Has visto los carteles, has oído hablar de ellos, pero, si eres de las pocas personas que aún no lo han probado, seguro que no tienes muy claro de qué se trata. Desde hace algún tiempo, las ciudades se han llenado de salas de escape (‘escape room‘ en inglés). Un juego en equipo que viene del norte de Europa y que ya ha levantado pasiones en el público nacional.
La premisa es muy clara: te encierras en pareja o con un equipo de cinco a seis personas en una habitación ambientada con una temática en concreto. Antes de entrar en ella, te comentan las reglas y te cuentan una historia que sirve de hilo conductor de todo el juego. Una vez se cruza la puerta y el game master, que es así como se llama la persona que te recibe y observa tu juego, la cierra, empieza la cuenta atrás de sesenta minutos.
Una vez que se inicia la partida, hay que buscar pistas que estas escondidas en cualquier lugar de la habitación. Se puede tocar todo, de hecho, es de lo que se trata. Eso sí, manteniendo unos mínimos de compostura y sin forzar nada. Poco a poco, con destreza e intuición, se irán encadenando los misterios y sus soluciones para conseguir el objetivo final: salir a tiempo.
Una de las dudas más frecuentes de los que juegan por primera vez es si se sufre un sentimiento de agobio o claustrofobia. La respuesta es no. Es cierto que, en ocasiones, las estancias pueden carecer de luz y, a mucha gente, que se cierre una puerta con llave a sus espaldas es un sentimiento que no les agrada. En cualquier caso, todas las habitaciones cuentan con lo que se denomina ‘el botón del pánico’ que, con tan solo pulsarlo, abrirá la puerta sin ningún tipo de penalización. Si una persona se agobia o, simplemente, necesita ir al baño, no tiene nada que temer. Todos estos contratiempos están previstos.
Durante todo el juego, tendrás a tu disposición una pantalla en la que consultar cuanto tiempo te queda de juego y también servirá para que el game master os muestre alguna pista en forma de imagen si es que lo necesitáis. ¡Ah! Durante todo el juego, esta misma persona estará vigilando que todo vaya según lo debido dentro de la sala mediante cámaras y audio. Sí, como Gran Hermano.
Pero, ¿qué hace este juego tan popular entre todos los que lo prueban? La respuesta es muy sencilla: es diferente y no puedes jugarlo en ningún otro lugar que no sea un escape room. Además, te sumerges en una historia en la que tú y tu equipo sois los protagonistas. El rato que se pasa sirve para estrechar lazos, definir que papel ocupa cada uno en el equipo y, sobre todo, es una fuente de risas que os darán para varias conversaciones durante las semanas posteriores.
De hecho, muchas empresas han decidido hacer sesiones en sala de escape como complemento a una cena de empresa o como parte de una actividad de cohesión del equipo profesional. El poder de este tipo de juegos es tan grande que hay un gran número de personas que hacen turismo de escape por España, e incluso Europa, y van probando todas y cada una de las salas que existen en las ciudades que visitan.
Aunque si algo está claro es que es muy difícil entender lo que hace sentir y cómo funciona un juego de escape en vivo, así que la mejor opción es ir a vivir una in situ y experimentar eso de lo que todo el mundo habla. ¡Merece la pena y querrás repetir, ya verás!