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Día Mundial de Acción por los trastornos de la conducta alimentaria: una llamada a la conciencia social y al abordaje profesional

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Día Mundial de Acción por los trastornos de la conducta alimentaria: una llamada a la conciencia social y al abordaje profesional

Cada 2 de junio se conmemora el Día Mundial de Acción por los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), una fecha clave para visibilizar la magnitud de un problema que afecta a más de 400.000 personas en España y cuya prevalencia va en aumento, especialmente entre jóvenes y adultos en edad laboral activa.

¿Qué son los TCA y a quién afectan?

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) engloban patologías como la anorexia nerviosa, la bulimia, el trastorno por atracón o la vigorexia, entre otros. Aunque durante años se han vinculado principalmente a adolescentes, hoy sabemos que los TCA no entienden de edad, género o estatus social: afectan a mujeres y hombres, adolescentes y adultos, y pueden cronificarse si no se diagnostican y tratan a tiempo.

La anorexia nerviosa se caracteriza por una restricción extrema de la ingesta y una distorsión severa de la imagen corporal, mientras que la bulimia alterna episodios de ingesta excesiva con conductas compensatorias como el vómito o el abuso de laxantes. El trastorno por atracón se manifiesta a través de ingestas compulsivas recurrentes sin posterior compensación, y la vigorexia —reconocida hoy como un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)— implica una obsesión patológica por el ejercicio físico y el desarrollo muscular.

 

Una realidad en cifras

Según datos de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y de la Fundación Fita, la prevalencia de los TCA en España sigue creciendo, con un repunte tras la pandemia y una incidencia notable en la población adulta. Se calcula que hasta un 9% de la población sufrirá algún TCA a lo largo de su vida. La mayor parte de los casos se detectan en mujeres (un 90%), aunque los varones afectados aumentan año tras año.

¿Qué señales deben alertarnos?

La detección temprana es clave para evitar que el trastorno se cronifique. Algunos signos de alarma son la preocupación excesiva por el peso y la figura, cambios drásticos en la alimentación, aislamiento social, alteraciones en el estado de ánimo, o conductas obsesivas con el ejercicio. Es fundamental no minimizar estos síntomas ni caer en el estigma: los TCA no son “caprichos”, sino enfermedades complejas que requieren de intervención médica, psicológica y, en muchos casos, familiar.

 

El papel de la sociedad y la familia

El entorno social y familiar es determinante tanto en la aparición como en la recuperación de un TCA. Factores como la presión estética, el perfeccionismo o la autoexigencia, junto a la exposición continua a mensajes y modelos poco realistas en redes sociales y medios de comunicación, incrementan el riesgo de desarrollar estos trastornos. Por ello, la prevención debe comenzar desde la educación emocional y la promoción de una imagen corporal saludable y realista.

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Tratamiento y esperanza

La recuperación es posible con un abordaje profesional e interdisciplinar que combine intervención médica, terapia psicológica y apoyo familiar. Organizaciones como la Asociación Española para el Estudio de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (AEETCA) y la Fundación Fita ofrecen recursos y orientación para quienes atraviesan esta problemática y sus familias.

La sensibilización y la eliminación del estigma social son pasos imprescindibles para que más personas se animen a pedir ayuda. El Día Mundial de Acción por los TCA es una oportunidad para recordar que hablar, escuchar y acompañar pueden salvar vidas.

 

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