La falta de deseo sexual es un tema más común de lo que se suele reconocer, y afecta tanto a hombres como a mujeres, especialmente a partir de los 40 años. Aunque suele vivirse en silencio, puede tener un impacto significativo en el bienestar emocional, la autoestima y las relaciones de pareja. En este artículo abordamos los posibles orígenes de este fenómeno y exploramos soluciones desde diferentes ángulos: físico, psicológico, hormonal y relacional.
¿Qué es la falta de deseo sexual?
El deseo sexual, también conocido como libido, es la motivación o impulso que lleva a una persona a buscar actividad sexual. Cuando disminuye de forma sostenida, puede definirse como trastorno del deseo sexual hipoactivo, siempre que cause malestar personal o interpersonal. Esta situación no tiene una única causa, y por ello su abordaje debe ser global.
Causas más frecuentes de la pérdida de deseo
1. Factores hormonales
• En las mujeres, la menopausia conlleva una bajada de estrógenos que puede disminuir la lubricación vaginal y el deseo.
• En los hombres, un nivel bajo de testosterona está directamente relacionado con la falta de libido.
• También pueden influir desequilibrios en otras hormonas como la prolactina o la tiroides.
Solución: Consultar con un endocrino o ginecólogo para valorar una analítica completa y considerar la posibilidad de terapias de reemplazo hormonal o adaptaciones del estilo de vida.
2. Estrés, ansiedad y fatiga
• El estrés crónico es un enemigo silencioso del deseo. La hiperactividad mental, la presión laboral y las preocupaciones personales apagan el impulso sexual.
• La falta de sueño y el agotamiento físico también reducen el interés por el sexo.
Solución: Introducir rutinas de autocuidado, meditación o ejercicio moderado. Considerar terapias psicológicas centradas en la gestión emocional.
3. Problemas de pareja
• La monotonía, los conflictos no resueltos, la falta de comunicación o el resentimiento acumulado afectan directamente al deseo.
• También influye la percepción de no sentirse deseado o valorado por la pareja.
Solución: Terapia de pareja o sexología. En muchos casos, recuperar la intimidad emocional precede a la reactivación del deseo físico.
4. Medicamentos y enfermedades crónicas
• Antidepresivos, antihipertensivos, ansiolíticos o tratamientos hormonales pueden tener como efecto secundario la disminución del deseo.
• Enfermedades como la diabetes, la hipertensión o trastornos autoinmunes también influyen.
Solución: Hablar con el médico para ajustar la medicación o valorar alternativas. No se debe abandonar un tratamiento sin supervisión médica.
5. Imagen corporal y autoestima
• Cambios físicos asociados al envejecimiento (aumento de peso, caída del cabello, flacidez) pueden impactar negativamente en la seguridad personal.
• Sentirse poco atractivo o inseguro inhibe el deseo de exponerse o ser tocado.
Solución: Trabajar la aceptación corporal, cuidar la salud integral y, si es necesario, acudir a un psicólogo especializado en autoestima.
¿Cómo recuperar el deseo sexual?
1. Cuidar el cuerpo: ejercicio y alimentación
Una alimentación rica en grasas saludables, frutas, verduras y proteínas de calidad favorece el equilibrio hormonal. El ejercicio físico regular mejora el estado de ánimo, la circulación sanguínea y la autoestima.
👉 Recomendado: El yoga y el pilates mejoran la conexión cuerpo-mente, mientras que el entrenamiento de fuerza favorece la producción de testosterona.
2. Reencender la intimidad
• Volver a los juegos previos sin presión por llegar al coito.
• Explorar nuevas formas de contacto físico y comunicación erótica.
• Dedicarse tiempo mutuamente, sin pantallas ni distracciones.
3. Suplementos naturales
Algunos suplementos pueden apoyar la recuperación del deseo sexual. Entre los más utilizados están:
• Ashwagandha: adaptógeno que mejora el estrés y el equilibrio hormonal.
• Maca andina: tradicionalmente utilizada para aumentar la libido tanto en hombres como en mujeres.
• Ginseng rojo coreano: mejora la energía y puede potenciar el deseo.
• Zinc y vitamina D: importantes en la salud hormonal masculina y femenina.
Siempre es recomendable consultar con un profesional antes de iniciar cualquier suplemento.
4. Terapia sexual
Un sexólogo o sexóloga puede ayudarte a identificar bloqueos, trabajar creencias limitantes y reconectar con el placer de manera gradual y respetuosa. Esta opción es especialmente útil cuando la falta de deseo ha generado malestar en la relación o en la propia identidad.
¿Cuándo pedir ayuda profesional?
Si la falta de deseo sexual se prolonga más de seis meses, afecta tu relación de pareja o tu bienestar emocional, es conveniente buscar orientación profesional. No se trata de “funcionar” como antes, sino de encontrar un nuevo equilibrio adaptado a la etapa vital en la que te encuentras.
Conclusión
La pérdida del deseo sexual no es una sentencia irreversible. Puede ser una oportunidad para redescubrir el cuerpo, revisar prioridades, mejorar la comunicación en pareja y conectar con un placer más consciente. Con una mirada compasiva, sin juicios y con las herramientas adecuadas, es posible recuperar la libido y vivir una sexualidad plena a cualquier edad.