La Reserva Natural de la Laguna de Fuente de Piedra ha acogido este año a unas 10.000 parejas reproductoras de flamenco común y el nacimiento de 6.030 pollos. Este humedal es uno de los más importantes para la reproducción de la población de flamencos del Mediterráneo y África Noroccidental. Visitarlo en estos días se convierte en un auténtico espectáculo.
Los datos de esta temporada afianzan la importancia de la reserva malagueña de la Laguna de Fuente de Piedra como un un enclave excepcional para la reproducción del flamenco así como para la nidificación, invernada y paso migratorio de muchas otras aves, lo que le ha valido reconocimientos como la declaración de Zona de Especial Protección para la Aves o Humedad de Importancia Internacional.
El apropiado nivel de agua alcanzado esta primavera en la laguna de Fuente de Piedra, con un máximo de 33 centímetros en abril, ha favorecido el establecimiento de la colonia de reproducción que ya el 30 de marzo comenzaba a asentarse sobre la Isla de Senra con 3.775 flamencos censados y que se fue incrementando hasta alcanzar el 22 de ese mes un total de 19.413, de los que 13.000 se localizaban ya en el territorio de cría. Las lluvias de los meses de marzo y abril, superiores a la media, unidas a las registradas el pasado otoño, proporcionaron las condiciones adecuadas para la llegada de los flamencos y la culminación de la reproducción.
Los pollos se han contabilizado mediante fotografía aérea con un dron de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible y el número exacto de parejas reproductoras se obtendrá cuando se registren los nidos.
En cuanto al tradicional anillamiento de los pollos en la propia laguna de Fuente de Piedra que organiza la Junta para el seguimiento posterior de las aves, este año no se podrá realizar debido a las medidas preventivas que deben adoptarse en relación a la Covid-19. Cada año participan en ello unas 500 personas, por lo que no es oportuno realizarlo en esta ocasión para evitar riesgo de contagios por la pandemia.
Fotografías: Lorenzo Carnero