Se ha proyectado el documental “Constante y el Floridita de Hemingway” en la Sección Cinema Cocina del 23º Festival de Málaga recientemente finalizado el pasado 30 de agosto de 2020. Dicha Sección especializada es la única existente sobre Gastronomía hasta el momento en festivales de cine.
Este interesante documental ha sido realizado por el ex-corresponsal del diario “El País” Ramón Vilaró en Bruselas, Tokio y Washington de 1976 a 1989. Escritor, habiendo publicado varios libros de ensayo y novelas, alguna de ellas incluso traducida al japonés.
Con una duración de 55 minutos el documental recuerda la trayectoria del coctelero y propietario del mítico bar Floridita de La Habana. En paralelo y mediante entrevistas al actor cubano Jorge Perugorría rememora la relación del aventurero escritor y periodista Hemingway con su bar favorito de la capital de Cuba.
Aproximación a la sociología cubana
Constante Ribalaigua, que después de camarero fue dueño del Floridita, fue uno de los muchos catalanes que emigraron a Cuba en las dos primeras décadas del siglo XX. Algunos de ellos trabajaron como mesoneros (camareros) llegando parte de ellos a ser cantineros (bartender o barman). La Habana fue la capital mundial de la coctelería de los años 20 a los 30.
También contemporáneo del gerundense Constante, actualmente enterrado en el monumental Cementerio Colón de La Habana, fue el coctelero cubano Miguel Boadas. Hijo de emigrantes catalanes a Cuba, Boada en 1926 se traslada a Lloret de Mar, tierra de origen de sus padres. Posteriormente se mudó a Barcelona donde puso su propio bar junto al comienzo de Las Ramblas. Éste mítico bar coctelería continúa actualmente, además de ser el más antiguo de la ciudad condal.
Constante y el Floridita de Hemingway no sólo se centra en la figura de Constante, exitoso bartender reinventor del daiquiri sino que realiza una crónica sociológica de los años previos a la revolución de Fidel Castro contra el gobierno corrupto de Fulgencio Batista. A través de fotos y grabaciones periodísticas de la época recuerda aquellos convulsos años en Cuba. Con estos elementos gráficos testimoniales complementados con la música más popular del momento en la isla caribeña recrea su entorno cultural y social.
Con el fin de destacar la gran figura de Constante se recogen los testimonios de personas que le conocieron así como también de algunos de sus sucesores que le consideran una de las figuras claves de la coctelería cubana. La cámara recorre con precisión y luminosa fotografía de Andrés Barroso diversos enclaves de La Habana, como el interesante Museo del Ron, ubicado en el céntrico Palacio de la Montera.
Del cantinero Constante al aventurero Hemingway
A medida que el documental Constante y el Floridita de Hemingway avanza, la cuidada selección de música de La Bella Dolores, Mambo Jazz, Cugi’s Coctails y el Trío Taicuba va armonizando imágenes con la detallada narración de Ramón Vilaró. Un montaje armonioso también a cargo del director de fotografía Andros Barrosocombina sin estridencias los planos de las partes dedicadas a Constante y a Hemingway.
Con el fin de narrar la vida aventurera del novelista y antes periodista norteamericano, Vilaró recurre a los comentarios del actor cubano Jorge Perugorría. Recorre los principales lugares claves para conocer la vida que Hemingway hacía en Cuba entre artistas, cantantes y gente diversa
Las localizaciones del documental nos llevan al Hotel Ambos Mundos donde estuvo alojado, a su rincón habitual en una esquina de la barra del Floridita y a la Marina en las afueras de La Habana. Éste lugar luego denominado en su honor La Marina de Hemingway, de allí salía a pescar en su barco, siendo ambientó su exitosa novela “El viejo y el mar”.
Ampliando su labor investigadora, el director entrevista al conocido reportero y escritor cubano Ciro Bianchi, principal biógrafo del novelista.
Alternando testimonios sobre éstos personajes tan diferentes, Constante y Hemingway, el documental resulta muy ameno e interesante de ver, aumentando nuestro interés por sus mundos respectivos.
El extenso viaje documental nos lleva desde Lloret de Mar (Gerona), donde nació el dueño del Floridita, a las otras ciudades para entrevistar a las personas relacionadas con éstos dos protagonistas. De Barcelona a Madrid, Nueva York, Miami y por supuesto La Habana, última escala del rodaje y lugar principal donde se desarrolla la mayor parte del mismo.
Apoyado sobre la barra del Floridita
La última parte de Constante y el Floridita de Hemingway se centra en los últimos años de sus protagonistas. La emigración del bartender habanero Miguel Boadas a Cataluña, la utiliza estilísticamente Vilaró para de vuelta a nuestro país resaltar la gran importancia de Constante. El gerundense se sigue considerando una figura clave de la coctelería como uno de los mejores mixers (mezcladores) del mundo.
Constante reinventó el daiquiri, delicioso “trago” o combinado a base de ron, azúcar, limón, marrasquino y hielo. Creó especialmente para el escritor norteamericano su variante “Papa Doble” o “Papa Hemingway” con doble de ron y sin azúcar ya que era diabético.
En el Floridita, en la Habana Vieja, está desde el año 2003 la escultura en bronce a tamaño natural del escritor norteamericano realizada por el escultor cubano Jose Ramón Vila Soberón. Apoyado con su habitual postura sobre la barra, la escultura espera que se abra para el peregrinaje de turistas deseosos de fotografiarse a su lado.
Constante y el Floridita de Hemingway es un homenaje personal de Vilaró a Constante. Así también en La Cala Banys (Lloret de Mar) el barman Pep Tallada recuerda su maestría coctelera. Curioso es el homenaje anual al dueño del Floridita en el cementerio principal de La Habana, donde personas muy allegadas en sus aniversarios beben sus daiquiris delante de su panteón.
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