser está habitando nuestro cuerpo para poder estar plenamente disponibles para vivir (y no para “sobrevivir”) la experiencia del momento presente, sea la que sea, desde la más cotidiana (lavar los platos) hasta la más espectacular y especial.
El Método de Liberación de las Corazas (MLC©) nos permite, gracias a poner la atención en la respiración, a vivir los movimientos como una meditación permanente, lo que ayuda a calmar nuestra mente y a estar más presentes en cada momento. Trasladar el trabajo que hacemos en las sesiones a la vida cotidiana nos permite estar más presentes en nuestras experiencias vitales, a estar más relajad@s, a confiar más en nuestro cuerpo y sentir que éste es un lugar seguro desde donde poder “vivir” y ser más “felices”.